Los proyectos de asistencia social por parte de los grupos criminales no son nuevos. Al contrario, existe una larga tradición al respecto y para muchos grupos es parte de su modus operandi, señala un análisis de InSight Crime.
Por Victoria Dittmar
Ciudad de México, 29 de abril (InSight Crime).– Grupos criminales de México se han dedicado a repartir víveres, lo que sugiere que las consecuencias económicas del coronavirus son una oportunidad para que estas organizaciones cultiven apoyo popular y consoliden su poder territorial.
A principios de abril, presuntos integrantes del Cártel del Golfo entregaron cajas con comida a habitantes de colonias populares en Matamoros y Ciudad Victoria, en el estado de Tamaulipas.
A esto le siguieron acciones similares de otros grupos criminales. La Opinión informó la semana pasada que el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) repartió cajas de despensas en diversas localidades del estado de San Luis Potosí, con el letrero: “De parte de sus amigos CJNG, apoyo contingencia COVID-19”. Los Zetas hicieron lo mismo en Coatzacoalcos, Veracruz.
En la ciudad de Guadalajara, la hija mayor de Joaquín “El Chapo” Guzmán del Cartel de Sinaloa entregó víveres a adultos mayores en cajas que tenían la imagen y el nombre de su padre.
Por su lado, La Nueva Familia Michoacana, repartió despensas el 19 de abril en zonas del Estado de México y Guerrero.
Incluso grupos relativamente menores se sumaron a estas actividades. Los Viagras, en la región de Tierra Caliente, publicaron videos de sus integrantes entregando alimentos el 7 de abril. Según The Guardian, otras bandas rivales en la zona también organizaron bancos de comida.
ANÁLISIS DE INSIGHT CRIME
Los proyectos de asistencia social por parte de los grupos criminales no son nuevos. Al contrario, existe una larga tradición al respecto y para muchos grupos es parte de su modus operandi.
El Cártel de Sinaloa, por ejemplo, actúa como “estado paralelo” en algunas de las zonas que controla y ha invertido en la construcción de escuelas, hospitales y casas. Así, goza de un control relativamente estable sobre su territorio y de cierta aceptación social, evidenciada por la narcocultura generada a su alrededor.
Incluso el Cártel del Golfo y Los Zetas, conocidos por su violencia extrema, han realizado este tipo de actividades para mejorar su imagen frente a la población. Por ejemplo, durante su apogeo en 2006, el Cartel del Golfo organizó fiestas para niños en comunidades de Tamaulipas, y en 2011 Los Zetas hicieron lo mismo en Coahuila.
Las acciones del CJNG se pueden entender en un rubro similar. Si bien el grupo no tiene la misma antigüedad que las otras organizaciones, también se ha ganado una reputación de violencia, dadas sus luchas para ingresar a diferentes territorios del país. Recientemente, el CJNG ha participado en actividades “altruistas”, como la repartición de almuerzos en Jalisco en diciembre 2019 y la entrega de juguetes en Veracruz en enero de este año.
En este contexto, las dificultades económicas derivadas de la pandemia del coronavirus parecen ser una oportunidad no solo para que grupos criminales grandes refuercen su poder y apoyo, sino también para que aquellos relativamente pequeños estabilicen su control territorial.
Los Viagras, por ejemplo, se han enfrentado en Tierra Caliente durante años al CJNG y a bandas criminales que, al igual que ellos, surgieron de la fragmentación de La Familia Michoacana y los Caballeros Templarios.
De sus antecesores, Los Viagras heredaron las prácticas de apoyo social, según dijo a InSight Crime Falko Ernst, analista sénior para México en International Crisis Group.
“De cierta manera, estos grupos venden a la población la noción de que ellos son los que proveen seguridad”, dijo Ernst. “[En la actual crisis del coronavirus] muchos grupos ven la oportunidad de asentarse de manera más profunda en ciertas comunidades.”
“Si la población es más cercana a ti que a tus rivales (incluyendo el Estado), es menos probable que colaboren con el ‘enemigo’ o que compartan información con ellos”, afirmó.
El apoyo de la población también sirve como capital político. “Tienes más ‘palanca’ con el gobierno local para perpetuar la impunidad hacia la organización criminal, y así perpetuar la sobrevivencia de la misma”, dijpo Ernst.
Es muy pronto para determinar si las acciones recientes de los grupos criminales realmente se reflejarán en un control territorial más estable. Lo cierto es que, dadas las dificultades que conlleva la pandemia, tener a la población de su lado es, sin duda, una ventaja para los grupos criminales.