La cuarentena, la más grande del mundo, corre el riesgo de causar más penurias para el cuarto de la población que vive bajo el umbral de la pobreza.
Por Emily Schmall y Aijaz Hussain
NUEVA DELHI (AP).— El Primer Ministro de India, Narendra Modi, se disculpó el domingo con la población por imponer una cuarentena de tres semanas, describiéndola como dura pero “necesaria para ganar” la batalla de la pandemia del coronavirus.
“Me disculpo por tomar estas duras medidas que han causado dificultades en sus vidas, especialmente de los pobres”, dijo Modi durante su comparecencia mensual, emitida por la radio estatal. “Sé que algunos de ustedes estarán enojados conmigo. Pero estas duras medidas eran necesarias para ganar esta batalla”.
La cuarentena sin precedentes, que entró en vigencia el miércoles para mantener en casa a los mil 300 millones de habitantes del país salvo por salidas imprescindibles a lugares como mercados o farmacias, pretende frenar el ritmo de propagación del virus e impedir que sobrepase un sistema de salud ya al límite de sus posibilidades.
Las autoridades sanitarias indias han confirmado 867 casos del coronavirus, incluidas 25 muertes. Los expertos han dicho que el contagio local es inevitable en un país donde decenas de millones de personas viven hacinadas en densas zonas urbanas y con acceso irregular a agua limpia.
La cuarentena ha hecho que decenas de miles de personas, en su mayoría jornaleros varones jóvenes, pero también familias, huyan de sus casas en Nueva Delhi, y en la práctica ha dejado sin trabajo a millones de personas que viven de sus ganancias del día.
El Gobierno está bajo una creciente presión para encontrar la forma de mantener a la gente en su casa en lugar de viajando a través de gran parte del país, lo que podría llevar el virus a zonas aún no afectadas.
“Miles de trabajadores migrantes se han visto obligados a abandonar sus casas arrendadas porque no pueden pagar el alquiler. Es importante que el Gobierno intervenga y les proporcione dinero para su renta de inmediato”, dijo Rahul Gandhi, parlamentario y líder del opositor partido Congreso, en una carta enviada el lunes a Modi.
Modi dijo el domingo que no tenía “más opción que tomar estas decisiones para combatir el coronavirus”.
La cuarentena, la más grande del mundo, corre el riesgo de causar más penurias para el cuarto de la población que vive bajo el umbral de la pobreza.
Conductores de rickshaw, vendedores ambulantes, limpiadoras, jornaleros y otros trabajadores sin contrato son la base de la economía india y suponen en torno al 85 por ciento de los trabajadores, según datos oficiales. Muchos compran comida con el dinero que ganan cada día y no tienen ahorros a los que recurrir.
Ahora, un sinnúmero de personas se ha quedado sin empleo y muchas familias tienen problemas para comprar comida.
Los gobiernos de Nueva Delhi y el vecino estado de Uttar Pradesh arrendaron autobuses para llevar a los trabajadores migrantes de vuelta a sus pueblos de origen.
En la terminal de autobuses de Anand Vihar, en la zona oriental de Nueva Delhi, que linda con Uttar Pradesh, una larga fila de gente esperaba el domingo a pasar por un detector de metales y cruzar el puente al estado vecino. Muchos hombres hacían el viaje calzados con chanclas. Un joven caminaba con muletas.
Trabajadores de Rashtriya Swayamsevak Sangh, o RSS, un grupo nacionalista hindú, repartían mascarillas quirúrgicas y paquetes de pan indio envueltos en papel de periódico. RSS, que tiene millones de seguidores, impulsó el ascenso del Partido Bharatiya Janata de Modi.
Mucha gente cargaba sus pertenencias en bolsas de plástico utilizadas normalmente para concreto, mientras mujeres vestidas con saris cargaban bebés en la cadera. La línea ordenada se desorganizó de pronto cuando las autoridades indicaron que se permitiría cruzar el puente a más gente.
Un grupo de amigos de Nueva Delhi repartía a los migrantes en autobuses platos de comida caliente de un gran puchero situado en la parte trasera de su camioneta.
“No hay ninguna ayuda del Gobierno presente aquí. Distribuimos comida sin coste”, dijo Rajesh Singh, uno de los voluntarios.
R.K. Sharma, de 53 años, un carpintero que viajaba a su localidad natal en el estado oriental de Jharkhand, cargaba agua, cacharros de cocina, una manta y una colchoneta. Si no lograba subir a un autobús llegaría a pie, afirmó resuelto.
“No es tanta distancia”, dijo Sharma. “Llegaré en dos o tres días”.