Artes de México

El privilegio de mirar hacia abajo: una exploración visual a través de El banquete de las banquetas

29/09/2019 - 12:01 am

La importancia de esta obra no radica sólo en la elección de gamas de colores, el tiempo de exposición ni el enfoque. El mensaje que está transmitiendo Newman es el del privilegio de mirar hacia abajo, pero no cualquier mirada ni en cualquier lugar. Las fotografías están tomadas en París, una ciudad que se mira hacia arriba, hacia la Torre Eiffel, el Arc de Triomphe, los techos de las basílicas. Por lo tanto, mirar hacia abajo es una forma de rebelarse contra esa eterna tortícolis sumisa que ocasionan las grandes ciudades.

Por Sara Odalys Méndez

Ciudad de México, 29 de septiembre (SinEmbargo).- Cuando me entregaron El banquete de las banquetas para reseñarlo, varias fotografías del interior del libro se desperdigaron por el suelo. No las recogí enseguida. Me quedé viendo una en específico: la de la sombra sobre la banqueta de una figura con sombrero. Cayó justo enfrente de mí, como si yo hubiera sacado mi cámara y la hubiera tomado. Ahí, incidentalmente, se cumplió uno de los objetivos del libro: admiré el arte en el piso.

El flanêur tradicional que nos heredó la literatura de Baudelaire se dedicaba a caminar por la ciudad y admirar los escaparates de las calles de París, el flâneur que nos ofrece Bruno Newman se dedica a observar las banquetas de la capital de Francia. “He sido un caminante exhaustivo” comienza diciendo en su presentación, y a lo largo del libro el lector camina por las calles que podrían ser las de cualquier ciudad, pues los elementos fotografiados se caracterizan por la posibilidad de encontrarse en todas las banquetas del mundo: hojas, alcantarillas, servilletas, fruta, animales y grafitis. Su andar no es de admiración por lo que lo rodea ni por la modernización: Newman sabe que eso lo hemos dejado atrás hace tiempo, las ciudades ya no se observan por el impacto de la tecnología ni de su arquitectura; su mirada es de escrutinio profundo y de curiosidad por lo ignorado.

D.R. ©Bruno Newman, en El banquete de las banquetas, colección Artes de la Mirada, Artes de México, 2006.
D.R. ©Bruno Newman, en El banquete de las banquetas, colección Artes de la Mirada, Artes de México, 2006.

El libro como objeto está compuesto de dos pequeños tomos ubicados uno enfrente del otro, lo que permite abrir cada uno en la misma página correspondiente y admirar un paisaje amplificado de una banqueta, observar en la esquina inferior izquierda una alcantarilla, mientras en el centro se ven algunas hojas secas o un mensaje rallado con esténcil. El ejemplar se puede poner en el piso, abrirlo de par en par y concebir ese pequeño espacio como una instantánea de las calles de París, como si esos empedrados pudieran ser parte de un departamento en la Ciudad de México.

La disposición de las fotografías en el libro responde no sólo a un cuidado editorial que permite la apreciación de las imágenes de manera atenta y minuciosa: la propia naturaleza de las fotografías pide que sean acomodadas de esa forma: “un collage de páginas impresas, rayadas y quemadas por la rabia de un artista, un caballo fogoso brotando de de alguna prehistoria, unos dibujos chinos, un broche de cordón dorado”, describe Gérard Fontaine en el prólogo de la obra. Las propias fotos se entremezclan creando banquetas inexistentes, de cuadras a kilómetros de distancia unidas tal vez por el color del cemento o el moho del concreto.

D.R. ©Bruno Newman, en El banquete de las banquetas, colección Artes de la Mirada, Artes de México, 2006.
D.R. ©Bruno Newman, en El banquete de las banquetas, colección Artes de la Mirada, Artes de México, 2006.

Los objetos en el piso no son lo único que Newman encuentra fotografiable, su mirada va más allá de las cosas que uno se encuentra tiradas por ahí: realiza un zoom a los pequeños detalles de la acera, analiza la composición del cemento y lo fotografía, lo que da como resultado una exploración a los pequeños puntos. Es una oda a lo terrenal y lo nimio. Este enfoque en lo pequeño permite que las imágenes se entremezclen entre sí y creen un flujo de pasos en donde las imágenes se superponen hasta crear una idea caleidoscópica de lo que es la ciudad.

La importancia de esta obra no radica sólo en la elección de gamas de colores, el tiempo de exposición ni el enfoque. El mensaje que está transmitiendo Newman es el del privilegio de mirar hacia abajo, pero no cualquier mirada ni en cualquier lugar. Las fotografías están tomadas en París, una ciudad que se mira hacia arriba, hacia la Torre Eiffel, el Arc de Triomphe, los techos de las basílicas. Por lo tanto, mirar hacia abajo es una forma de rebelarse contra esa eterna tortícolis sumisa que ocasionan las grandes ciudades. Todas las personas volteamos hacia arriba para admirar el lugar en donde estamos, pero en el piso es donde se encuentran los rastros del lugar, de sus caminantes, lo que se come y se desecha. Newman encuentra la forma de hacer una antropología de la ciudad a través de la limpieza de las banquetas, de lo que la gente decide tirar y de lo que decide grafitear.

“Yo pa’rriba volteo muy poco, tú pa’abajo no sabes mirar” es la frase que abre el libro. Porque para abajo muchos no sabemos mirar y en estos tiempos de rascacielos, monumentos inmensos y aviones, es un privilegio tener la oportunidad de mirar hacia el piso, privilegio que nos comparte Newman en su exploración de París.

Consigue el libro El banquete de las banquetas a través de la página web de la editorial https://catalogo.artesdemexico.com/productos/el-banquete-de-las-banquetas/

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