Al menos, 27 personas muertas y cuatro desaparecidas, fue el saldo que dejó el paso del huracán “Otis” en Guerrero. Expertos en el tema han señalado que gran parte de la destrucción que “Otis” dejó a su paso fue consecuencia de la rápida evolución del fenómeno meteorológico, que en sólo 12 horas pasó de tormenta tropical a huracán categoría 5.
Ciudad de México, 28 de octubre (SinEmbargo).- Aunque algunos estudios han alertado que el cambio climático está propiciando que los huracanes sean de mayor intensidad y que evolucionen más rápido en la actualidad, expertos aún debaten esta hipótesis. Sin embargo, mientras hay un consenso en la comunidad científica, estos fenómenos meteorológicos siguen causando gran devastación, el más reciente, “Otis”, arrasó con todo a su paso en Guerrero.
Al menos, 27 personas muertas y cuatro desaparecidas, fue el saldo que dejó el paso del huracán “Otis” en Guerrero. A lo que se suman incontables daños materiales en esa entidad. Expertos en el tema han señalado que gran parte de la destrucción que “Otis” dejó a su paso fue consecuencia de la rápida evolución del fenómeno meteorológico, que en sólo 12 horas pasó de tormenta tropical a huracán categoría 5.
Sin embargo, también intentan comprender qué factores contribuyeron a esta rápida intensificación, que, cabe mencionar, no es la primera vez que sucede. Tal es el caso del huracán “Wilma”, que en 2005 arrasó varios puntos de Quintana Roo, luego de que en aproximadamente 24 horas pasó de ser categoría 2 a 5 en la escala Saffir-Simpson.
Otro ejemplo de intensificación rápida (RI, por sus siglas en inglés) en este tipo de fenómenos meteorológicos, es el huracán “Patricia”, que en 2015 tocó tierra en las costas de Jalisco y Colima, ya que en sólo 10 horas pasó de la categoría a la categoría 5 en la escala Saffir-Simpson.
A esta lista de fenómenos meteorológicos que rápidamente pasan de una categoría a otra se suman los huracanes “Dorian”, que golpeó Bahamas en 2019; “Ida”, que en 2021 devastó con Luisiana, Estados Unidos; e “Ian”, el cual arrasó con Florida, Estados Unidos, y Cuba, en 2022.
Pero desde hace tiempo científicos han venido pronosticado cambios en el comportamiento de los huracanes. El artículo titulado Atribución de las precipitaciones extremas de la temporada de huracanes de 2020 al cambio climático inducido por el hombre, que se publicó en la revista Nature Communications, el 12 de abril de 2022, asegura que el cambio climático ha provocado que los huracanes sean más húmedos.
El estudio sostiene que el cambio climático causado por el hombre hizo que durante toda la temporada (30 tormentas con nombre) cayera un 5 por ciento más de lluvia. Durante las 14 tormentas que alcanzaron el estatus de huracán, las precipitaciones fueron un 8 por ciento más intensas.
“No parece mucho, pero si estás cerca de un umbral, un poco puede llevarte a la cima”, dijo Michael Wehner, científico climático del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, coautor del artículo. “La implicación es que eso significa que hubo más inundaciones de agua dulce y que los daños causados por las inundaciones de agua dulce aumentaron, pero en qué medida requeriría un análisis más detallado”.
Si bien estudios anteriores predijeron que el cambio climático haría que las tormentas fueran más húmedas y encontraron que tormentas individuales, como “Harvey” de 2017, de hecho fueron más húmedas debido al cambio climático causado por el hombre, este es el primer estudio que analiza una temporada completa, dijo Wehner, quien enfatizó: “no se trata sólo de los grandes monstruos, es toda una temporada”.
Es probable que 2020 no sea el único año significativamente más lluvioso debido al cambio climático. El calentamiento probablemente esté aumentando los aguaceros en casi todas las tormentas y en la mayoría de las temporadas de huracanes, incluida la que comienza el 1 de junio, dijo el autor principal del estudio, Kevin Reed, científico atmosférico de la Universidad Stony Brook.
Y vaya temporada 2020. Rompió récords no sólo por la cantidad de tormentas con nombre, sino también por la cantidad de tormentas que se convirtieron en tormentas importantes con vientos de al menos 111 millas por hora (siete) y la cantidad que tocaron tierra en los Estados Unidos.
Los huracanes “Laura”, “Sally”, “Isaías”, “Zeta”, “Delta” , “Eta” y “Hanna” causaron daños por más de mil millones de dólares, en gran parte por inundaciones. Laura, por ejemplo, era un 10 por ciento más húmeda de lo que habría sido sin el cambio climático, según muestra un rápido análisis independiente, dijo Reed.
Los investigadores utilizaron simulaciones por computadora, actualizadas continuamente con observaciones en tiempo real, para calcular cuánta agua cayó durante las 30 tormentas y luego las compararon con un mundo simulado sin cambios climáticos causados por el hombre debido a la quema de carbón, petróleo y gas natural. La diferencia es lo que es causado por el calentamiento global. Esta técnica científicamente aceptada arrojó cifras del 5 por ciento y el 8 por ciento.
Cuando los científicos observaron sólo las tres horas más lluviosas de cada tormenta, el cambio climático las incrementó un 8 por ciento en comparación con el mundo mítico sin cambio climático. Para las tormentas que alcanzaron el estado de huracán, cayó un 11 por ciento más de lluvia durante la época de máxima lluvia de lo que habría ocurrido de otra manera, encontró el estudio.
Una regla fundamental de la física es que la atmósfera puede contener casi un 4 por ciento más de humedad por cada grado Fahrenheit que calienta el aire (7 por ciento más por cada grado Celsius).
A nivel mundial, las temperaturas han aumentado alrededor de dos grados (1.1 grados Celsius) desde la época preindustrial. Y el agua de la cuenca de huracanes del Atlántico, que actúa como combustible para tormentas, se ha calentado alrededor de 1.3 grados (0.7 grados Celsius) en el último siglo, dijo Wehner.
“Esa señal sólo aumentará a medida que las temperaturas de la superficie del mar sigan subiendo”, dijo Reed. Mientras que Wehner afirmó que las tormentas son cada vez más fuertes, lo que también las hace más húmedas.
“El aumento esperado en las precipitaciones de huracanes es probablemente la predicción más sólida sobre la respuesta de los huracanes al cambio climático“, dijo el profesor de ciencias atmosféricas del MIT Kerry Emanuel, que no formó parte del equipo de estudio. Pero el estudio está limitado al no observar cómo el cambio climático podría haber afectado la trayectoria, la intensidad y la frecuencia de las tormentas, dijo.
En tanto, la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que forma parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), también ha advertido que el calentamiento global estaría aumentando la potencia de los huracanes, así como las lluvias asociadas a estos fenómenos meteorológicos, como señala la nota informativa titulada Los ciclones tropicales causan miseria a millones de personas, las alertas tempranas salvan vidas.
“Se espera que el cambio climático provoque un aumento en la proporción de grandes ciclones tropicales y aumente las fuertes lluvias asociadas con estos eventos, mientras que el aumento del nivel del mar y el desarrollo costero están empeorando el impacto de las inundaciones costeras”, previó la OMM, en el documento publicado el 28 septiembre 2022.
“La ciencia del clima es cada vez más capaz de demostrar que muchos de los fenómenos meteorológicos extremos que estamos experimentando se han vuelto más probables y más intensos debido al cambio climático inducido por el hombre. Lo hemos visto repetidamente este año, con efectos trágicos”, afirmó el Secretario General de la OMM, Profesor Petteri Taalas, en la misma publicación.
De acuerdo con la nota informativa titulada Huracanes, fenómenos naturales de gran potencia, que publicó la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los huracanes son la fase más avanzada de los ciclones tropicales que se definen como “una masa de aire caliente que gira en contra de las manecillas del reloj”.
Además, estos fenómenos meteorológicos “se clasifican de acuerdo a la intensidad de sus vientos en superficie en: depresión tropical, tormenta tropical y huracán, que a su vez se clasifica desde la categoría 1 hasta la 5, en la escala Saffir-Simpson”, detalla el documento publicado el 9 de octubre de 2020.
Asimismo, indica que según estimaciones de expertos en la materia han pronosticado que “van a ocurrir ciclones tropicales más intensos, pero el número total de los ciclones tropicales que se presenten en un futuro podría disminuir. Las proyecciones a futuro indican que, si en una década sucedían 20, por ejemplo, dentro de cincuenta años habrá 10, pero mucho más intensos”.
Sin embargo, pese a estas previsiones, algunos expertos consideran que aún falta estudiar a mayor profundidad estos fenómenos meteorológicos para determinar los factores que propician el incremento en la intensidad de los mismos, ya que las características de los huracanes varían año con año.
Al respecto, la Doctora Rosario Romero Centeno, investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, destacó, entrevista para esta casa de estudios, que “los cambios observados en la ocurrencia de huracanes, tanto en el Pacífico como en el Atlántico, no arrojan una señal clara que pudiera asociarse directamente al calentamiento global”.
“La variabilidad de los huracanes de un año a otro es muy grande, y, por lo tanto, no resulta nada fácil atribuirla a un factor específico. Ahora bien, diversos estudios basados en modelos de pronóstico muestran que, con todo y calentamiento global, es probable que la frecuencia de los huracanes en todo el mundo permanezca sin cambios o incluso disminuya levemente”, añadió la experta.
Pero reiteró que al generarse un aumento en la temperatura de los océanos, así como una capacidad mayor de la atmósfera para contener humedad, las probabilidades de que los huracanes presenten mayor intensidad, también incrementa. Además que la evolución del fenómeno meteorológico también podría sufrir una intensificación más rápida, lo que significa “que pasen de una categoría menor a una categoría mayor en poco tiempo”.
“En algunas cuencas marinas, esta intensificación pudiera llegar a ser significativa. A consecuencia de los cambios asociados al calentamiento global se puede esperar también un incremento en las tasas de precipitación”, ahondó la Doctora Romero Centeno.
Y esto fue lo que pasó con “Otis”, sin embargo, expertos en huracanes entrevistados por The Associated Press señalaron que no estaban del todo seguros de qué fue lo que detonó el fortalecimiento de “Otis” y por qué no se vaticinó, en particular luego de que los meteorólogos han mejorado drásticamente sus pronósticos de intensidad en los últimos años.
“Los modelos se equivocaron por completo”, dijo Kerry Emanuel, experto en huracanes y profesor de ciencias atmosféricas del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus iniciales en inglés).
Los expertos apuntaron a la falta de datos sobre la tormenta y sus alrededores, y a que simplemente no se comprende del todo qué es lo que hace que una tormenta actúe como si consumiera esteroides. Y eso realmente importa, porque en el caso de “Otis” el meteoro avanzaba hacia tierra cuando de repente se intensificó enormemente.
“Una cosa es que un huracán de categoría 5 toque tierra cuando lo estás esperando”, dijo por su parte Brian McNoldy, investigador de huracanes de la Universidad de Miami. “Pero que suceda cuando estás esperando que no pase nada es una auténtica pesadilla”, añadió el experto .
En tanto, Michael Brennan, director del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus iniciales en inglés), consideró que el fortalecimiento imprevisto de “Otis” se debió a que “encontró un ambiente mucho más favorable del que anticipábamos”.
Explicó que una parte se debió al agua cálida, otra fue que los vientos —que se movían en la dirección y altitud correctas— le permitieron a una tormenta hasta cierto punto desorganizada desarrollar estructura rápidamente y fortalecerse.
McNoldy añadió que podría haber un ingrediente misterioso que los científicos desconocen en este momento, pero aseguró que el agua desempeña un papel clave. “Las aguas cálidas son combustible para los huracanes. Y las aguas cálidas y profundas son como un festín ilimitado”, sostuvo.
“Estamos viendo mucho más casos de estos eventos de intensificación rápida simplemente sorprendentes”, dijo el climatólogo y experto en huracanes Jim Kossin, quien solía trabajar para la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus iniciales en inglés) y actualmente es miembro de First Street Foundation.
Kossin dijo que existe evidencia de que lo que está ocurriendo a nivel global en un margen de tiempo más largo se debe en parte al cambio climático causado por el ser humano, pero es difícil decir lo mismo de una tormenta en específico.
Sin embargo, agregó, “esto es exactamente la clase de cosa que esperaríamos encontrar a medida que el clima se calienta”.
Mientras que Emanuel, del MIT, dijo que podría haber más factores que influyeran que simplemente la temperatura del agua, pero también tiene que ver su baja salinidad. En esta época del año, el agua de la superficie en esa zona es más dulce debido a las fuertes lluvias, y eso modifica la mezcla de la temperatura del agua, aseguró.
Normalmente, un huracán mezcla el agua cálida de la superficie con el agua más templada que se encuentra debajo. Pero cuando el agua de la superficie es más dulce, la tormenta extrae incluso más agua caliente de las profundidades, lo que alimenta todavía más a la tormenta, “y cuando te das cuenta, ya estás en problemas”, indicó Emanuel.
Un punto clave para demostrar esa teoría es si “Otis” deja agua cálida a su paso. Generalmente, los huracanes dejan una estela de agua fría. Emanuel espera que las imágenes satelitales lo muestren, pero no está seguro de que obtendrán la toma adecuada.
“Otis” dejó gran devastación a su paso, lo que recordó otros episodios similares en México, como fue el huracán “Paulina”, el cual azotó en las costas del sur de México, también en Guerrero, en octubre de 1997 con una intensidad que lo ubicó en la categoría 4 en la escala Saffir-Simpson. Tras su paso dejó entre 230 y 400 muertos, serios deslaves y a cerca de 300 mil personas sin hogar. Dichos daños se estimaron en 80 mil millones de pesos.
El huracán “Gilberto” ocurrió en septiembre de 1988 y también fue conocido como Gordon o el Huracán del Siglo XX , entre otros y ha sido uno de los peores de la vertiente atlántica atravesando por el Golfo de México y el Caribe, ya que alcanzó la categoría número 5 con una velocidad de hasta 296 kilómetros por hora y ocasionó la muerte de 341 personas entre México y Estados Unidos, aunque la mayoría se registraron en este país.
En tanto, “Wilma” llegó a las costas mexicanas del Caribe en 2005, con categoría la categoría más alta. Las principales afectaciones de este huracán fueron en Cancún, Quintana Roo, por lo que se complicó en gran medida la actividad turística de la zona, ya que causó daños en el 80 por ciento de la infraestructura hotelera de Cancún, Cozumel, Isla Mujeres y Playa del Carmen. cLos daños, según la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguro (AMIS), fueron de 19 mil 96 millones 800 mil pesos.
– Con información de AP, Daniela Barragán y Xanath Lastiri