El tráfico de especies no se detiene aunque fronteras internacionales estén cerradas por la pandemia

29/04/2020 - 4:00 am

El tráfico ilegal de especies salvajes está relacionado con la evasión de impuestos, de dinero y la corrupción -"uno de los problemas más extendidos e importantes, sobre todo en países menos desarrollados"-, y, además, "afecta a jueces, funcionarios de aduanas, está en todas partes", asegura la directora de inteligencia de WJC, Sarah Stoner, en entrevista con EFE.

Madrid, España, 29 de abril (EFE).- El cierre de fronteras impuesto por el coronavirus está dificultando el tráfico de especies salvajes y obligando a cambiar métodos de trasporte de contrabando y destino a otros mercados, un negocio que pese a ello no se ha paralizado y que alcanza los 20 billones de euros anuales.

Asi lo pone de manifiesto la organización Wildlife Justice Commission (WJC) en su informe "Rapid assessment of the impact of COVID-19 on wildlife traffiking", en el que reconoce que entre enero y abril de este año las redes de tráfico de especies salvajes "han tenido problemas para mover sus envíos" debido al cierre de fronteras y las medidas de seguridad para evitar la propagación de la COVID-19.

El tráfico de especies salvajes es el cuarto comercio ilegal en el mundo con un volumen de negocio de 20 billones de euros anuales, por encima de la pesca ilegal (el 25 por ciento de las capturas entran en esta categoría) que alcanza entre 9 y 20 billones por año, según cifras de WJC.

El negocio del tráfico ilícito de especies salvajes abarca reptiles, pangolines, toda clase de aves, grandes simios, pesca o madera (25 por ciento de lo que se comercia de este recurso es ilegal), entre otros.

El tráfico ilegal de especies salvajes está relacionado con la evasión de impuestos, de dinero y la corrupción -"uno de los problemas más extendidos e importantes, sobre todo en países menos desarrollados"-, y, además, "afecta a jueces, funcionarios de aduanas, está en todas partes", asegura la directora de inteligencia de WJC, Sarah Stoner, en entrevista con EFE.

Según el documento hecho público este miércoles, las redes de tráfico de especies salvajes están teniendo en la actualidad dificultades para acceder sobre todo "a los mercados chinos y vender sus mercancías", lo que está provocando el "almacenamiento de grandes cantidades de marfil sin procesar en Vietnam, Laos y Camboya".

WJC, entidad dedicada a la investigación criminal de tráfico de especies, denuncia que el almacenamiento de marfil se ha intensificado desde enero de este año a causa de la prohibición de comercio de este material en China -desde 2018-, junto a la presión policial en ese país y otros lugares de Asia.

Asimismo, alerta de que ante la prohibición del comercio de marfil en China sus investigadores han detectado un "aumento de oferta de escamas de pangolín en Vietnam por parte de las redes de traficantes" en los tres primeros meses de este año, así como cambios en los métodos de transporte de contrabando de especies ante las medidas de seguridad impuestas en el transporte aéreo.

Esas medidas "han afectado a la dinámica delictiva", una situación que no permite la llegada de los envíos a los aeropuertos de elección, por lo que las redes de tráfico de especies salvajes "están buscando una alternativa en el transporte marítimo".

Stoner sostiene que desde WJC "estamos comprometidos en evitar el tráfico ilegal de especies silvestres y hemos descubierto que a pesar de que se sigue traficando, las limitaciones de circulación han impedido transportar los bienes como lo hacían usualmente en el pasado".

"El tráfico continúa, pero el foco se ha movido desde las organizaciones de traficantes a los mercados donde se vende todo ese material ilegal para el consumo", subraya el informe.

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