Debido a que el polvo y los aerosoles inhalados en los pulmones humanos difieren en tamaño, los investigadores desarrollaron una forma de restar la señal del polvo en el contador de partículas midiendo el polvo durante algún tiempo y observando cómo cambia la señal después de que se agregan aerosoles a la mezcla.
Madrid, 28 de diciembre (EuropaPress).- Investigadores de los Centros de Cardiología de los Países Bajos y la Universidad de Ámsterdam han demostrado que se puede utilizar un contador de partículas portátil comercial y sencillo de usar para conocer las concentraciones de aerosoles en espacios públicos y ayudar a determinar los impactos de las medidas de reducción de riesgos, como las mejoras en la ventilación, según publican en la revista Physics of Fluids.
Debido al papel que desempeñan en la transmisión del coronavirus, comprender las concentraciones de aerosoles y la persistencia en los espacios públicos puede ayudar a determinar los riesgos de infección. Sin embargo, hasta ahora medir estas concentraciones ha sido difícil y requiere personal y equipos especializados.
El desafío clave con el uso de contadores de partículas portátiles es lidiar con el polvo de fondo que prevalece en los espacios públicos. La pregunta entonces es si puede distinguir estas partículas de polvo de los aerosoles que surgen al respirar, hablar, estornudar y toser.
Debido a que el polvo y los aerosoles inhalados en los pulmones humanos difieren en tamaño, los investigadores desarrollaron una forma de restar la señal del polvo en el contador de partículas midiendo el polvo durante algún tiempo y observando cómo cambia la señal después de que se agregan aerosoles a la mezcla.
"Hay mucho polvo fino, por lo que realmente no podemos medir aerosoles en ese rango, pero hay un rango de tamaño razonable donde se pueden detectar los aerosoles", explica Daniel Bonn, uno de los autores.
Compararon la concentración de aerosol determinada por este método con técnicas de laboratorio y encontraron que los resultados coincidían perfectamente. Aunque este trabajo informa sobre un contador de partículas portátil específico, el Fluke 985, que se utiliza para monitorear el polvo y la calidad del aire en salas blancas, Bonn señala que los resultados no son exclusivos de este dispositivo y pueden extenderse a otros contadores de partículas también.
Aunque el método no mide directamente la presencia de partículas virales, la concentración de aerosol detectada se puede combinar con datos de virus de otros estudios para obtener una evaluación de riesgo práctica para un tipo específico de espacio público. Los hallazgos sugieren que las áreas bien ventiladas pueden tener concentraciones de aerosol más de 100 veces más bajas que las áreas mal ventiladas, como ascensores o baños públicos.
"Hay gente preocupada por ir al gimnasio, venir a la oficina, tomar el tren. Todo eso al menos puede ser evaluado -apunta Bonn-. El lema sigue siendo ventilación, ventilación, ventilación".
Señala que si bien la ventilación juega un papel importante en los espacios interiores, los aerosoles no son la única vía de infección, y el distanciamiento social y el lavado de manos siguen siendo vitales.