Ciudad de México, 29 de junio (SinEmbargo).- Fue el ministro de cultura durante el gobierno de Lula, pero cuando llegó a ocupar su sillón de funcionario, ya era uno de los músicos más importantes de Brasil y del mundo.
Gilberto Gil (Bahía de San Salvador, 26 de junio de 1942) pasará a la historia por su música eterna, con grandes discos, con inolvidables hits; también dejará huella por haber fundado junto a su amigo Caetano Veloso el movimiento tropicalista, gran referencia incluso en nuestros días para entender la cultura brasileña contemporánea.
No es poca cosa que en medio de toda su pasión por la música, haya encontrado tiempo para ejercer la política y salir limpio de una gestión decente, lo que en nuestros países representa una rareza.
Nada es ampuloso en Gil, sobre todo desde que a causa de los discursos políticos que tuvo que dar al frente de su ministerio, su voz quedó velada por una pátina que le quitó estridencia y brillo, pero dejó intacta la afinada hondura a que nos tiene acostumbrado su conocido estilo interpretativo.
“Tuve varias operaciones de garganta, sobre todo a causa mis discursos. Eran palabras muy difíciles las de la política”, cuenta Gil en el documental Viramundo que forma parte de la programación de HBO MAX.
Dirigida por Pierre-Yves Borgeaud en 2013, cuando el músico bahiano tenía 71 años y aparentaba como ahora 30 menos, la película lo muestra curioso y sensible, atento a los sonidos del mundo y más a las historias que llega a contarle casi al oído las personas que se cruzan en su camino.
Esa es la película: Gil yendo al encuentro de la gente, de los pueblos olvidados, de los humildes, rescatando el título de un álbum en vivo de 1988 y reseñando el viaje de un hombre que con todos los seres encuentra un punto de empatía, de identificación.
Como cuando es recibido con gran entusiasmo por Peter Garrett, ex líder de la banda Midnight Oil y hoy ministro de cultura de Australia. “Nosotros seguramente que hablaremos de música”, le dice con complicidad y una gran sonrisa a su colega, a quien de paso le muestra un papel con la letra de “Beds Are Burning” y que luego cantará en homenaje a su anfitrión.
UN MINISTRO NEGRO
¿Cómo llegaste a ser ministro de cultura si eres negro?, le pregunta un integrante de una comunidad indígena sudafricana. Y Gil contesta: “Porque las cosas están cambiando”.
Habla de sus ancestros esclavos, que sufrieron padecimientos tremendos y de cómo Brasil se ha transformado al punto de tener ministros negros, arquitectos negros, profesionales, deportistas y escritores negros.
Gil ya no es ministro, pero eso no le impide ser recibido con honores en Australia, Sudáfrica, en su natal Bahía donde se viste como la comparsa Filhos de Gandhi, fundada en los ’50 por estibadores del puerto, con la que canta su canción “Filhos de Gandhi”.
La música, la gestión política, la ecología, si no resuelven los problemas al menos los alivianan, esa es un poco la idea de Gil, quien ha luchado toda su vida por la integración humana más allá de las razas y las diferencias sociales.
Viramundo es un documental esperanzador y luminoso que muestra el espíritu formidable de un artista irrepetible. Si quieres más información, visita el sitio http://www.viramundo-film.com
