Una vez más, la Organización Mundial de la Salud destacó la gran brecha que separa las campañas de vacunación en los países y ricos, aspecto retratado en un estudio de Brookings Institution que aborda la solidaridad externa que algunos de los países más desarrollados han expuesto durante la pandemia.
LISBOA, 29 de abril (AP/EFE) — De las más de mil millones de dosis de vacunas contra el coronavirus que se han administrado en todo el mundo, el 82 por ciento se pusieron en países de ingresos altos y medios-altos, dijo el director general de la Organización Mundial de la Salud el jueves.
Según Tedros Adhanom Ghebreyesus, apenas el 0.3 por ciento del total de las vacunas inoculadas hasta el momento fueron para residentes en naciones pobres.
“Esta es la realidad”, afirmó Tedros durante una cumbre de salud virtual organizada por Portugal.
El acceso a las vacunas “es uno de los retos definitorios de la pandemia”, afirmó el máximo responsable de la agencia de salud de Naciones Unidas, añadiendo que la sanidad pública es “el pilar de la estabilidad social, económica y política”.
Make no mistake: Vaccine nationalism is unjust and unwise. True leaders choose #VaccinEquity.
#VaccinesWork to bring us closerpic.twitter.com/cA8IFUImdi— World Health Organization (WHO) (@WHO) April 29, 2021
LA SOLIDARIDAD, VÍCTIMA DE LA PANDEMIA EN G7: ESTUDIO
La solidaridad hacia otros países fue una de las víctimas de la pandemia en cuatro de las potencias económicas del mundo, reflejo de tendencias como el auge del nacionalismo y el acaparamiento de vacunas, según un nuevo estudio publicado este jueves.
Italia y Japón fueron los únicos países del G7 en los que durante los meses de la pandemia se detectó un incremento de la “solidaridad externa”, mientras que la mayor caída de este concepto se registró en Reino Unido, Canadá, Francia y Alemania, revela el estudio de la estadounidense Brookings Institution.
En Estados Unidos los datos indican que el concepto de “solidaridad externa” se mantuvo en los niveles que se habían detectado ya previamente en la primera potencia económica del mundo.
“Es una señal alarmante. Se puede esperar que una caída en la solidaridad exterior obstaculice el apoyo de los votantes a los esfuerzos multilaterales para erradicar la pandemia en todo el mundo”, advirtió Dennis Snower, uno de los responsables del estudio, durante una presentación del informe para medios extranjeros en Berlín.
“Si no es posible hacer de la solidaridad exterior un interés nacional y una prioridad, no podremos superar la pandemia y otros desafíos letales para la humanidad, como la crisis climática”, agregó Snower, economista germanoestadounidense, fundador de la Global Solutions Initiative, que aportó los datos para el informe.
Los expertos revelan que al mismo tiempo se detectó un incremento de la solidaridad interna de las sociedades analizadas y que la tendencia fue especialmente destacada en Italia, Alemania y Estados Unidos.
“Esta es una señal de la capacidad de recuperación de las sociedades civiles para proporcionar redes de apoyo social donde las económicas se habían derrumbado”, agregó Snower al presentar los resultados.
EL ESTADO Y LA SOCIEDAD CIVIL, “UN NUEVO SIGNIFICADO”
En general, el informe indica que, “si bien las economías colapsaron debido al cierre de amplias franjas de la economía, el estado y la sociedad civil han ganado un nuevo significado en la protección de las personas de los efectos de la pandemia”.
Los autores encontraron, como se podía sospechar, que la economía de los países ricos se contrajo y que hubo también una caída de las emisiones contaminantes, especialmente dióxido de carbono, por la menor actividad en general.
Sin embargo, el estudio permitió detectar otras tendencias a parte de las consecuencias que la pandemia ha tenido ya para la economía y el medio ambiente.
APOYO INICIAL A LAS INSTITUCIONES QUE SE DESVANECE EN 2021
En primer lugar, se pudo observar una mayor confianza en general hacia las instituciones estatales en respuesta al comienzo de la pandemia en 2020, pero los autores indican que en 2021 se ha advertido una reinversión de la tendencia detectada el año pasado.
“Tanto la sociedad civil como los estados se fortalecieron durante la primera fase de la pandemia. Pueden procesar y absorber las conmociones externas, el mercado no puede”, afirmó Snower.
Los autores constatan también que “a pesar de todas las críticas a las medidas gubernamentales, son las instituciones cercanas al Gobierno las que brindan información y actualizaciones regularmente, deciden las medidas para combatir la pandemia de COVID-19 y brindar apoyo a los afectados”.
Entre sus conclusiones, el estudio considera que “en general, los ciudadanos del G7 parecen no haber aprendido la lección más importante que la pandemia podría haber inculcado, es decir, que los problemas mundiales exigen la cooperación mundial”.
“Las pandemias, como el cambio climático y la ciberseguridad, no se pueden superar por completo en ningún lugar a menos que se hayan superado en todas partes”, advierte el informe, que señala que la respuesta de la ciudadanía fue más bien acudir a las redes conocidas para obtener apoyo, es decir, las de su país y las de su comunidad próxima.
AUMENTA EL “TRIBALISMO”
Por último el estudio aborda el concepto del “tribalismo”, un concepto que resulta de la diferencia entre la solidaridad interna y la externa, que es motivo de preocupación por los resultados percibidos, que indican una tendencia al alza que aísla a las sociedades y da prioridad a las soluciones para la “tribu”.
“Está disminuyendo el apoyo popular a los esfuerzos multilaterales para abordar los problemas globales, no sólo las pandemias, sino también las crisis financieras, la ciberseguridad, el cambio climático, la acidificación de los océanos, la pérdida de biodiversidad, la inmigración forzada y mucho más”, constata el informe.
“Esto es particularmente lamentable, ya que estos problemas están proliferando y el multilateralismo es la única forma de abordarlos”, concluye.