En un carta, víctimas de los Legionarios de Cristo señalaron que la congregación no puede ser “juez parte” en la respuesta a los casos de abuso sexual, además reclamaron acciones concretas a la organización religiosa para frenar situaciones de abuso y resolver las denuncias que actualmente existen en contra de curas señalados por abuso sexual, así como abusos psicológicos e incluso económicos.
Recientemente, Los Legionarios de Cristo se comprometieron a aclarar y denunciar ante las autoridades los casos de abusos sexuales registrados en su historia.
Ciudad de México, 29 de febrero (SinEmbargo).- Biani López Antúnez, Ana Lucía Salazar Garza y Erick Emmanuel Escobar, víctimas de los Legionarios de Cristo, rechazaron las propuestas que la congregación religiosa anuncio recientemente en los documentos “Conversación y Reparación” y “Proteger y Sanar”.
En un carta, las víctimas de los Legionarios señalaron que la congregación no puede ser “juez parte” en la respuesta a denuncias de abuso sexual, además reclamaron acciones concretas a la organización religiosa para frenar situaciones de abuso y resolver las denuncias que actualmente existen en contra de curas denunciados por abuso sexual, así como abusos psicológicos e incluso económicos.
“Los Legionarios de Cristo no pueden ser juez y parte. Apelamos a las autoridades civiles y eclesiásticas correspondientes a investigar a profundidad a la congregación con procesos vinculantes que exijan a los culpables asumir la responsabilidad por los delitos cometidos”, señalan los firmantes en referencia a lo dicho por la Legión de Cristo en “Proteger y Sanar”, donde la agrupación religiosa dice que serán sus propias instancias las que “realizarán una revisión”.
Las víctimas de la agrupación fundada por Marcial Maciel también señalan que en “Proteger y Sanar” los Legionarios dicen estar comprometidos con la búsqueda de la verdad y de “caminos de reparación”, a lo que responden que para ellos deben tomar acciones concretas, como transparentar “todos sus archivos; incluyendo las investigaciones de Praesidium, pues hasta el momento, las víctimas y la sociedad hemos tenido acceso solamente a un Informe que ellos mismos hacen”, informe que los legionarios “pueden maquillar u omitir datos que debieran encontrarse en los informes originales”.
Además señalaron que la “obtención de justicia” de la que hablan los Legionarios supone entregar a los pederastas que la agrupación religiosa resguarda de las autoridades civiles, “con independencia de si los delitos en cuestión han prescrito o no”.
Sobre los órganos que los Legionarios proponen para escuchar denuncias y proporcionar acercamiento a víctimas, los firmantes señalan que “los mecanismos de escucha que tienen en funcionamiento a través de su Política de Ambientes Seguros no pueden estar regidos exclusivamente por miembros de la misma Congregación, pues eso fomenta la opacidad y el encubrimiento en relación a los procesos de denuncia. Estos mecanismos deben estar manejados con total independencia de la Legión”.
Además señalaron que la agrupación religiosa debe comprometerse a resolver, en un plazo no mayor a un año, las denuncias que actualmente existen por agresiones sexuales, pero también los referentes a abusos psicológicos y de poder.
“No es admisible que sólo se mencionan los casos de abuso sexual, omitiendo los abusos psicológicos, de poder, de conciencia y económicos de los que ellos tienen conocimiento”.
Recientemente, Los Legionarios de Cristo se comprometieron a aclarar y denunciar ante las autoridades los casos de abusos sexuales registrados en su historia, en dos documentos publicados tras su Capítulo General.
En estos textos, titulados “Conversión y Reparación” y “Proteger y Sanar”, el recién nombrado director general de los Legionarios, John Connor, asume el compromiso de “afrontar con determinación los abusos en -dice- nuestra historia como parte de nuestra misión”.
Connor y su consejo dicen que “continuarán con determinación la investigación y esclarecimiento de responsabilidades de cada uno de los casos de abuso del pasado” recogidos en el Informe 1941-2019 del pasado diciembre, donde se reconoce la violación de 175 niños.
Y aseguran que “denunciarán o informarán a las autoridades de cualquier caso que pueda surgir, con el fin de salir al encuentro de las víctimas y restaurar la justicia”.
Además avanzan que quien haya sido declarado culpable de encubrir o de negligencia en la gestión de casos de abusos no podrá ocupar cargos en la congregación.
Asimismo los Legionarios quieren divulgar los nombres de los condenados por abusos y pedirán a las autoridades eclesiásticas que los culpables sean expulsados del sacerdocio y se levante la prescripción en los casos de abuso en la justicia canónica.
En el documento “Conversión y Reparación”, la congregación pide perdón a las víctimas de abusos y a sus familias, mientras que en “Proteger y Sanar” ofrece normas procesales para estos escándalos, con novedades como la divulgación de los nombres de pederastas.
“Hasta ahora no hemos logrado atender a muchas de las víctimas de miembros de nuestra Congregación pero nos comprometemos en la medida de lo posible y respetando el espacio y los tiempos de cada una a recorrer caminos de reparación y reconciliación con cada una de ellas, sus familias y las comunidades afectadas”, afirma Connor.
Aunque añade que este proceso “llevará muchos años”.
FÁBRICA IMPUNE DE PEDERASTAS
Colegios y seminarios en los que operaron y operan los Legionarios de Cristo son como fábricas de pederastas que viven décadas bajo el arropo de la impunidad, denuncia Ana Lucía Salazar, víctima de la congregación religiosa que fue fundada por Marcial Maciel.
“No importa cuántas veces yo pida justicia, a nadie le importa. Mi vida es tan insignificante para el Papa Francisco, quien acepta que un señor octogenario (Fernando Martínez) renuncie por el bien de la Iglesia. Para la institución todo, para las víctimas nada. Soy alguien que les molesta porque hago mucho ruido. Nunca se han acercado con ninguna de las víctimas”, señaló durante “Los Periodistas”, programa conducido por Alejandro Páez Varela y Álvaro Delgado Gómez.
El pasado 2 de mayo, Lucía se sumó al #MeToo tras emitir una denuncia pública en la que afirmó que fue víctima de abuso sexual por parte del Padre Fernando Martínez. Los abusos se dieron cuando la víctima tenía 8 años, mientras estaba inscrita en el Instituto Cumbres. Además, en su denuncia, Salazar aseguró que las autoridades escolares decidieron “callar”, al igual que los padres de otras víctimas menores de edad.
“Maciel violó a Fernando Martínez. Ya le pidieron perdón por la violación. Son una cadena de pederastas. Buscan ambientes como los colegios. Ahí violaban, Fernando Martínez es de la generación de los denunciantes”, relató Ana Lucía.
“Maciel violó a Fernando Martínez. Ya le pidieron perdón por la violación. Son una cadena de pederastas. Buscan ambientes como los colegios. Ahí violaban, Fernando Martínez es de la generación de los denunciantes”, relató Ana Lucía.
Una carta firmada por Martínez llegó a Salazar. En el documento, que fue enviado a otras víctimas, el sujeto acepta haber atacado sexualmente a Ana cuando ella tenía 8 años de edad.
“Sin ánimo de minimizar los hechos te comento que en aquel entonces pensé en la desgraciada e injustificada falta para contigo como un tocamiento sensual y impúdico que Dios no bendice y fruto de una sexualidad descontrolada. Ahora después de escucharte atentamente estoy horrorizado y quiero con este breve mensaje apelar a tu generoso corazón y pedirte de rodilla perdón. Nadie más que Dios y tú pueden darme la paz”, dice el papel.
-Con Información de EFE