El escritor y divulgador cultural Enrique Ortiz habló con SinEmbargo sobre su más reciente novela, uno de los relatos más apasionantes sobre los días previos a la Noche Triste.
Ciudad de México, 28 de octubre (SinEmbargo).– Se han derramado océanos y ríos completos de tinta para describir las acciones de los grandes personajes durante la guerra de conquista de Tenochtitlan (Moctezuma, Cuitláhuac, Cuauhtémoc, Hernán Cortés), pero poco se ha escrito sobre cómo vivieron los Mexicas y los soldados de Cortés aquellos días.
Ese es uno de los aspectos que resaltan en La última victoria mexica. Una novela sobre La Noche Triste (Grijalbo) del escritor y divulgador cultural Enrique Ortiz, quien escribe esta crónica donde Hernán Cortés no es un villano ni Moctezuma ni Cuitláhuac héroes, sino protagonistas de una historia que siempre ha sido contada y escuchada de la misma manera.
“Esta es una novela épica, de tintes épicos, es una novela de guerra, de conquista, del enfrentamiento de dos mundos, que representó todo un reto para mí. Yo ya conocía la vida cotidiana en Tenochtitlán, pero eso no fue suficiente, había que platicar qué armas usaban los españoles, cómo combatían, qué vestimenta usaban, cómo era su fe, si ellos también creían en fantasmas o no”, comentó el autor en entrevista.
Enrique Ortiz expuso que con este libro busca acercar al lector a lo que fue la vida cotidiana durante esta convivencia, primero pacífica, entre españoles y mexicas, y luego la guerra total. “No la podemos definir de otra forma, una guerra total, que se libra en lo que es la Cuenca de México, donde ahora se ubica una de las ciudades más grandes del mundo y donde vivimos 22 millones de personas y esto fue un campo de batalla masivo, hubo muchos campos de batalla”.
“En esta novela dejo ver que la estructura mexica, durante la resistencia en contra los españoles, no es monolítica, ¿a qué me refiero con esto? Que no todos los mexicas estaban de acuerdo y que en gran medida, sabemos gracias a los textos del siglo XVI, que entre los mexicas hubo asesinatos y purgas, sabemos que siempre hubo dos facciones, una que buscó siempre apoyar la paz, a Moctezuma, la paz con los españoles, y por el otro lado, tenemos la facción que buscaba la guerra total y la expulsión, si no es que el exterminio de los castellanos, encabezada por las castas sacerdotales, por Cuitláhuac y por Cuauhtémoc”, ahondó.
Ortiz indicó que tanto Cuitláhuac como Cuauhtémoc nunca comulgaron con las ideas de Moctezuma y hubo purgas. “Y por el otro lado, también, no hay héroes ni villanos, esto es muy importante”, refirió y recordó como su primera novela Las Águilas de Tenochtitlán, se dan dos visiones: la del guerrero que está en un ejército expansionista, de hegemonía, imperialista y, por el otro lado, se ve al chontal, o a los chontales, que buscan por todos los medios conservar su independencia. “Aquí pasa lo mismo”.
Otra cosa complicada, señaló, fue definir algunos pasajes históricos de los cuales se han creado muchos mitos o que no tenemos claridad, uno de ellos, dijo es si Hernán Cortés lloró debajo de un árbol. “La realidad es que Hernán Cortés nunca, nunca lloró debajo de un ahuehuete, eso es una invención del siglo XIX, las fuentes primarias nunca comentan que Hernán Cortés se sentó a llorar debajo de una ahuehuete, por lo tanto, eso es un mito”.
“Por otro lado, ¿quién mató a Moctezuma?, otro gran tema, dependiendo de las fuentes, puede uno encontrar dos versiones: que fue una pedrada que le arrojaron los propios mexicas o que Moctezuma fue asesinado por los propios españoles, como la versión de Fray Diego Durán Ahí uno tiene que dilucidar y tomar un camino y reflexionar por días sobre qué fue lo más probable que sucedió”.
Enrique Ortiz comentó que le tomó un año y medio la investigación de este trabajo, y un año de escribir esta una novela de un mundo que ya no existe y que por lo mismo uno no puede palpar sencillamente. “Es una cultura que para el hombre del siglo XXI es algo ajeno completamente, es como si vinieran unos extraterrestres, o sea, una cosa que ya en la actualidad se perdió, se perdió, aunque hay grupos originarios, grupos indígenas, obviamente que sus rituales todo esto ya es un sincretismo muy fuerte”.
“Esta identidad, digamos, estos rituales de muchos indígenas, ya mutaron, si podemos decirlo así, o simplemente se fueron modificando, y se gestaron en gran medida durante la época colonial, en este sincretismo y mestizaje de elementos católicos. Por eso es la importancia de describir, porque es un mundo que ya perdido, Tenochtitlán una de las ciudades más hermosas que haya construido la humanidad”, apuntó.