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Alejandro Páez Varela

29/07/2024 - 12:08 am

“El Mayo”, la DEA y AMLO: preguntas clave

Antes de preguntarnos si la DEA violó territorio nacional (que es muy importante) y antes de preguntarnos si eso fue o no una afrenta contra el Presidente de México (creo que todo el operativo de la DEA tuvo la intención de dañar a López Obrador), ¿no será necesario preguntarnos primero en manos de quién está la lucha contra el crimen organizado si uno de los tres hombres más buscado del planeta puede cruzar medio México, secuestrado o no, por aire y por tierra, y no ser detectado por los aparatos de inteligencia y por decenas de retenes?

La historia nos dice que Andrés Manuel López Obrador no es del tipo de líderes que reparta culpas entre su equipo. Todo lo contrario. A veces defiende gente que no lo merece. Pongo dos ejemplos: Ana Gabriela Guevara y René Bejarano; pero hay muchos, muchos más. Hay quienes se han aprovechado de esa debilidad del Presidente y lo dejan asumir culpas antes que aceptarlas, al menos públicamente. Y creo que eso genera vicios: Alejandro Gertz Manero nunca explicará su ineficiencia porque no siente esa presión en tanto tenga por paraguas a su amigo, el líder de la izquierda.

Lo que digo es muy conocido. También es conocido que cuando AMLO le agarra tirria a alguien, se la agarra y no lo olvida, así pasen décadas. No va por la vida montado en el tren de la venganza, pero aplica el “ni perdón ni olvido” aunque diga lo contrario: si alguien se atraviesa en su vía le magulla un pie.

Lo anterior es mi manera de abordar el caso de Ismael “El Mayo” Zambada y el hijo de “El Chapo”, Joaquín Guzmán López. Da para repartir regaños, por supuesto, pero no veo al Presidente haciéndolo y se explica en él mismo; en el tipo de líder que es, que no reparte culpas en su equipo.

Pero primero lo primero.

***

Partamos de esto: La DEA hará todo lo que esté a su alcance para vengarse de López Obrador; quiere manchar su honor porque sabe que es la única manera de debilitarlo, luego acosarlo y después hacerle algo. Y como las filtraciones recientes a periodistas de su confianza no pudieron comprobarle nada; y como lo publicado desde enero hasta la fecha sólo ha acentuado su papel de agente desestabilizador en México, entonces la DEA se movió en territorio mexicano. AMLO ya se va. Imagino a los funcionarios de la DEA intentando darle “su despedida” en venganza por mantenerlos a raya.

En este punto es cuando cabe esta otra pregunta: la captura de los dos capos, ¿es un ninguneo de la DEA al Presidente de México? Estoy completamente seguro de que la agencia quisiera ningunearlo, pero antes se necesita responder a otras preguntas. Una de ellas: ¿Violó la DEA suelo soberano en la operación que derivó en el arresto de “El Mayo” Zambada para mandar el mensaje de que ningunea al Presidente de México?

Antes incluso de las dudas anteriores se requiere analizar algunos escenarios. Importa mucho preguntarse, por ejemplo, si se viene una jornada violenta al interior del Cártel de Sinaloa. Habría que esperar. El hijo mayor de “El Mayo”, Jesús Vicente Zambada Niebla,​ alias “El Vicentillo”, declaró en contra de la cabeza de la familia Guzmán, Joaquín “El Chapo” Guzmán, para salvar el pellejo. Dio santo y seña de sus operaciones, y algunos incluso creen que entregó más información de lo que requería para obtener beneficios.

En aquél entonces no hubo violencia en territorio mexicano. Se entendió que el muchacho tenía que salvarse y que el otro estaba hundido.

Ahora es un hijo de “El Chapo”, Joaquín Guzmán López, el que se va contra la cabeza de la familia Zambada. Lo que se dice es que fue él quien entregó a “El Mayo”. Y sí hay fuertes diferencias entre aquello y los sucesos de las últimas horas. Y faltan los detalles finos para entenderlo bien.

Para empezar, “El Vicentillo” entregó en una Corte de Estados Unidos a un hombre perdido: “El Chapo”. Guzmán López, en cambio, habría entregado a un hombre que disfrutaba de su libertad: “El Mayo”. 

Ahora sí volvamos a una de las primeras preguntas de este texto: la DEA, ¿participó en el secuestro –todo dice que fue secuestro– de “El Mayo” en territorio mexicano o simplemente facilitó todo: un piloto, una aeronave, ruta aérea y hasta compró autoridades para que un hombre atado pudiera salir del país?

Es claro que la DEA organizó la operación pero, ¿operó directamente en suelo mexicano en abierto desafío al Gobierno de López Obrador?

Que “El Mayo” saliera de Hermosillo (según Rosa Icela Rodríguez, próxima Secretaria de Gobernación) puede significar que vivía en la capital de Sonora o no. En cualquier escenario, sea sí o sea no, las autoridades de distintos niveles le deben esa explicación al Presidente.

El escenario 1, en el que el capo de capos vive en Hermosillo, obliga a preguntarse quién le daba protección. Alfonso Durazo fue Secretario de Seguridad antes de que fuera el Gobernador de Sonora. ¿Tuvo en sus narices a uno de los criminales más buscados del mundo y “no se dio cuenta”? Cualquiera podría decir: sí, sabía. O no, no sabía y por eso Sonora está en llamas y por eso abandonó al Presidente en las tareas de seguridad cuando apenas iniciaba el sexenio. En este escenario, Durazo le debe una explicación no sólo al Presidente, también a Rosa Icela Rodríguez.

Ahora, el otro escenario, el 2, tampoco hace quedar bien a Durazo, y al Ejército y a la Marina. Digamos que “El Mayo” Zambada vivía en la sierra de Sinaloa. Marquemos un cuadrante que tenga sentido: se escondía entre Culiacán, Cosalá, Canelas, el municipio de Guadalupe y Calvo (en Chihuahua) y Surutato; una especie de huevo deforme donde Badiraguato o Culiacán funcionan como centro de abastecimiento y operaciones. Digamos que incluso se movía –y aquí amplío el cuadrante– hasta Choix, El Fuerte, Los Mochis y Pericos, y hacia arriba hasta Baborigame (en Chihuahua).

Es más: digamos que “El Mayo” vivía en Los Mochis a la luz de todo mundo, y que de allí partió hacia Hermosillo por tierra.

¿Cómo pudo burlar seis o siete horas de carreteras en un territorio en guerra y con supuestos retenes para supuestamente detener capos y confiscar drogas?

Bueno, pues en la explicación de cómo le hizo “El Mayo” o cómo le hizo el hijo de “El Chapo” para cruzar territorios de Sinaloa y Sonora con destino al norte está la explicación al por qué seguimos siendo grandes exportadores de drogas. Y esa explicación brinca a la duda razonable de qué papel juegan en esto Rubén Rocha Moya y el propio Durazo; los jefes militares de Ejército y Marina, y la cantidad infame de guardias nacionales y policías estatales y locales que operan en la zona.

El hecho de que “El Mayo” cruzara una buena parte del territorio mexicano sin que fuera detectado por la inteligencia mexicana hace ver muy mal a las autoridades involucradas en la lucha contra el crimen organizado, e incluso ya hace irrelevante que la DEA hubiera tomado parte activa en el presunto secuestro.

Entonces, antes de preguntarnos si la DEA violó territorio nacional (que es muy importante) y antes de preguntarnos si eso fue o no una afrenta contra el Presidente de México (que yo creo que todo el operativo de la DEA tuvo la intención de dañar a López Obrador), ¿no será necesario preguntarnos primero en manos de quién está la lucha contra el crimen organizado si uno de los tres hombres más buscado del planeta puede cruzar medio México, secuestrado o no, por aire y por tierra, y no ser detectado?

Ismael Zambada cruzó, sin detonar alguna alarma, una extensión territorial parecida a la que hay entre Ciudad de México y la capital de Guatemala. ¿No les parece que varias autoridades deben darle una gran explicación al Presidente, e independientemente de que él la quiera compartir o no, también deben dársela a los ciudadanos mexicanos?

***

Los núcleos opositores (medios, políticos, intelectuales, académicos, etcétera) buscarán personalizar en López Obrador lo que ha pasado con “El Mayo”. Intentarán que se vea como un ninguneo al Presidente y a su Gobierno, porque eso es y ha sido siempre lo más importante para ellos: que el líder de izquierda quede mal, tenga culpa o no.

A mí me parece que construye más buscar respuestas para que el próximo Gobierno, el que inicia en unas semanas, aprenda y ejecute.

Una de las preguntas clave es cómo impactará el arresto de “El Mayo” Zambada (y el hecho de que un hijo de “El Chapo” lo entregara) en el intento por pacificar al país; si desatará más violencia o no. 

No hay, lamento decirlo, una respuesta definitiva.

La traición contra Alfredo “El Mochomo” Beltrán Leyva provocó una ruptura profunda en el grupo criminal y una guerra con muchos muertos; la traición de “El Vicentillo” Zambada contra “El Chapo” Guzmán, en cambio, trajo un reacomodo, pero no violencia. 

La muerte en un quirófano de Amado Carrillo Fuentes siendo líder de La Federación no trajo una reacción violenta inmediatamente (salvo ejecuciones muy específicas, como las de los cirujanos), pero cuando “La Línea”, apenas un brazo armado del Cártel de Juárez, separó sus operaciones de Sinaloa, se vino una matanza tremenda, sin antecedentes en la historia criminal de México.

“La Línea” era comandada por Vicente “El Viceroy” Carrillo Fuentes y hubo un episodio aparentemente menor que detonó la guerra. Según Jesús Reynaldo “El Rey” Zambada, hermano de “El Mayo”, “El Chapo” Guzmán mandó matar el 11 de septiembre de 2004 a Rodolfo “El Niño de Oro” Carrillo Fuentes, hermano de Amado y de Vicente, porque no le dio la mano, no lo saludó. Se vino la escisión y luego la guerra que, se dice, un apretón de manos habría evitado.

En fin. No quiero aburrir o espantar a nadie con estas historias. 

Lo que quiero decir es que el arresto de “El Mayo” es un evento mayúsculo que perfectamente puede conducir a una guerra intestina que inmediatamente será aprovechada por un tercero en discordia: Nemesio Oseguera, “El Mencho”, primo lejano de la familia sinaloense y conocedor de lo que sucede adentro. Esto llevaría a su vez a un escenario en el que hay ya un solo jefe criminal en todo el territorio nacional; un hombre con una enorme capacidad para generar violencia, por otro lado.

A muchos les gustará enfatizar en que la DEA ha intentado ningunear al Presidente de México; ése será el tema de columnas, y programas de radio y televisión en las siguientes muchas semanas, ya lo verán.

Creo que sí sirve conocer, por las consecuencias internacionales del episodio, si la DEA en efecto violó suelo soberano en la operación que derivó en el arresto de “El Mayo”.

Sin embargo, creo que este episodio amerita ser analizado a profundidad para responder a una pregunta más de fondo que la anterior: ¿cómo fue que un capo de capos cruzó medio país sin ser detectado por decenas de retenes e inteligencia civil y militar, y qué explicación tienen los encargados de la seguridad nacional, tanto para el Presidente de México como para todos los mexicanos?

Alejandro Páez Varela
Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx

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