El Estado de México, Tamaulipas y Jalisco concentran el 39.3 por ciento de los casos de desaparición de niñas, niños y adolescentes a nivel nacional, informó la Red por los Derechos de la Infancia en México al presentar este lunes la investigación “Infancia cuenta 2022: Niñez y desapariciones”.
Ciudad de México, 29 de agosto (SinEmbargo).– Un promedio de 17 niñas, niños y adolescentes desaparecieron cada día en México durante el 2021. Muchos de ellos fueron a parar en manos de grupos criminales, redes de trata, secuestradores y otros huyeron de sus hogares por una estrategia de sobrevivencia. En total, 17 mil 593 permanecían desaparecidos hasta el 29 de agosto del presente año.
En la presentación de la investigación “Infancia cuenta 2022: Niñez y desapariciones”, la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) reportó que desde 1964 han sido reportadas como desaparecidas 87 mil 436 personas de entre 0 y 17 años de edad.
Una de cada cinco infancias que siguen desaparecidas eran del Estado de México, para un total de tres mil 908, seguido por Tamaulipas (mil 772) y Jalisco (mil 233). Estos tres estados concentran el 39.3 por ciento de los casos de desaparición de niñas, niños y adolescentes a nivel nacional.
“Queremos dimensionar como problema público estas violaciones a derechos humanos y que la forma de vivir estas problemáticas esté al mismo nivel de la urgencia de las grandes violaciones a derechos humanos que sufren las personas adultas porque sabemos que no siempre las violaciones a los derechos humanos que vive la niñez se viven con la misma urgencia”, dijo en la presentación la directora de la organización, Tania Ramírez.
Los datos analizados por la REDIM, con base en cifras del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no Localizadas, muestran que dos de cada tres menores de edad que fueron reportadas como desaparecidas eran mujeres, mientras que tres de cada cuatro eran adolescentes de entre 12 y 17 años de edad.
Aunque ocho de cada 10 niñas, niños y adolescentes son encontrados con vida, no existe un reporte de las autoridades que dé cuenta si fueron víctimas de algún tipo de delito, dijo REDIM.
“Las desapariciones de niñas, niños y adolescentes aumentaron significativamente a partir del inicio de la ‘guerra contra el narco’ en el 2006: únicamente en 2007 se registraron 145 desapariciones de personas de 0 a 17 años, una cifra equiparable a la cantidad de desapariciones (…) registradas de 1964 a 2006, 162 en total”, apuntó.
En la presente administración de Andrés Manuel López Obrador se han reportado 23 mil 859 niñas, niños y adolescentes como desaparecidas, no localizadas o localizadas desde el 1 de enero de 2019 al 29 de agosto, de los cuales seis mil 337 continúan desaparecidas.
Tan sólo 2021 fue el año con más casos de desaparición de personas de 0 a 17 años, con una cifra histórica de dos mil 087 menores de edad no localizados.
Entre las principales causa de desaparición de menores de edad se encuentran: el reclutamiento para grupos criminales, principalmente a través de redes sociales como Instagram y TikTok; el secuestro; la integración a redes de trata con fines de explotación sexual o laboral; y la desaparición voluntaria donde las infancias huyen de situaciones de violencia en sus hogares o comunidades.
A esto se suma una modalidad nueva de desaparición que carece de registro exhaustivo, remarcó la organización, llamada “desaparición intermitente”, que es cuando niñas, niños y adolescentes desaparecen en más de una ocasión durante un mismo periodo de tiempo. En Jalisco, 69 menores de edad cayeron en este rubro en el 2021.
IDENTIFICAN FALLAS EN PROCESOS DE BÚSQUEDA
El estudio evidenció la existencia de una “profunda desatención” en la crisis de desapariciones, que atraviesa a las infancias en dos sentidos: por un lado, quienes son familiares de una persona desaparecida; por el otro, los mismos niños, niñas y adolescentes que desaparecen.
En el caso de Jalisco, por ejemplo, la organización de derechos de la infancia detectó que las alertas de búsqueda no se aplican debidamente, ni los protocolos de búsqueda.
“Los datos recabados confirman también graves problemas de comunicación entre las fiscalías a cargo y las comisiones de búsqueda tanto nacional como locales. En consecuencia, la falta o negación de información entre instituciones está obstaculizando el acceso a la verdad y complejiza aún más la posibilidad de hacer búsquedas efectivas”, anotó REDIM.
En este sentido, la Red instó a las autoridades a crear unidades de análisis de contexto en todas las fiscalías especializadas y comisiones locales de búsqueda que aporten datos sobre las circunstancias de la desaparición; incluyan a las comisiones locales de búsqueda en las coordinaciones estatales de la Alerta Amber y a la Comisión Nacional de Búsqueda en el Comité Nacional del Programa Alerta Amber para no tener que esperar a que la Fiscalía correspondiente detone la alerta.
Asimismo, consideró importante capacitar a las autoridades involucradas en la aplicación del Protocolo Adicional de Búsqueda de Niñas, Niños y Adolescentes (PABNNA); armonizar entre protocolos para las infancias (PABNNA, Alerta Amber y Protocolo Alba); hablar sobre el tema de desaparición de personas en los contenidos impartidos por las escuelas de la Secretaría de Educación Pública (SEP) para visibilizar la problemática, entre otras recomendaciones.
NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES SE SUMAN A LAS BÚSQUEDAS
Además de la desaparición de niñas, niños y adolescentes, el estudio de REDIM dio luz sobre otra manera que la desaparición de personas atraviesa a las infancias: cuando un ser querido suyo no es localizado y los menores de edad se suman a la búsqueda.
Al respecto, participaron Montse, quien busca a su hermana Andrea desde hace ocho años, desaparecida en Ecatepec; y Sebastián, cuyo hermano fue visto por última vez en el estado de Puebla.
“Cuando vives un evento así, te das cuenta que hay más allá de lo que tú sabías”, expresó Montse, quien se sumó junto con su hermana Jade a la búsqueda de su segunda hermana, Andrea.
La adolescente compartió que al momento de que su familia empezó a dar entrevistas sobre los hechos, fue acusada de intentar monetizar la situación; al hablar sobre la desaparición de su hermana, Montse y sus familiares vivieron procesos de revictimización y estigma, además de que la búsqueda cobró factura a su familia porque cambiaron las dinámicas del hogar y las tareas de cuidado de su hermana menor, que tenía tres años al momento de los hechos, recayeron en gran parte sobre ella.
Tanto Monste como Sebastián hicieron un llamado a la sociedad a ser empáticos y no estigmatizar sobre la desaparición de un familiar.