En cuanto se supo que Aparicio había modelado para la publicación con las mismas poses y ropa de marca de modelos rubias y esbeltas y, además, se aplaudía su talento y rostro, los comentarios en las redes sociales no se hicieron esperar.
Por Gardenia Mendoza
Ciudad de México, 29 de noviembre (LaOpinión/SinEmbargo).– A muchos mexicanos no les disgustó que la indígena mixteca Yalitza Aparicio fuera una parte importante del elenco en la película Roma del multi galardonado cineasta, Alfonso Cuarón (Oscar 2014), al final de cuentas, su actuación no dista de ser la “criada” de una familia burguesa de la capital del país; lo que les cayó mal fue que una revista como Vanity Fair, la pusiera a modelar.
“A la sociedad de este país le gusta ver a los indígenas como museos andantes, los pobres, los vulnerables, pero no que tengamos poder”, advierte Eufrosina Mendoza, ex presidenta de la comisión indígena en la Cámara de Diputados y actual secretaria de Asuntos Indígenas en Oaxaca, de donde es oriunda Yalitza. “Cuando ven que uno de nosotros sobresale por su talento buscan la forma de atacarlo”.
En cuanto se supo que Aparicio había modelado para la publicación con las mismas poses y ropa de marca de modelos rubias y esbeltas y, además, se aplaudía su talento y rostro, los comentarios en las redes sociales no se hicieron esperar.
Mensajes punzantes, hirientes, que revelan mucho del racista que el mexicano lleva dentro: “Me da asquito”, escribió alguno. “Gucci no puede estar haciendo ropa para esa morfología” escribió otro. “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”.
Eufrosina, quien tuvo que luchar en su propio pueblo (Santa María Quiegolani) para que se le permitiera votar y ser votada como mujer, considera que en México no se ha logrado erradicar el racismo y la discriminación principalmente por tres asuntos: los estereotipos, la educación y las malas políticas (el presupuesto ronda los 19 millones de dólares anuales supuestamente para estos fines).
Cita por ejemplo: los programas de gobierno llevan el título “asuntos indígenas”, en lugar de “desarrollo indígena”. Otro tema de lenguaje es el mote de “comunidades vulnerables” cuando lo que son pueblos “con falta de oportunidades”.
Pero el peor de los fracasos de la política pública está en haber dejado a los medios de comunicación sin presiones para cambiar estereotipos de belleza.
“Hay cuotas de género y cuotas indígenas en el congreso porque sólo así se van abriendo las oportunidades, entonces, ¿por qué no tenemos los indígenas cuotas en la imagen que ofrecen los medios de comunicación y la publicidad?
Para Mauricio Farah, especialista en Derechos ex visitador de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, la xenofobia de un mexicano hacia otro tipo de mexicanos es preocupante porque “dice mucho del desprecio que tiene de sí mismo” y de la “pequeñez mental” y de la falta de educación.
“Necesitamos una educación que nos haga mirarnos hacia dentro y nos libere de los estereotipos que nos imponen y que la gente los toma como si esos fueran los valores de la sociedad impone estereotipos de belleza (blandos, rubios) en la que la gente se va con esos estereotipos considerando que son los valores de la sociedad y quien termina agraviada es toda la sociedad mexicana”.