La paella refleja la riqueza y diversidad de las regiones españolas y sus ingredientes locales.
Ciudad de México, 29 de septiembre (SinEmbargo).- Como uno de los emblemas culinarios más destacados de España, la paella se presenta en una impresionante variedad de estilos y versiones.
El 20 de septiembre se celebró Día Mundial de la Paella, con esto en mente, Walmart Express compartió con los lectores de Mundano, carácter de algunos tipos de paella:
Valenciana: es la más conocida y como su nombre lo dice, proviene de esta región. Se prepara con pollo y conejo, ejote, alubia, tomate, aceite de oliva, azafrán y pimentón. En algunas versiones se le agrega caracoles, sin embargo, es la que marca el estándar para todas las demás y es la más tradicional.
Mariscos: ideal para los amantes del mar. Se elabora con camarones, mejillones, calamares, langostinos y almejas, en lugar de carne. El fondo de pescado y el azafrán le dan un sabor profundo y sabroso que resalta el frescor del mar.
Mixta: una fusión deliciosa que combina carne roja y azul, junto con verduras como pimientos y guisantes. Es una de las versiones más flexibles y comunes, especialmente en restaurantes turísticos.
Vegetariana: esta opción se adaptada para personas que no consumen proteína animal. Los ingredientes son completamente vegetales, aunque pueden variar según la temporada: pimientos, alcachofas, chícharos, habas, espárragos junto con arroz, caldo de verduras y azafrán. Es una opción ligera y fresca, pero igual deliciosa.
Negra: conocida por su distintivo color. Se realiza con tinta de calamar, que le da un sabor único y profundo. Se hace generalmente con el caldo de calamares, sepia y otros mariscos, que, en conjunto con el ajo y el arroz adquiere un toque intenso y peculiar.
Montaña: conocida también como paella de interior, es una variedad de zonas alejadas de la costa que utilizan productos de la tierra. Incluye ingredientes como: cerdo, conejo, pato hasta embutidos, setas o champiñones, pimientos y algunas veces caracoles. El arroz suele cocerse en un caldo de carne, por lo que en paladar se puede apreciar notas más rústicas y robustas.