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María Rivera

29/06/2023 - 12:02 am

Hipocresías

“El dinero privado del frente opositor, es el que más debería preocupar: no el que tenga cada aspirante a la candidatura, sino el que empresarios decidan inyectar”.

“Como el proceso de ambas fuerzas políticas está en el margen de la ley, y llevándose a cabo con base en dos simulaciones, habrá un amplio margen para que estas organizaciones y empresarios metan dinero”. Foto: Cuartoscuro.

La semana pasada escribí sobre la elección del candidato presidencial en el partido Morena, querido lector, su novedoso plan para designarlo. Quién diría que la oposición se lanzaría de lleno por el mismo camino, a pesar de haber denunciado la ilegalidad del proceso morenista… y tan rápidamente. Causa risa, la verdad, porque los intelectuales y comentaristas que, en programas de opinión, se expresaban tajantemente en contra y señalaban la violación de las normas y tiempos electorales, ahora no se notan indignados ante la decisión de los partidos de oposición de hacer exactamente lo mismo. El cumplimiento de las leyes les importa menos de lo que suelen decir, sin duda. Esto es una evidencia no solo de su deshonestidad intelectual, sino de que el proceso electoral se adelantó por muchos meses y que ha empezado ya, extra oficialmente. Una vez subida la oposición en el mismo carro, es imposible que se detenga.

Así, podríamos decir que da inicio, de manera ilegal, evidentemente, y anticipadísima la campaña presidencial. Tendremos, pues, una campaña inacabable, que durará un año, entre la informalidad y la formalidad. Pero no solo inacabable y repleta de ilegalidades, también muy riesgosa. Sobre todo, porque habrá mucho dinero, no fiscalizable, que se utilizará para crear candidatos, inflar candidatos, posicionar candidatos en las redes y en los medios de comunicación, durante meses, violando la ley. Pero no solo la ley a secas, sino la propia normativa que el INE le dio a Morena y que aplicaría a la oposición. Hoy mismo, por ejemplo, la política panista que parece haber sido la designada por los poderes económicos y políticos opositores como candidata, Xóchitl Gálvez, violaba flagrantemente la ley, haciendo promesas electorales en un medio de comunicación.

De hecho, “el nado sincronizado” en columnistas y comentaristas, a favor de Gálvez habla ya de un fenómeno propagandístico creado y lanzado. No me extrañaría nada que hubiera una campaña desde los medios corporativos, para promover su imagen, desde ahora, para influir en el electorado. O se compraran campañas en redes, desde ahora. Nadie podrá fiscalizar esos gastos, ni denunciarlos.

En realidad, estaremos bajo la ley de la selva o la ley del que tenga más dinero. En Morena, hay que decirlo, al menos parecen estar acotados por una cantidad, pública y común, entregada por los partidos políticos y el INE les ha señalado una normativa.

En cambio, el dinero privado del frente opositor, es el que más debería preocupar: no el que tenga cada aspirante a la candidatura, sino el que empresarios decidan inyectar de manera indebida en los medios de comunicación y en las redes sociales, incluso contra los otros aspirantes opositores. Los hemos visto en acción durante mucho tiempo, sabemos quiénes son y cómo se manejan: creando operaciones políticas, actuando al margen de la ley. Solían ser influyentes en los gobiernos panistas y priistas, en campañas presidenciales: desde la construcción de un candidato como fue Peña Nieto, hasta la creación de campañas de desprestigio, campañas sucias, contra López Obrador.

Tal cual están las cosas en el país, no sería raro que echaran mano de cualquier recurso legal o ilegal para regresar al poder y restaurar el viejo orden que los beneficiaba. La campaña interna del frente opositor para elegir candidato presidencial les ha abierto las puertas, de par en par, para que actúen libremente e intenten manipular al electorado.

Como el proceso de ambas fuerzas políticas está en el margen de la ley, y llevándose a cabo con base en dos simulaciones, habrá un amplio margen para que estas organizaciones y empresarios metan dinero, todo lo contrario de lo que la ley les permitiría en tiempos electorales.

Por lo pronto, querido lector, parece muy obvio y claro que la parte intelectual-empresarial de la oposición ya ha definido a su candidata, y que será Xóchitl Gálvez. Al menos, parece ya la favorita de los medios, intelectuales y comentaristas que buscan posicionarla con insistencia estos días. La propia Lilly Téllez, que se bajó de la contienda, denunció que no había ningún piso parejo, y que los poderes económicos “la vieja oligarquía”, influiría en la contienda. Porque hay que recordar que “la oposición” no está formada por partidos políticos exclusivamente, ni son realmente autónomos. La oposición es, en realidad, un conglomerado de intereses económicos bajo la fachada de “sociedad civil” que usa a los partidos y políticos para acceder tanto al poder, como a los recursos del Estado. Ahora, claramente, buscan camuflarse bajo el huipil de la panista Xóchitl Gálvez.

Y es importante recordarlo, querido lector, porque ningún mexicano votó, nunca, por los socios de los partidos políticos que solían ejercer el presupuesto. Todas esas rémoras que se beneficiaban con el poder político, que a través de sus organizaciones dictaban políticas públicas (y recibían contratos, claro), empresarios por los que nadie votó, nunca, quieren regresar al poder. Quieren volver a repartirse los contratos, volver a imponerle un modelo a los mexicanos. El asunto es que nadie votó por ellos, como le decía.

Ahora, al menos, ya se toman la foto juntos. Ya es abierto: figuran en el frente opositor así que podemos saber que quienes voten por la oposición el año que entra, sea quien sea el candidato, estarán votando por ellos, aunque no figuren en la boleta. Sabemos, también, que serán ellos quienes decidirán a la candidata, porque ellos pondrán el dinero para crear su campaña publicitaria.

Y también sabemos algo ya, y de vital importancia, querido lector: está en las manos de los mexicanos que estos empresarios no regresen al poder, nunca.

María Rivera
María Rivera es poeta, ensayista, cocinera, polemista. Nació en la ciudad de México, en los años setenta, todavía bajo la dictadura perfecta. Defiende la causa feminista, la pacificación, y la libertad. También es promotora y maestra de poesía. Es autora de los libros de poesía Traslación de dominio (FETA 2000) Hay batallas (Joaquín Mortiz, 2005), Los muertos (Calygramma, 2011) Casa de los Heridos (Parentalia, 2017). Obtuvo en 2005 el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes.

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