Isabel Mazarro Gómez de Santiago se casó en Guanajuato con Escobar Poblete, un ex guerrillero chileno prófugo desde 1991 por encabezar un grupo terrorista de ultraizquierda en su país, autor de un secuestro y un asesinato. La española fue partícipe de las actividades del grupo que liderada su esposo, conocido por “secuestrar a ricos y encerrarlos durante meses en ataúdes con música a todo volumen hasta que sus familias accedieran a pagar un rescate”.
Ciudad de México, 29 de octubre (SinEmbargo).- La española Isabel Mazarro Gómez de Santiago fue detenida en su país tras huir de México, donde era buscada por pertenecer a una banda de secuestradores– liderada por su esposo, el ex comandante chileno Raúl Julio Escobar Poblete –, que mantenía a sus víctimas escondidas en ataúdes.
El pasado 30 de mayo, Escobar Poblete, un ex guerrillero chileno prófugo desde 1991 por encabezar un grupo terrorista de ultraizquierda en su país, autor de un secuestro y un asesinato, fue detenido en San Miguel Allende, Guanajuato, donde radicaba desde hacía más de una década junto con su familia.
En ese estado, Raúl Julio formó otra banda especializada en secuestros que retenía a sus víctimas durante el cautiverio dentro de ataúdes. Para justificar su alto estatus económico, el chileno declaró dedicarse a los negocios inmibiliarios.
De acuerdo con el diario El País, Isabel Mazarro llegó a Guanajuato desde hace seis años junto a su hijo, su hermana y otros miembros de su familia “en busca de fortuna”. Fue ahí donde conoció a Escobar Poblete, con quien finalmente contrajo nupcias.
El día de su detención, el chileno se cercioraba de que el dedo que cortó a una mujer secuestrada llegara a sus familiares, a quienes exigía un pago de 6 millones de dólares. La víctima era Nancy Michell Kendall, una jubilada de origen estadounidense que pasó dos meses y medio privada de su libertad en un ataúd.
Las autoridades comenzaron a buscar a Isabel Mazarro luego de que su pareja le hizo una llamada desde la comisaría para encargarle “soltar el paquete del cajón”, es decir, liberar a la víctima.
La española, de 39 años de edad, llevaba una vida de opulencia, aparentemente tranquila. Vivía en una enorme casa de dos plantas y en su tiempo libre practicaba yoga. Tras la detención de su cónyuge, a Isabel Mazarro no le constó trabajo escabullirse de las autoridades mexicanas.
Logró viajar sin ningún problema a su país– debido a que aún no se dictaba la orden de detención internacional–, una vez allá, se ocultó en una propiedad de su hermana en Llantones, una aldea de poco más de 150 habitantes, y nadie sabía de su paradero.
Fue hasta el 25 de septiembre pasado que la Procuraduría General de la República (PGR) envío una petición a la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil para que detuvieran a la mujer.
Las autoridades españolas la buscaron en primera instancia en Madrid, su lugar de origen, sin embargo, no la hallaron ahí y tuvieron que rastrearla hasta Llantones, donde finalmente fue detenida mientras paseaba con su hijo y dos perros.
Los agentes españoles le pidieron que se identificara y ella lo hizo con su nombre real, pues desconocía que en México la buscaban por secuestro.
Gómez de Santiago también es reclamada por la justicia de Estados Unidos por el delito de secuestro agravado, y, en ese país, podría enfrentar hasta 90 años de cárcel.