La Telecracia y los daños acumulados

29/05/2012 - 12:01 am

Enrique Peña Nieto es para la democracia lo que el grupo musical RBD es para la cultura. Los dos son productos de la mercadología Televisa. No es de extrañar que la producción de los spots en los que Peña Nieto aparece recorriendo la República Mexicana tenga el mismo estilo y estética de los spots que Televisa realizó en su campaña “Estrellas del Bicentenario”, mostrando diversas tradiciones, y “Vive México”, que mostraban bellezas naturales y sitios históricos. Únicamente faltó que al lado de Peña Nieto fuera un puma caminando por las calles de Mérida o una ballena saltara en cámara lenta mientras hablaba a la cámara frente al arco de Los Cabos.

Durante más de tres años vivimos la construcción de la candidatura de Peña Nieto a través de Televisa, sus entrevistas en todo tipo de programas, su noviazgo de telenovela, sus viajes fuera del país cubiertos por Televisa como si se tratara de un jefe de Estado y los montajes televisivos de sus informes de gobierno, realizados por la misma televisora. La maquillada apertura de Televisa en los últimos días frente al movimiento “#YoSoy132”, al igual que las promesas de Peña Nieto en su decálogo, no son más que respuestas improvisadas, de última hora, frente a algo que ha irrumpido y no estaba en el guión. Como en cualquier producto en que la publicidad no es regulada, el engaño es la clave para la venta. La etiqueta del producto se llena de nuevas leyendas que ofrecen una nueva cara del producto, como si éste se hubiera reelaborado, sin embargo, en la lista de ingredientes encontramos los mismos.

Pero no sólo la democracia ha sido víctima de Televisa, lo es también la cultura. Bastaría pasar de la manipulación de los noticieros al contenido y estética de las telenovelas para analizar los modelos de hombres y mujeres que crean, los estilos de vida que promueven, contrapuestos totalmente a la realidad. Pensemos en la creación musical: en nuestro país, los grandes compositores e interpretes han encontrado las puertas cerradas de la televisión, el medio fundamental para su difusión. Si uno viaja a Argentina, Brasil o Colombia verá que los grandes compositores ocupan un lugar importante en la pantalla, sus creaciones se han convertido en parte de la cultura. Pongamos tan sólo un ejemplo: las creaciones musicales para niños en México. Para Televisa no ha existido nada más que en el pasado Tatiana y después  la niña actriz de Patito Feo. Hasta ahí llega la difusión de la creación musical infantil de Televisa. La gran mayoría de la población infantil del país no han conocido, a través de la pantalla, a grupos como Bandula, Pepe Franck, ¿Qué Payasos?, etcétera, grupos que sin duda tendrían un gran y amplio éxito.

La televisión es una concesión y la ley regula su función social. En el artículo 4º de la Ley Federal de Radio y Televisión se establece que: “La radio y la televisión constituyen una actividad de interés público, por lo tanto el Estado deberá protegerla y vigilarla para el debido cumplimiento de su función social”. En el artículo 5º: “La radio y la televisión  tienen la función social de contribuir al fortalecimiento de la integración nacional y el mejoramiento de las formas de convivencia humana. Al efecto, a través de sus transmisiones, procurarán: III.- Contribuir a elevar el nivel cultural del pueblo y a conservar las características nacionales, las costumbres del país y sus tradiciones, la propiedad del idioma y a exaltar los valores de la nacionalidad mexicana”.

La cultura popular para Televisa no existe, solamente es pieza de folklor para sus spots como “Estrellas del Centenario”, es como un gran hotel de magnates donde se disfraza a los meseros con calzón de manta. Todo se convierte en producto de venta, maquillado para que deje de ser lo que es y se vuelva el producto que mejor se vende, todo lo contrario a la cultura.

En abril de 2008 participamos en el Frente Nacional por una Nueva Ley de Medios que tenía como objetivo central la apertura y competencia en los medios de comunicación. Se elaboró una propuesta de Ley de Medios verdaderamente democrática, llegó al pleno de la Cámara de Diputados al mismo tiempo que llegó al pleno de la Cámara de Senadores, los líderes de los partidos políticos, como Emilio Gamboa le dijo a Kamel Nacif, le dieron pa’tras.

Ahora, nace de nuevo un frente similar, la Coalición Ciudadana Democracia y Medios promovida por la Asociación Mexicana por el Derecho a la Información, que reúne a parte de los más destacados comunicadores y académicos dedicados a este tema. La diferencia respecto a 2008 es que hoy el descontento social frente a los monopolios de la comunicación ya salió a la calle. Además, como lo expresó Virgilio Caballero en el evento en el que se conformó esta Coalición, “Televisa quiere realizar su obra mayor: imponer a su candidato a la presidencia”, y eso ha indignado más a la población, especialmente, a los jóvenes.

Para unirse a esta coalición, conocer su declaración, las preguntas que está presentando a los candidatos a la presidencia y la lista de la telebancada que aspira llegar al Congreso, visite: www.telecracia.org.

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.
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