Ciudad de México, 29 de abril (SinEmbargo).– “No ha habido para nada justicia. Soy una de las mujeres que estuvo presa un año 10 meses y sí veo que a diferencia de nosotros, los que no hicimos nada, estuvimos [en la cárcel] desde unos días hasta cuatro años, y los que realmente nos torturaron, que nos violaron, que nos golpearon y robaron, no hubo nunca un preso”, dijo a SinEmbargo Edith Rosales, una de las víctimas del operativo policiaco en San Salvador Atenco, Estado de México.
Y efectivamente, a ocho años de la movilización ordenada por el entonces Gobernador Enrique Peña Nieto, el 3 de mayo de 2006, aún no se ha hecho justicia por la muerte de Alexis Benhumea y Javier Cortés, ni para las mujeres que fueron golpeadas y violadas, denunciaron integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT).
También acusaron que el gobierno federal intenta retomar el megaproyecto de un aeropuerto internacional en Atenco y Texcoco, tal como hizo Vicente Fox Quesada durante su administración en 2001, el cual se frustró ante la negativa de ejidatarios de vender sus tierras. Pero ahora, a través de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la administración federal priista compra tierras a través de una operación hormiga, aseguró Ignacio del Valle, uno de los líderes de Atenco.
“Van por el aeropuerto, incluso están abarcando más territorio, es de forma descarada, no hay miramiento alguno y van directamente con los ejidatarios, campesinos y les dicen: ‘Queremos tu tierra, ¿qué precio le pones?’. De forma sutil y tentadora, por la necesidad tan grande que hay.
“Lo que pretenden es crear una confusión interna y un enfrentamiento entre poblaciones y decir que es un problema de los locales y hoy han venido trabajando pueblo por pueblo a hurtadillas, de forma descarada. Ya está cantado que el proyecto va, pero nuestra postura es la misma. El argumento que tenemos es que la tierra es nuestra identidad, nuestra forma de ser, nuestra historia”, expuso.
Ciudad Futura, el proyecto que el gobierno foxista intentó instalar ahí, ha sido retomado por el gobierno federal encabezado por Peña Nieto, dijo Del Valle. Pero el FPDT está dispuesto a luchar para impedirlo, aseguró.
“Los machetes nunca los hemos exhibido para amenazar, siempre ha sido con la idea de advertirle al sistema que estamos dispuestos a todo”, expuso.
RECUERDOS DE BRUTALIDAD
El próximo fin de semana se cumplirán ocho años del operativo en el que fuerzas federales y estatales reprimieron a habitantes de San Salvador Atenco, con un saldo de dos víctimas mortales, Benhumea y Cortés, además de 207 personas detenidas, 146 detenciones arbitraciones y 26 mujeres agredidas sexualmente.
Rosales fue una de las mujeres agredidas en ese operativo. Originaria del Distrito Federal, se unió al movimiento por solidaridad. “En 2006 estuvimos en todo el recorrido, incluso cuando se hizo a Atenco, y el 3 de mayo estábamos en la Plaza de las Tres Culturas. Ahí fue cuando llegaron a pedir el apoyo y se decidió ir a apoyar a Atenco, pero pensábamos hacer como un cinturón, pensando que con eso y porque ahí estaba el pueblo iban a medirse, un cinturón de paz para mediar, pero nunca pensamos que viniera la represión tan fuerte. Era todo con el ideal de pacificar la situación, después de que ya había habido agredidos, presos y hasta un muerto”, recordó.
Del Valle, quien desde 2001 estuvo al frente de ejidatarios en la defensa de la tierra, consideró al operativo como una venganza de Fox, luego de que fracasara en su intento de comprar las tierras a 12 pesos el metro cuadrado, y aunque ellos no las querían vender, sí consideraban que el precio era ridículo.
Detalló que cuando eran vendedores de “La otra campaña”, gente del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), y que el FPDT acompañaba, se les impidió vender en el mercado Belisario Domínguez, ellos se solidarizaron y cerraron una carretera.
“No sólo fue la situación personal, sino la preocupación de qué sucedía con nuestra gente, con los de Texcoco o los pueblos de la parte de Texcoco, su zona alta y nuestros pueblos molestos cerraron la carretera y debieron enfrentar a la fuerza pública, porque no hubo la posibilidad de que el gobierno entablara un mecanismo de diálogo para resolver ese problema, que fue una gotita comparada con el problema que fue la defensa de la tierra. Entonces fue como un escarmiento que le dan al pueblo para decirle: ‘mira qué pasa si levantas la voz ante estos proyectos’. Hoy se da la circunstancia que en otros tiempos, con otras condiciones buscan reactivar este proyecto de muerte y progreso para un puñado de gente, que es gente empresarial, no el pueblo en general”.
La brutalidad policíaca tuvo como consecuencia que Rosales y otras mujeres agredidas fueran encarceladas.
“Me acusaron por secuestro equiparado y daños a las vías de comunicación”, recordó.
Pero ella y otras 11 acudieron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanas (CIDH) para buscar justicia, ante lo que consideran fueron excesos de fuerza de parte del Estado mexicano, un operativo del que Peña Nieto se hizo responsable en la Universidad Iberoamericana en 2012, cuando hacía su campaña presidencial y que fue el reclamo que luego dio origen al movimiento #Yosoy132.
Que Peña Nieto se haya hecho responsable entonces, a Rosales le parece una burla.
“Pero no es desde el 2012, lo hizo desde el 2006, ante los medios dijo que él había ordenado el operativo, pero además él como Eduardo Medina Mora [entonces Secretario de Seguridad Pública] hasta se burlaron de nuestra denuncia.
“En Estados Unidos, cuando le preguntan sobre eso, Enrique Peña Nieto dice que es mentira, que nunca fuimos agredidas sexualmente, que estamos mintiendo y que por un manualito insurgente nosotros como mujeres tenemos que decir por norma que fuimos violadas y los hombres que fueron torturados. Es una burla para nosotros, palabra que es bien duro enfrentarse a esto, subirse a un estrado y decir: ‘fui agredida’, estar llevando una serie de declaraciones para que luego hasta se burlen de uno”, agregó.
“Es algo que jamás olvidaremos, pero no como actitud de venganza, sino de justicia. No es posible que el que se llama representante no logre un contacto con sus representados, aun así está muy molesto el pueblo, el representado, porque tienen que reprimirlo, tratar de acallar la voz y clamor de justicia. Que no se nos olviden esos días tan difíciles que ensangrentaron a nuestro pueblo, sería indigno bajar la guardia en este momento y no denunciarlo, no hacerlo sería convertirse en cómplice”, afirmó Del Valle, quien también fue encarcelado en el operativo.
En 2006, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) reconoció violaciones a los derechos humanos en el operativo ordenado por el gobierno mexiquense de Peña Nieto en Atenco.
De acuerdo con Rosales, este año la CIDH podría dar su veredicto y también una recomendación al Estado mexicano al respecto.
A pesar de las experiencias de aquel operativo y de haber pisado la cárcel, tanto Rosales como Del Valle coincidieron que la lucha seguirá.
“Ese coraje a las injusticias. Estar consciente que la lucha va a seguir en muchos lugares porque en muchos lugares los despojan de su agua, tierra, árboles, trabajo, entonces va a surgir una resistencia y qué hace el gobierno: reprimir, matar, encarcelar, crear delitos y así tratar de que la gente se amedrente y deje de luchar. Esto da coraje porque ya lo viviste, porque es una forma de tratar de desmovilizar y engañar al pueblo y dices: ‘no lo puedo permitir’. Además vienes luchando por esta injusticia y que no se genere esto de nuevo, pero se sigue generando”, afirmó.
Sin embargo –detalló Del Valle– el miedo los anima a luchar:
“Por supuesto que el temor hizo su efecto en las comunidades porque la represión fue brutal, pero también el sentimiento se fortaleció, un sentimiento de no permitir, de no dejarse porque el miedo tiene dos funciones, uno que te hace caer y otro levantar. La conciencia que la gente ha adquirido, por qué no dejar la tierra, por qué el arrebato tan vil, entonces no es la idea dejar la tierra, ni siquiera como una propuesta de progreso cuando vienen y nos ofrecen dinero. Vivimos en un lugar donde si trabajamos la tierra, obtenemos alimento”.