El feminicidio de Debanhi Escobar en México reavivó la indignación por los asesinatos de mujeres en la región.
Ciudad de México, 29 de mayo (Opendemocracy).–Mis papás merecen la verdad”. Esas fueron las últimas palabras de Debanhi Escobar.
Debanhi Susana Escobar Bazaldúa era una joven mexicana de 18 años, hija única, estudiante de criminología.
El 8 de abril Debanhi se reunió con sus amigas Saraí e Ivonne para ir de fiesta. A las cuatro de la mañana, luego de haber visitado al menos dos sitios, las tres amigas están en la Quinta el Diamante saliendo del lugar hacia sus casas. Tras una discusión entre ellas, Saraí e Ivonne dejan a Debanhi en un Didi que las había estado transportando esa noche, y se van ellas en otro vehículo.
Según Juan David Cuellar, el conductor del vehículo que la transportaba, Debanhi, luego de pedirle un cable para cargar su celular, tuvo un repentino cambio de actitud, se tornó agresiva y pidió que la dejaran bajar. Debanhi bajó del vehículo de Juan David y se quedó sola en medio de la carretera. El conductor le tomó una fotografía y se la envió a sus amigas.
En entrevista con Televisa Monterrey, Saraí contó que ella era amiga de Debanhi desde hacía cuatro meses. Ivonne, por su parte, afirma que trabajaba con Saraí y que conoció a Debanhi esa noche. Saraí dijo, además, que Debanhi se puso “necia” por el alcohol. Que pedía que la dejaran sola, por eso la dejaron irse en el auto. Saraí también dice que llamaron varias veces al padre de Debanhi pero que él no respondió, y les devolvió las llamadas hasta las 8 de la mañana.
Debanhi fue reportada como desaparecida el 9 de abril de 2022 en las afueras de la ciudad de Monterrey, capital del estado de Nuevo León. Trece días después, el 22 de abril, fue hallada muerta en una cisterna abandonada de un motel. Su historia conmocionó al mundo porque es otra de las miles que componen la lista de feminicidios que no dejan de aumentar no solo en México, sino en América Latina.
Hasta ahora, lo único que se sabe de la muerte es que fue causada por un golpe fuerte y contundente en la cabeza y que cuando cayó a la cisterna aun estaba con vida. Los colectivos feministas y la ciudadanía han hecho llamados a la Fiscalía para que responda por qué si empleados de esta institución fueron varias veces al motel, no encontraron antes a Debanhi. Estos reclamos ya hicieron que dos fiscales fueran suspendidos.
El caso de Debanhi es uno de los 327 casos de mujeres desaparecidas reportados en lo que va de 2022 en el estado de Nuevo León.
El viernes grupos feministas de Monterrey salieron a las calles de la ciudad para exigir justicia para todas las mujeres asesinadas y desaparecidas.
MÁS DESAPARICIONES
El caso de Debanhi, además, recuerda el horror de las mujeres asesinadas y desaparecidas en México: cada día son asesinadas 11 mujeres y 7 desaparecen. Sumando los 327 casos de Nuevo León, la suma asciende a 748 en todo el país en lo que va de 2022. De esa cifra, el 46% de las desaparecidas se concentra en el Estado de México, Ciudad de México y Morelos.
Según las Unidades de Prevención de la Violencia y el Delito de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), en 2020 se abrieron 949 casos de feminicidio en México y, en 2021, 977, de las cuales el 18 por ciento corresponde a menores de 18 años. A esas cifras se unen las del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). que en 2020 contabilizó 1.844 homicidios de mujeres, y 1.200 en 2021.
En 1993 Esher Chávez Cano comenzó a anotar en una libreta los nombres de las mujeres muertas que se publicaban en los periódicos de Ciudad Juárez al norte de México.
En ese momento, la palabra feminicidio, que es el homicidio de una mujer por razones de género, apenas comenzaba a ganar importancia en la región. Las desaparecidas de Juarez son, sin duda, el caso más cruel e impune de la violencia contra las mujeres en México.
En los últimos 30 años han sido asesinadas 2.376 mujeres en Juárez y 282 están desaparecidas. Para recordar las desapariciones, las familias de estas mujeres han enterrado y pintado cruces en postes, árboles y paredes. La razón de estos feminicidios y desapariciones se atañe a una mezcla entre machismo, redes de trata de blancas y grupos al margen de la ley. Sin embargo, a la fecha no se sabe exactamente dónde o por qué matan y se llevan a las mujeres en Juárez. Así mismo, el Estado no ha hecho mayor cosa en estos 30 años, desde que Esther comenzó a llenar su libro con nombres de mujeres muertas.
UN MAL REGIONAL
Si bien las cifras de México en cuanto a desapariciones son las más altas, las mujeres de los diferentes países de América Latina no están a salvo.
En Colombia más de 900 mujeres permanecen desaparecidas desde el año 2012. A la fecha, la Fiscalía no ha hecho avances en su búsqueda. En 2021 los feminicidios, aumentaron en colombia en un 12,3% con respecto al año anterior: 210 mujeres fueron asesinadas en casos de violencia machista, la mayoría menores de 30 años.
En Argentina en lo que va de este año han sido reportadas 140 mujeres desaparecidas. No hay ninguna investigación sobre su paradero o las causas de su desaparición. En 2021, hubo 222 feminicidios en este país y 182 intentos fallidos de feminicidios. Los principales victimarios son parejas y exparejas de las víctimas.
En Perú desaparecen 16 niñas y mujeres todos los días; A esa cifra se suma que durante la cuarentena, tres meses y medio en este país, desaparecieron 900 mujeres y que solo en 2021 se reportaron más de 5.900 mujeres desaparecidas y 147 feminicidios.
Honduras, por su parte, es uno de los países que encabeza la trágica lista de feminicidios regional, con 4,7 mujeres asesinadas por cada 100.000. En 2021 se registraron 381 feminicidios en este país.
En República Dominicana, el segundo país de Centroamérica con más feminicidios, se registraron 152 en 2021.
En Venezuela, uno de los países más peligrosos del mundo, hubo 256 feminicidios en 2021 y más de 200 mujeres se reportaron como desaparecidas.
En Brasil, el país más grande territorialmente de la región, se estima que al menos 56.098 mujeres fueron violadas en 2021
En Brasil, el país más grande territorialmente de la región, se estima que al menos 56.098 mujeres fueron violadas en 2021 y que cada siete horas se comete un feminicidio. Esa cifra redunda en que hubo 1.350 feminicidios en el país en 2020, en su mayoría cometidos por ex parejas o parejas de las mujeres asesinadas
Lo que muestran las cifras es que ser mujer en América Latina implica enfrentarse a violencias estructurales y a desigualdades sociales que tiene como consecuencia una violencia contra la mujer que se expresa en ataques, desapariciones y feminicidios. Este es un problema endémico que no cesará a menos que sea atacado con políticas de Estado.
¿QUIÉN PROTEGE A LAS MUJERES TRANS?
Ser una persona trans es difícil en cualquier país. Sin embargo, hay algunos en donde es letal.
En 2012, dos países de América Latina fueron catalogados como los países con más asesinatos de personas trans en el mundo: Brasil, con 92, y México, con 46.
En Colombia 35 mujeres trans fueron asesinadas ese mismo año y, desde 2020, ha habido casos de violencia hacia las mujeres trans al punto de que este año, en Medellín, han sido distribuidos volantes pidiendo limpieza social trans.
A raíz de la situación de vulnerabilidad de las mujeres trans surgió el término trans feminicidio, que son los asesinatos de mujeres trans cometidos con un agravante por el simple hecho de ser mujer trans
La madrugada del 24 de febrero de 2020 Alexa amaneció asesinada. La policía de Puerto Rico lo llamó “un hombre con falda”
La madrugada del 24 de febrero de 2020 Alexa amaneció asesinada. La policía de Puerto Rico lo llamó “un hombre con falda”.
Esa afirmación retumbó por el mundo y mostró la transfobia en los medios de comunicación y redes sociales y la desigualdad de la comunidad trans en los países latinoamericanos. Esa desigualdad no solo se siente en la falta de leyes que protejan a las mujeres trans de ataques de odio, sino en la falta de acceso a salud, trabajo estable y vivienda de toda la comunidad.
Y es que a la fecha no existe en ninguno de los países del Caribe una legislación que tipifique el transfeminicidio. Así mismo, tampoco existen cifras oficiales sobre este tipo de asesinatos, son organizaciones de la sociedad civil las que registran estas muertes y las que luchan por los derechos de la comunidad trans.
Aunque hay leyes tipificadas para el feminicidio y hay autores y legisladores que han buscado argumentar que las mujeres trans pueden ser cobijadas por esas leyes, y ha sucedido, depende siempre del juez si eso es posible. Por eso, es necesario que la ley avance y reconozca que las mujeres trans son mujeres, expuestas a los mismos riesgos, sino más, que las mujeres cisgénero.
La realidad de las mujeres y de las mujeres trans en América Latina es aterradora. Es entendible que las mujeres salgan a protestar y a exigir a sus gobiernos que las protejan y que pare la impunidad frente a las desapariciones y los crímenes de género. Es importante que la sociedad entera entienda que estos crímenes no son casualidad, no son noticias aisladas, no son chismes, ni exageraciones, ni accidentes. Son ataques a los derechos humanos de las mujeres que deben ser abordados por el Estado con firmeza hasta que cada una pueda estar segura sola, acompañada, vestida de cualquier manera, y en cualquier lugar.