La caída de Petróleos Mexicanos dificulta a México resistir el ataque de Donald Trump en contra del comercio. Los ingresos del petróleo que, hasta 2014, nutrían aún hasta un tercio del gasto público han menguado en los últimos sexenios. El próximo año, la Empresa Productiva del Estado bombeará menos de dos millones de barriles diarios, su producción más baja desde 1980. Analistas consultados por el New York Times son pesimistas de que el gobierno mexicano pueda tener un plan B que evite una crisis económica si Trump cumple su amenaza de sacar a EU del TLCAN.
Ciudad de México, 28 de noviembre (SinEmbargo).– Es difícil que el petróleo ayude a México a resistir el ataque de Trump en contra del comercio, sobre todo cuando Petróleos Mexicanos (Pemex) ha estado en picada desde hace algunos años, carga con deudas y lucha por mantener la producción mientras sus gigantescos yacimientos de petróleo en el Golfo de México se agotan, publica el New York Times.
De acuerdo con una nota firmada por Elisabeth Malkin, el próximo año la Empresa Productiva del Estado bombeará menos de dos millones de barriles diarios, la producción más baja desde 1980.
Si el señor Trump cumple con sus promesas de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, refiere el diario, deportará a migrantes y México enfrentará severas conmociones económicas, particularmente a la vibrante base manufacturera cuyos productos reemplazaron al petróleo. “La principal exportación del país hace años”.
La publicación recuerda que el peso mexicano se ha mantenido en mínimos desde la victoria de Trump.
El Banco de México (Banxico) recortó su previsión de crecimiento para la economía mexicana en 2016 y 2017, debido a las “amenazas internacionales” y a la preocupación de que la administración de Donald Trump implemente políticas restrictivas al comercio.
De acuerdo con su informe correspondiente al tercer trimestre de este año, para 2016 recortó su estimación a un rango de 1.8 por ciento y 2.3 por ciento, desde un previo de entre 1.7 por ciento y 2.5 por ciento.
Para 2017 ajustó su pronóstico para el Producto Interno Bruto de México (PIB) a 1.5 por ciento y 2.5 por ciento, desde un previo de 2 por ciento a 3 por ciento.
De acuerdo con el Gobernador del Banco Central, Agustín Carstens Carstens, entre los riesgos que ve el Banco Central destaca que la nueva administración estadounidense implemente políticas que obstruyan el funcionamiento de las cadenas de producción compartida entre México y Estados Unidos.
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Analistas consultados por el New York Times son pesimistas de que el gobierno mexicano pueda tener un plan B que evite la caída en la economía si Trump cumple su amenaza.
“México carece de un Plan B creíble para compensar la ola anti-comercial”, advirtieron los analistas de Morgan Stanley en una nota reciente a los inversionistas.
Añaden que el daño que Trump podría infligir a las fábricas ocupadas que transportan automóviles y computadoras a los Estados Unidos ha dado una urgencia aguda a los esfuerzos de México para impulsar a un sector de la economía que no dependen del TLCAN, particularmente su industria petrolera en ruinas.
Días antes de la elección presidencial estadounidense, el director ejecutivo de Pemex, José Antonio González Anaya, presentó un calendario de proyectos que esperaba ofrecer a posibles socios y prometió comenzar a devolver a la petrolera nacional a la solvencia.
El medio señala que a pesar de que Peña Nieto ha impulsado otras reformas, incluyendo cambios en educación, telecomunicaciones, impuestos, electricidad y finanzas, aún no han generado un crecimiento económico significativo.
La mayoría de los economistas proyectan que la economía se expandirá un poco más del 2 por ciento este año.
El texto menciona que la más radical de todas estas reformas, sin embargo, fue poner fin al monopolio de Pemex, la mayor empresa del país, y permitirle buscar capital y tecnología de empresas privadas. La medida golpeó el símbolo más duradero de México de la soberanía nacional, rechazando la convicción de largo plazo que podría desarrollar su recurso natural más valioso.
“La única manera de recuperar la producción en los próximos cinco, seis años es atraer más inversión a Pemex”, dijo al New York Times Juan Carlos Zepeda, presidente de la Comisión Nacional de Hidrocarburos. “No hay otra manera”.
Sin embargo, añade, “después de que las nuevas leyes de energía fueron aprobadas, la compañía se estancó y los precios del petróleo se desplomaron”.
Pemex se tambaleó cuando su deuda se disparó y la producción cayó. La caída de los ingresos petroleros significa que los fondos petroleros representan menos del 20 por ciento del presupuesto gubernamental, menos que el 40 por ciento cuando los precios estaban en su apogeo.
De acuerdo con John Padilla, director gerente de IPD Latin Americ, el Gobierno mexicano nunca estuvo listo para mantener los bajos precios del petróleo.
“Nunca vieron una implosión de Pemex como ocurrió”, dijo al diario estadounidense.
El NYT destacó que desde febrero de este año, cuando José Antonio González Anaya asumió la dirección de Pemex anunció rápidamente la primera propuesta de joint venture: un campo de petróleo en aguas profundas al sur de las aguas de Estados Unidos.
El diario menciona que a pesar de que expertos creen que los campos en aguas profundas que se encuentran en México son el “próximo gran premio”, los riesgos que representa y altos costos son preocupaciones que ocupan a las compañías, en un momento en que los bajos precios del petróleo los han obligado a desechar muchas inversiones ya planificadas.
Sin embargo, Pemex está listo para la presentación de la propuesta para el bloque Trión de aguas profundas que se realizará el próximo 5 de diciembre,en la que grandes compañías como BP, Exxon Mobil, Chevron y Shell se han clasificado para licitar.
En reiteradas ocasiones González Anaya ha mencionado que la paraestatal mexicana tiene finanzas solidas.
“Algunas personas me han dicho:” Mira, Pemex no volverá a producir tres millones de barriles. “Bueno, no. “Eso es una vergüenza – pero no. Lo que puedo decir y demostrar es la solidez de la empresa “, dijo.
Sin embargo, expertos opinaron que no todas la empresas están interesadas en unirse a Pemex y dudan de que el Gobierno mexicano logre una transformación para enfrentar las amenazas de Donald Trump. “ Incluso si el gobierno atrae la inversión privada, el efecto sobre la producción podría tomar años para materializarse”, destaca en diario.
Jeremy M. Martin, experto en energía del Instituto de las Américas en San Diego, dijo que México no va a convertir la economía en una reforma energética.
Pemex por su parte, debe solucionar sus problemas internos como sus refinerías oxidados que operan al 60 por ciento de su capacidad y su deuda de casi 100 mil millones de dólares más un adicional de 68 mil millones en pasivos por pensiones. Además, el gobierno continúa imponiendo fuertemente a Pemex y el Sindicato de trabajadores petroleros, que es un gran aliado del PRI, continúa siendo poderoso.
Por estos problemas, una de las primeras acciones de González Anaya al frente de Pemex fue reducir el presupuesto de este año un 22 por cierto, es decir, 100 mil millones de pesos.
Mariano Ruiz Funes, ex jefe de personal de Pemex, mencionó que “El presupuesto se ha convertido en saqueo”. Además, sostuvo que Pemex podría verse obligado a vender partes de la empresa, lo que calificó como un “largo y doloroso” ajuste que “Políticamente será difícil”.
En tanto, González Ayana dijo que Pemex no es cualquier empresa por lo que, se niega que la paraestatal pueda vender alguna de sus partes.
De acuerdo con NYT, en Playa del Carmen las riquezas de Pemex han desaparecido y la ciudad ha perdido cerca de 23 mil empleos desde finales de 2014.