El trabajo del personal militar adscrito al Almacén de Insumos Médicos de la Secretaría de la Defensa Nacional está detrás de bambalinas. Pero gracias a él, cientos de hospitales pueden hacer frente a la pandemia de coronavirus en México.
Ciudad de México, 29 de junio (SinEmbargo).- Desde comienzos de la pandemia del nuevo coronavirus en México, los almacenes de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) coadyuvan las 24 horas del día para albergar y suministrar medicinas, equipo e insumos médicos y de protección que son distribuidos a hospitales públicos a nivel nacional.
En un recorrido realizado por SinEmbargo en las instalaciones de la Sedena en el aeropuerto internacional capitalino, personal del Ejército explicó la operación del Almacén de Insumos Médicos.
La Sedena compra medicamentos y materiales a empresas privadas nacionales y extranjeras como parte de la aplicación del Plan DN-III-E, que implica, entre otras cosas, poner instalaciones, personal y recursos públicos a disposición de la ciudadanía.
Cuando la Secretaría recibe lo que pidió, su Dirección General de Sanidad se encarga de verificar que los insumos estén completos y que sean de calidad. Una vez que pasan el control, los recursos pasan al Almacén de Insumos Médicos, desde donde son enviados a hospitales del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y a nosocomios del Ejército adaptados por COVID-19, ubicados en todo el país.
“Este es un almacén incidental que fue creado a razón de la pandemia”, dijo a SinEmbargo el Mayor Cirujano Dentista José Manuel Ríos Alcántara, Jefe del Almacén COVID-19.
“El objetivo de este almacén es suministrar equipo médico, medicamentos, insumos médicos y equipo de protección personal”, explicó. Todos los días hay toneladas de materiales médicos que salen de allí; y cuando no están cargando, los militares se organizan para armar y ejecutar la ruta logística del siguiente traslado.
“De que se inicia el funcionamiento de éste almacén […] no tiene momento de cierre o descanso. Estamos a disposición de la Secretaría de la Defensa y es de acuerdo al Plan de Distribución, el tiempo que empleamos”, recalcó el médico castrense.
Para los militares, el día en el Almacén inicia a la hora en que canta el gallo; a las cinco de la mañana, para aprovechar las “horas luz”. Y la jornada de trabajo termina, en cambio, hasta que el trabajo esté completo.
Se trata de una responsabilidad que implica planeación, esfuerzo físico y disciplina, que no está libre de riesgos, ya que los militares son tan vulnerables al coronavirus como cualquier persona, pese a que estén protegidos.
Hay dos turnos de 24 horas. En cada uno, 25 militares y cinco administrativos castrenses se encargan de recibir, catalogar y cargar los vehículos de transporte aéreo y terrestre que saldrán del Aeropuerto Internacional Benito Juárez en la Ciudad de México, a otros estados de la República Mexicana.
En promedio al día, corren cinco rutas para enviar insumos médicos. Hay traslados que cuestan un par de horas de trabajo militar, y otros que incluyen 12 horas de trabajo, entre labores de logística, ejecución de órdenes y regreso al punto de partida.
Ante cualquier arribo de vehículos de carga, los militares deben estar preparados para dotarlo de materiales médicos usando maquinaria e incluso, cadenas humanas para distribuir y acomodar insumos. Y entre la partida de un pedido y la llegada de otro, el Almacén debe de quedar listo para el siguiente encargo. “No tiene momento de cierre o descanso”, recalcó el Mayor Ríos.
Los preparativos del Almacén de Insumos Médicos de la Sedena implican saber, de entrada, cuántos pedidos hay y cuánto material será movido.
Una vez que el producto llega al Almacén, “lo dividimos en los cuatro grupos que tenemos, que es equipo de protección personal, insumos, equipo médico y medicamentos”, dijo Ríos. Todos los días, abundó, el Estado Mayor de la Sedena envía el listado de las rutas logísticas y con él, ordena “lo qué se manda y para qué estado de la República se envía”.
En pocas palabras, el listado moviliza a un equipo de almacén que cataloga y acomoda el producto en la zona de carga, para que después los cirujanos dentistas, “que son los que ahorita están encargados de la distribución”, carguen los vehículos terrestres o aéreos.
“Por ejemplo, tenemos camas, esas son pesadas, pesan 127 kilos. Entonces la cargan entre cinco o seis soldados, y otro tanto que están arriba del vehículo, las van acomodando. Entonces aquí es una labor de mucho trabajo físico y mental, porque ayer terminamos a las 3:30 de cargar lo que iba por tierra. Y hoy, a las 5:30 empezamos a cargar el avión. Entonces, si vemos tiempos de descanso son pocos, pero nos vamos dosificando. Tratamos de que el personal se vaya dosificando para que salga bien, porque también sabemos que si la gente está cansada, empieza a haber accidentes”, explicó el Mayor Ríos a SinEmbargo.
TRABAJO EN EQUIPO
A raíz del desbordamiento del Río Pánuco por el impacto del Huracán Inés, que afectó parte del norte de Veracruz y del sur de Tamaulipas en 1966, previo a la entrada en vigor (1985) del Sistema Nacional de Protección Civil, la Sedena ejecutó por primera vez el Plan de Auxilio a la Población Civil en Casos de Desastre, mejor conocido como “Plan DN-III-E”.
El 4 de mayo pasado, el Presidente Andrés Manuel López Obrador y el titular de la Sedena, el General Luis Cresencio Sandoval González, anunciaron el inicio de la aplicación del Plan DN-III-E, que sirve para prevenir, auxiliar y ayudar a que la población de México se recupere de los “desastres de origen natural o humano”.
Entre las acciones del Plan está el acondicionamiento de 117 hospitales militares a nivel nacional para la atención de pacientes COVID-19, que junto con los nosocomios del Insabi, dependen del Almacén de Insumos Médicos de la Sedena para abastecerse.
Los médicos y enfermeros están “en primera línea. Pero también nosotros que estamos en la retaguardia de ellos, somos parte de eso, porque al final somos un complemento todos”, dijo el Mayor Cirujano Dentista José Manuel Ríos Alcántara, Jefe del Almacén COVID-19.
Los militares están en riesgo “como cualquier ciudadano normal”; y de acuerdo con el Mayor, la carga de trabajo que tienen todos los integrantes del Sistema de Salud Nacional es algo que “nunca se había presentado en nuestro país; es algo de reconocer para todo mundo que está participando en pro de la salud de nuestro país”.
El médico castrense tiene experiencia previa. Fue parte de los operativos de la Sedena cuando se dio el sismo de 1985. También apoyó durante el sismo de 2017, cuando el año de 1985 volvió a pasar por la mente de muchos mexicanos. Y además, Ríos estuvo presente en 1997, cuando el Huracán Paulina causó estragos en Guerrero.
“A título personal, he participado en algunas Plan DN-III, pero son muy locales. […] Ahorita es el Plan DN-III a nivel nacional; o sea, no hay una entidad a la que no estemos, con mucho orgullo, apoyando”, dijo Ríos a SinEmbargo.
El militar hizo hincapié en que la Sedena está totalmente comprometida con México.
“La maquinaria de nuestro país no somos las instituciones como tal, sino somos el pueblo organizado que tiene sus instituciones para servir al pueblo, como es el caso de la Secretaría de la Defensa Nacional, que somos una institución entregada al 100 por ciento, porque somos gente de la sociedad”, refirió Ríos.
De acuerdo con el Jefe del Almacén COVID-19 de la Sedena, “si somos un pueblo unido con bases firmes, podemos superar lo que sea. Cuando nos dividen, o nos dividimos nosotros mismos como sociedad, se puede agravar más ésta situación, y ahorita hablamos de una enfermedad, pero puede ser en cualquier situación”, abundó.