La Senadora Xóchitl Gálvez busca encabezar la candidatura presidencial de 2024 del bloque opositor, promoviendo un discurso en el que apela a sus orígenes humildes y en el cual ha insistido en mostrarse independiente de las grandes élites. Sin embargo, la legisladora es una vieja conocida de esa élite política.
Ciudad de México, 29 de junio (SinEmbargo).– “Nos encontramos aquí, en la fiesta del Jefe Diego. Hay una gran cantidad de personajes que se dieron a la tarea de venir a visitarlo”. Con esa introducción Xóchitl Gálvez Ruiz inició un Periscope en marzo de 2016 en el que grabó a la élite empresarial y política de todos los partidos departiendo en una celebración de Diego Fernández de Cevallos, quien reclamó a la entonces Jefa Delegacional de Miguel Hidalgo haber hecho pública una reunión privada.
Las imágenes mostraban a la hoy Senadora panista, y una de las aspirantes presidenciales de la oposición, junto a personajes de lo que se conoce como la “vieja política”: a los expresidentes Carlos Salinas de Gortari y Felipe Calderón Hinojosa; a los excandidatos presidenciales Porfirio Muñoz Ledo, Ricardo Anaya, José Antonio Meade; al perredista Carlos Navarrete y a Salomón Chertorivsky, un político que ha estado en el panismo, el perredismo y que ahora integra las filas de Movimiento Ciudadano. También estaban Carlos Romero Deschamps, Raúl Salinas de Gortari, José Narro Robles, Jorge Castañeda, Luis Carlos Ugalde, exconsejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE) durante la elección de 2006, entre otros personajes como el cardenal Norberto Rivera Carrera.
Cada uno de estos personajes forma parte de lo que ha sido llamado “el viejo régimen político” al que se refirió este miércoles la Senadora Lilly Téllez al anunciar que no participará en el proceso presidencial de la oposición que ahora se denomina Frente Amplio por México. “La oposición no sólo debe ser freno del régimen autoritario sino alternativa y ejemplo. No podemos combatir la ilegalidad violando la ley, no podemos oponernos al clientelismo gubernamental echando mano del clientelismo partidista o corporativo y no vamos a contener a la nueva oligarquía morenista de la mano de los oligarcas del viejo régimen”, dijo ayer Téllez.
De hecho, la grabación de Gálvez, de unos cuantos minutos, mostró así el círculo en el que se desenvuelve la legisladora y la cercanía de las cúpulas del PRI, PAN y PRD en lo privado que en ese entonces contrastaba con la distancia que decían mantener en lo público.
“Soy un convencido de que México necesita que sus hijos sepamos entender que en la pluralidad está la riqueza de México, donde todo mundo pueda tener sus principios, sus ideas, sus valores, sus ideologías, que cada uno respondamos de lo que hacemos y lo que decimos, pero que no sea la discordia, que no sea el encono lo que nos separé”, declaró en ese entonces Fernández de Cevallos a Grupo Imagen al salir al paso a las críticas.
Al paso del tiempo, los tres partidos se unirían en un bloque opositor que la Senadora Xóchitl Gálvez busca ahora abanderar sobre todo con un discurso en el que ha insistido en mostrarse independiente de estas élites.
“Yo no tengo la militancia partidista, es más, aparentemente no soy tan bien vista porque soy una mujer rebelde, por ejemplo, yo aquí apoyé al Presidente (Andrés Manuel López Obrador) con el tema de revocación de mandato, yo fui uno de los votos que logró que el Presidente tuviera la mayoría calificada, porque sin la oposición no lo hubiera sacado, porque hay cosas que yo fui de las que votó a favor que los programas sociales estuvieran en la Constitución, hay cosas en las que yo tengo mi propia agenda, mis propias ideas”, declaró Gálvez hace unos días a Los Periodistas, el programa de SinEmbargo Al Aire.
La Senadora incluso ha apelado a sus orígenes humildes al confirmar que sí contenderá por la Presidencia y al cuestionar que Andrés Manuel López Obrador no la haya recibido en su conferencia mañanera por el derecho de réplica que —alegó— tiene al ser acusada por el Presidente por supuestamente poner en duda la viabilidad de los programas sociales:
“Yo nunca dije que había que quitarle los programas sociales a los adultos mayores. ¿Cómo creen que yo voy a quitar esa pensión si mi abuela murió tirada en un petate por falta de atención médica? ¿Ustedes creen que yo voy a quitar la beca Jóvenes Construyendo el Futuro si gracias a una beca de la Facultad de Ingeniera yo pude aprender a programar y conseguir un mejor empleo? ¿Cómo creen que podría quitar la beca Benito Juárez a los niños si a esa edad yo tenía que vender gelatinas para apoyar a mi familia?”.
Xóchitl Gálvez es originaria de Tepatepec, un pueblo situado en el Valle del Mezquital, en Hidalgo —entidad que ya buscó gobernar en 2010 sin éxito—, de padre de ascendencia otomí. “El entorno donde Xóchitl vivió sus primeros años era de pobreza extrema, caracterizado por la discriminación, la violencia familiar y hasta el acoso sexual”, escribe sobre ella el periodista Jorge Zepeda Patterson en su libro La sucesión 2024 (Planeta).
“Yo sí creo que es bueno aspirar, a lo mejor yo nunca pensé ser Senadora, si tú me preguntas qué pensaba Xochitl en Tepatepec, era cómo sacar a mi mamá de esa pobreza y de esa violencia, era lo único, sentía que se me venía a la escuela podía lograrlo, siempre anduvimos de arrimados porque nunca tuvimos una casa, nos prestaba un tío un cuarto y otro tío otro cuarto y luego los abuelos nos prestaron un cuarto y al final yo pude comprarle a mis tíos un pedazo de casa, porque era una casa más grande, nos quedamos con tres cuartos que ahí es donde vivió al final mi madre sus últimos días, ni siquiera era pensar en grande. Entonces para mí lo más importante es que por lo menos yo no fui violentada, mi hija ya no es violentada y eso te da una capacidad económica distinta”, declaró la propia Xóchitl a SinEmbargo Al Aire.
En esa plática, Gálvez Ruiz además de recordar cómo llegó a convertirse en “un empresaria bastante exitosa”, negó tener jefes políticos y recordó que su debút en la política en 2000 —en el primer Gobierno de alternancia— fue por invitación del “cazador de talento”, Horacio Macoy, aunque también sostuvo pláticas con el yunquista Ramón Muñoz Gutiérrez, jefe de la Oficina de la Presidencia en ese entonces. Al final quien la convenció fue el propio Fox.
El propio Vicente Fox ha sido —al menos en el discurso— uno de los impulsores de las aspiraciones presidenciales de Xóchitl como lo dejó ver durante su participación en la presentación del Frente Amplio por México en la que el expresidente fue captado a lo largo del evento junto al empresario Claudio X. González Guajardo, el artífice del bloque opositor.
“No creo que ha debilidades en el proceso (interno de la oposición), está aceptado por todos los que se quieran inscribir y seguramente nos va a dar un gran candidato o candidata ciudadana que se llama Xóchitl”, comentó Fox el lunes pasado a la prensa a su ingreso a este acto.
No es el único que la apoyado de esta élite. Su excompañero de gabinete, el excanciller Jorge Castañeda, identificado con el sector conservador, escribió un artículo en la revista Nexos, del escritor Héctor Aguilar Camín, crítico del actual Gobierno, en el que señaló: “Hoy en día veo una candidatura que es aceptable para todos, pero que no es —por ahora— claramente competitiva: Santiago Creel, y una candidatura que no es necesariamente —por ahora— aceptable para todos, pero bien podría ser competitiva: Xóchitl Gálvez”.
Fue en el Gobierno de Vicente Fox, recuerda Zepeda Patterson en su libro, donde “comenzó a destacar por su escaso apego a las formas políticas tradicionales, por su hablar desparpajado y claridoso, y sus trajes típicos de México. Aunque también por la implementación de programas destinados a apoyar a las mujeres indígenas mediante la generación de cadenas de producción y su habilidad para negociar con otras dependencias el cruce horizontal de programas de desarrollo social para los pueblos originarios”.
“En las reuniones con el Presidente constantemente entraba en conflicto con la parte del Gabinete que ignoraba a los indígenas, incluso con el mismo Fox. Entre sus diferencias se encuentran el apoyo a la marcha del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) a la Ciudad de México, y, más adelante, su rechazo a la Ley Indígena aprobada por el Congreso de la Unión”, escribe Jorge Zepeda.
Xóchitl Gálvez hizo una pausa en las actividades políticas en 2006 cuando el Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa hizo un importante recorte a la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Desde entonces hasta 2010 se reincorporó a sus actividades empresariales que le han valido ser reconocida como la primera mexicana en ubicarse entre las 100 líderes globales del futuro por el World Economic Forum de Davos, por ejemplo.
Fue en 2010 que de la mano del PAN, el PRD y Convergencia —ahora Movimiento Ciudadano— contendió sin éxito por el gobierno de Hidalgo. Sobre ese proceso, comentó a SinEmbargo: “Nunca me han dado posibilidades de triunfo, cuando competí en Hidalgo contra ese PRI duro en 2010, Miguel Osorio era el Gobernador, era un priismo yo empecé en 6 puntos y acabé en más de 40 puntos sin dinero”.
Cinco años después llegaría a la Delegación Miguel Hidalgo. “Ella afirma que quizá no necesariamente sea recordada su gestión por el código 11000 donde vive la élite del país, pero sí por las zonas marginadas de esa demarcación, que recibieron una atención que, asegura, nunca había tenido. Quizá, pero lo que sí se recuerda de ella en este periodo es la difusión que hizo en sus redes sociales de un video del cumpleaños de Diego Fernández de Cevallo en Querétaro. En él aparecen Carlos Slim, Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón, José Narro, Ciro Gómez Leyva y Olegario Vázquez Adir, entre otros; algo que le generó numerosas críticas”.
Recuerda en La sucesión 2024, Jorge Zepeda Patterson sobre ese episodio en el que la aspirante departió con la cúpula de esa clase política que hoy está representada en el bloque opositor en donde muchos de ellos se han involucrado como parte de una iniciativa que insisten vender como “ciudadana”.
“Las posibilidades de Xóchitl Gálvez para quedarse con alguna de las dos grandes nominaciones no son las mejores. El PAN la tiene como un candidato potencialmente útil por su carisma popular, pero nunca la ha considerado una de las suyas. Demasiada independencia, excesivo desparpajo. Con todo, es una de las figuras de la oposición más conocidas por el gran público, y hoy en día, cuando el PAN y el PRI están huérfanos de votantes, no es poca cosa. Son sus cartas, habrá que ver cómo las juega”, concluye Zepeda Patterson sobre la Senadora y aspirante presidencial de la oposición.