“La enfermedad es una orden de destierro”: Rafael Pérez Gay

29/09/2018 - 12:05 am

Su libro que termina la trilogía, Perseguir la noche (Planeta), es tremendo y delicioso. No sólo narra la enfermedad, el dolor, sino también a su familia venida a menos y la ciudad en manos de unos poetas modernistas. Alguna vez -afirma Rafael Pérez Gay- sacará el libro con los tres: Nos acompañan los muertos, El cerebro de mi hermano y Perseguir la noche. La historia de una voz que también ha encontrado en la autoficción su gran estilo.

Ciudad de México, 29 de septiembre (SinEmbargo).- “La vida está hecha de diversos caminos. Cada cosa puede ocurrir de una forma y también de otra. Todos hemos pasado alguna vez por un acantilado desde donde vemos la ciudad de nuestra existencia. A lo lejos se ve el trazo de la avenita central de la familia, las calles de los amores imposibles, los callejones de los sueños rotos, los monumentos de nuestros muertos, el gran teatro de la historia, la catedral de la memoria, la plaza de la enfermedad. De ese acantilado y esa ciudad trata este informe”.

Así empieza la última parte de la trilogía que tanto hemos disfrutado y tanto hemos padecido del escritor Rafaél Pérez Gay (1957), luego de haber leído Nos acompañan los muertos y El cerebro de mi hermano.

En este libro Perseguir la noche (Planeta) es también perseguir la muerte, perseguir a esos seres que ya no están, intentar hacerse escuchar en la noche más larga de la soledad y relatar, porque en cierto modo Rafa es un “salvado”, la lucha contra el cáncer.

Cuenta la enfermedad y su exponente: el dolor. La novela que nunca ha escrito y la caminata del grupo de los poetas modernistas por las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México.

“En Nos acompañan los muertos, Rafael Pérez Gay elabora un “informe” entre biográfico y literario sobre el fallecimiento de sus padres; en El cerebro de mi hermano, sobre el de su hermano; en esta tercera entrega de la trilogía (que podríamos llamar “Informes de la muerte”), el autor analiza con las herramientas de la literatura su propio acercamiento con el cáncer y la fatalidad”, dice la sinopsis. Pero también habla de la vida, más allá del deterioro. Y eso es genial.

Un libro donde el autor también persigue la vida. Foto: Especial

–Una narración del dolor, de la enfermedad, pero Perseguir la noche es también perseguir la vida

–Exacto, es así como dices. Me parece que Perseguir la noche encierra varias noches. Una noche en otras, en un grupo de escritores de principios del siglo XX. Perseguir la vida y en parte perseguir el sueño. Esta es la última pieza de un tríptico indeseado y que ahora cierra con la enfermedad del narrador que trae una larga subtrama de otra noche, de una novela que el narrador ha pretendido escribir durante mucho tiempo. Justo cuando toma la decisión de empezar a hacerlo le diagnostican cáncer.

–¿El dolor es más insoportable que la muerte?

–El dolor es mucho más terrible, porque la muerte viene un día y te sorprende. Justo ayer me topé con una línea de Jaime Sabines: “Durante mucho tiempo alguien me susurraba al oído: vive, vive, vive, era la muerte”. Es un poco la idea de esta pieza narrativa, de este informe. Fíjate que el dolor es un episodio de enloquecer a cualquiera y que solo se mitiga de dos formas, con las drogas fuertes o con un poco de locura, de delirio. Todo aquel que ha sentido ese dolor intenso sabe que esto que estoy diciendo es totalmente cierto. Ahí fue cuando me puse a leer libros sobre la historia del dolor, si tuviéramos dolor y pudiéramos ir con alguna receta pidiendo algún remedio de opio, seguramente venceríamos al dolor, pero esos antídotos no son tan fáciles de conseguir.

Recuerda a Jaime Sabines en una ciudad que emerge de la noche. Foto: Cortesía Omar Torres AFP

–¿La locura es una falta de dolor total?

–Sí, creo que sí. La locura es la ausencia de dolor porque te olvidas de ese dolor, no sólo del dolor físico sino del dolor de la mente. Está poco estudiado, tiene pocas soluciones, aunque la vida química nos ha librado de muchos antídotos para luchar con eso.

–¿Qué dirías del Alzheimer?

–Es dolor al inicio, pero al final es la sedación completa. El dolor es de quien te rodea y debe ser un dolor terrible.

–¿Conoces muy bien la ciudad y odias Las Lomas?

–Odié desde muy temprano Las Lomas porque significa en mi informe negro el enfrentarse a una familia venida menos, a unos padres cuyo amor estaba a punto de extinguirse. Eso significaba para el narrador el sentirse expulsado de la vida. La Ciudad de México es una ciudad desigual, que impone sus desigualdades cada día y eso lo podemos vivir cualquiera que por ella ha caminado. En este libro hay tres niveles narrativos, uno es el de la enfermedad, el dolor, hay otro nivel y otra noche es aquella a la cual se evade para olvidar su enfermedad y en esa evasión hay una ciudad histórica y hay un tercer nivel, que es la noche de la infancia y de la familia. En esos tres niveles transcurre el informe oscuro.

–¿Tu mirada sobre la enfermedad obliga a pensar en esa gente ida del mundo pero que está al lado nuestro?

–Sí. La enfermedad es antes que nada es una orden de destierro. Nos mudamos de la salud para habitar el mundo oscuro de la enfermedad, el dolor, el miedo. Yo he estado cerca de enfermos muy graves, sólo hay algún modo de que la enfermedad no te devore antes de tiempo y el hecho es que enfrentes a ella. En el caso del narrador tuvo la suerte que había un camino de regreso. Hay que verla de frente y verla a los ojos, sólo de ese modo puedes desactivar el carácter diabólico de la enfermedad.

–¿Describes a tus hijos con cierta condescendencia? Son jóvenes…

–Te recuerdo que esto ocurrió cuando ellos eran casi niños. Hoy son adultos y no sé qué van a decir de mi libro. Mi hija empezaba a estudiar medicina y mi hijo era un adolescente. Uno de los dolores más incisivos de esa enfermedad es que te puedes despedir de esos seres queridos, pero como dice el narrador: un padre es un padre y no te desmoronas.

–Describes mucho a Delia, ¿las parejas en la enfermedad se solidifican?

–O se desmoronan. Puede pasar una de las dos cosas. Por eso, dice el narrador, no quise comunicarle a mis padres. Ahora, te voy a decir algo, me equivoqué en eso.

–Yo además preferiría que el olvido no me lo den mis seres queridos

–Tienes razón.

–Mancera ha hecho en Polanco unos edificios enormes, que se van a gastar todo el agua

–Esta ciudad implica un enorme desafío y un enorme reto. Un reto de agua, ante los sismos, un desafío ante la electricidad, a veces tengo la sensación que la ciudad pende de un hilo. La violencia ha entrado con tanta ferocidad ante nosotros. Los gobernantes de esta ciudad no han tomado con suficiente seriedad la mayoría de los temas. No hablo sólo de Mancera, sino de todos. Es una ciudad que surge tarde a la democracia.

–Recién ahora la van a nombrar Estado

–Efectivamente. Esa ciudad tiene sus desafíos y también me parece que así funciona. Percibo una ciudad que transita al borde de un abismo. Las voces de la profundidad de la tierra nos recuerdan que aquí tiembla. No reconocer las voces la historia, de esos lagos, es tremendo. Eso pienso de la ciudad. ¿Qué desearía? Que la vocación democrática intentara reducir la desigualdad. Que tuviéramos funcionarios que estuvieran preparados para cada tema que van a regir. Los cárteles han tomado todos los corredores donde se pueden vender y lo que vemos todos los días son ejecuciones ligados al narco. La candidata electa, Claudia Sheinbaum, tendrá muchos desafíos por resolver.

–¿Tienes confianza en ella?

–No la conozco profundamente. Fue una gente muy cercana a Andrés Manuel López Obrador. Es una académica importante y eso lo reconozco por voluntad con conocimiento. Es honesta, un buen principio para empezar.

Como dice el narrador: un padre es un padre y no te desmoronas. Foto: Cortesía Omar Torres AFP

–¿No tienes confianza en Andrés Manuel López Obrador?

–No comparto la esperanza que tiene la gente. Me gustaría que el proyecto del presidente electo fuera exitoso, pero no veo cómo será exitoso el tema de repartir dinero. No quiere cobrar impuestos.

–¿La austeridad republicana está bien?

–Sí. Me recuerda a Luis Echeverría y un poco a la renovación moral de Miguel de Lamadrid. No sé si este proyecto que consiste en devolverle al pueblo lo que le corresponde llegue a la orilla de la democracia y del crecimiento. Plantea reducir la inseguridad en un 30 por ciento, pero no veo el Plan de Seguridad. Me parece que defender a la burocracia es impopular, pero despedir a más de 70 mil personas es tremendo y a los que queden le van a bajar el sueldo a la mitad.

–¿Harás un libro con los tres?

–Sí, lo pensé. A lo mejor podrá leerse como una historia que se conecta.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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