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Salvador Camarena

29/05/2012 - 12:02 am

Carta a #YoSoy132

Antes que nada, reciban un saludo y una promesa: en estas líneas no hay nada parecido a un “lo que los del #YoSoy132 deberían hacer”. Me parece que si es Luis González de Alba quien formula recomendaciones o críticas al actual movimiento de jóvenes, por supuesto que son dignas de discutirse. Es el líder más […]

Antes que nada, reciban un saludo y una promesa: en estas líneas no hay nada parecido a un “lo que los del #YoSoy132 deberían hacer”. Me parece que si es Luis González de Alba quien formula recomendaciones o críticas al actual movimiento de jóvenes, por supuesto que son dignas de discutirse. Es el líder más lúcido y autocrítico de cuantos dio el movimiento del 68. Pero que alguien intente dar recetas sin haber protagonizado, o intentado, nada parecido a lo que ustedes hoy representan, francamente lo encuentro chocante.

Afortunadamente no estoy tan viejo para verlos como mis hijos. Así que les hablo desde lo que considero una generación sándwich: recogimos frutos que otros sembraron y no creo que hayamos hecho lo suficiente, hasta hoy, para ampliar los márgenes de las libertades y la democracia en nuestro país. Muchos de los que nacimos desde mediados de los años sesenta y los setenta pasamos sobre los hombros de quienes antes que nosotros pagaron un alto precio en agresiones, boicots, presiones o cárcel para defender su derecho de participar de manera democrática en la política o su ejercicio de la crítica en los medios de comunicación.

Habrá quien diga que con qué derecho generalizo los saldos de esta generación. Está fácil, que hagan su deslinde y punto.

Tendría que tener 20 años de edad para alegar derecho a formular recomendaciones. Creo que sobre todo es difícil sugerir caminos cuando el que más hemos privilegiado como generación fue el del gradualismo. Ignoro qué harán ustedes mañana. Si al correr de las próximas horas caerán todos con su peso en un lado de la balanza o si se dispersarán; si los más se manifiesten anti y los menos pro, o viceversa. Pero en pocas jornadas ya plantearon otra manera de enfrentar la realidad que se distancia de nosotros, sus mayores, que entre otras cosas nos acostumbramos al horror de los últimos años y que ante ello, salvo excepciones, abrazamos como única salida aquella de que los cambios se tienen que dar poco a poco, que es dificilísimo cambiar todo de un golpe, y que por lo mismo es mejor abrazar el credo de “sálvese quien pueda”.

Y sobre todo olvidamos que la defensa colectiva es no solo legítima sino indispensable. Quizá ese sea el peor de los pecados de esta generación: hemos sido cómplices de la destrucción del modelo de solidaridad. Aceptamos, entre otras cosas, contratarnos sin seguridad social porque nos tragamos el trueque perverso de tómalo tú e intenta salvarte –aunque desde el día uno te olvides del futuro– o de lo contrario lo tomará otro.

Somos la generación que no tuvo problemas en viajar en el mismo vagón del Niño Verde y su partido-negocio, de Juanito y de Mario Marín, de Humberto Moreira y de Marco Antonio Adame Castillo, de Jorge Hank Rhon y del PRD que cobija a José Guadarrama, René Bejarano y Ángel Heladio Aguirre, de programas como los de Laura Bozzo y el de Pequeños Gigantes, de Jorge Kahwagi y de César Nava, de Elba Esther Gordillo y de Onésimo Cepeda, de un empresario televisivo como Salinas Pliego que se adueña del Canal 40 y de los Legionarios de Cristo. ¿Ustedes quieren un futuro donde quepan ellos? Nosotros en su momento aceptamos un presente que los incluye sin suficientes cuestionamientos.

Ustedes pueden ser la generación de la ruptura con este continuismo que en los hechos renunció a buscar vías alternativas, que por cuidar lo ganado no se atrevió a más. Qué importa si al principio todo parece caos e incluso se les escucha poco sofisticados en algunas de sus vocerías e intervenciones en los medios. Los otros nos creímos el lenguaje de que lo que había cuando llegamos era todo y que no se debía buscar radicalmente más allá, quizá por eso no hemos llegado muy lejos. Veremos qué pasa, pero por lo pronto gracias por lo mostrado hasta hoy, es muy reconfortante saber que hay quienes se atreven a manifestarse de manera distinta.

Salvador Camarena
Es periodista y conductor de radio.

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