México cuenta con algunos de los líderes sindicales más longevos de América Latina, entre ellos, Francisco Hernández Juárez, dirigente del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana o Carlos Romero Deschamps, dirigente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.
Esta realidad contrasta con el hecho de que México es un país de bajos salarios. El nuevo salario mínimo que fijó la Conasami, de 88.36 pesos, es equivalente a un sueldo mensual de poco más de 2 mil 400 pesos, unos 121 dólares. Dicho monto es casi la mitad de lo que perciben los ciudadanos de Bolivia y de Perú, donde el sueldo mínimo mensual es de poco más de 260 dólares.
Ciudad de México, 28 de diciembre (RT/SinEmbargo).– El Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) en México avaló un aumento a la remuneración básica cerca de ocho pesos. Con el ajuste, el monto pasó de 80.04 pesos a 88.36 pesos a partir del primero de enero de 2018.
El nuevo salario mínimo es equivalente a cuatro dólares estadounidenses, a tipo de cambio de 20 pesos. Este ingreso equivale a un sueldo mensual de poco más de 2 mil 400 pesos, unos 121 dólares.
Dicho monto es casi la mitad de lo que perciben los ciudadanos de Bolivia y de Perú, donde el sueldo mínimo mensual es de mil 805 bolivianos y 850 soles peruanos, respectivamente (poco más de 260 dólares cada uno).
Esta realidad contrasta con el hecho de que México cuente con algunos de los líderes sindicales más longevos de América Latina, entre ellos, Francisco Hernández Juárez, dirigente del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM), que acumula 11 reelecciones y 41 años al frente de este gremio.
Otro de los líderes vitalicios que siguen en su puesto es Carlos Romero Deschamps, dirigente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), que ostenta el mayor cargo dentro del gremio desde 1996 y que recientemente obtuvo su cuarta reelección para desempeñarse como presidente de esta organización hasta el año 2024.
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Víctor Flores Morales, representante máximo del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM), es otro de los personajes que destacan en el país por su larga trayectoria al frente de una corporación de agremiados.
En marzo de 2016, 3 mil ferrocarrileros jubilados se ampararon en contra de la cuota de 80 pesos mensuales que paga cada uno al STFRM por considerarla ilegal y sin ningún beneficio para ellos.
Pero quizá uno de los casos más destacados sea el de Elba Esther Gordillo Morales, ex lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), quien primero fungió como secretaria general del SNTE, entre 1989 y 1995 y, posteriormente, hizo una pausa para dedicarse a la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI), entre 2002 y 2005.
En 2004 Gordillo Morales retomó las riendas del sindicato más grande de maestros en América Latina bajo el cargo de presidenta, siendo separada del cargo en 2013, acusada por la Administración de Enrique Peña Nieto de los delitos de “delincuencia organizada, defraudación fiscal y lavado de dinero”, por un monto que ascendió a los 1.978 millones de pesos (más de 103 millones de dólares).
Mientras tanto, Agustín Rodríguez, líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM), mantiene su puesto como presidente desde hace 25 años. Cabe mencionar que este año compitió por su cuarta reelección y permanecerá en dicha posición hasta el año 2020.
En México, no hay dirigentes de las nuevas generaciones en ningún gremio sindical mexicano, ya que los actuales líderes han luchado por mantener su posición durante años, conservando estatutos y viejas prácticas laborales, en donde para escalar a un puesto hay que tener contactos influyentes o alguna relación familiar con el presidente de una corporación, para triunfar en un área de trabajo específica.
Prueba de ello es la tasa de desocupación, que en noviembre de este año experimentó un ligero incremento, colocándose en el 3.5 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA). Con este ajuste, la tasa de desempleo vuelve a situarse en niveles alarmantes como los de enero de 2017, cuando alcanzó el 3.6 por ciento de la PEA a nivel nacional, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México.