Desde tiempos inmemoriales aplicamos una especie de You Only Live Once (mejor conocido como YOLO, por sus siglas en inglés) y algunas cosas como terminar con la flora y fauna que tenemos, poner animales fuera de su hábitat o contaminar desmesuradamente, simplemente no creemos que sean lo peor que podemos hacer.
Humanos, breve historia de cómo lo jodimos todo de Tom Phillips contiene una serie de relatos que van desde la prehistoria hasta los tiempos actuales de la humanidad, y que ejemplifican la catástrofe de algunas decisiones, que en definitiva no han sido las más acertadas.
Ciudad de México, 28 de septiembre (SinEmbargo).– Los humanos somos los seres más evolucionados -descrito por nosotros mismos, porque la modestia es algo singular en esta especie- de todas las existentes en la tierra, pues tenemos la capacidad de razonar, comunicarnos con lenguaje articulado y caminar erguidos. Aún con esta “cualidades” sobre nuestros hombros, la historia nos ha demostrado que más de una vez hemos hecho caso omiso a la razón para terminar arruinándolo todo en grande.
Humanos. Una breve historia de cómo lo jodimos todo de Tom Phillips contiene una serie de relatos que van desde la prehistoria hasta los tiempos actuales de la humanidad, y que ejemplifican la catástrofe de algunas decisiones, que en definitiva no han sido las más acertadas.
Un texto para aterrizar a todo aquel que se vanaglorie presumiendo que es un humano y que por eso, somos los seres más especiales sobre la Tierra. Porque al llamarse especiales, solo da cuenta de que una y otra -y otra- vez hemos metido la pata muy al fondo por no ver venir las situaciones.
Es cierto que los libros de texto nos relatan las hazañas de unos cuantos, y el autor de este libro puntualiza quienes han sido exactamente los principales líderes de los desastres causados: hombres blancos con poder.
No quiere decir que los demás estemos libres de culpa, pero si da una pista el hecho de que este sector de la población mundial ha estado a cargo del resto del planeta porque desde hace siglos se piensa que son ellos quienes deben tener el control porque sí.
Decir que “la historia nos enseña a no cometer los mismos errores” no es tan cierta al parecer y nos subestimamos con algunas de la cosas que parecerían una obviedad desde el inicio. Como decir “Hey, si los árboles te sirven para crear cosas, no deberías terminar con ellos”. Pero no.
Al parecer, desde tiempos inmemoriales aplicamos una especie de You Only Live Once (mejor conocido como YOLO, por sus siglas en inglés) y algunas cosas como terminar con la flora y fauna que tenemos, poner animales fuera de su hábitat o contaminar desmesuradamente, simplemente no creemos que sean lo peor que podemos hacer.
Por ejemplo, erosionamos algunos lugares, hubo guerras por mensajes que no entendimos del todo. creíamos que hacíamos un bien en poner peces más grandes en un lugar donde no deberían estar, lo que provocó que la diversidad de especies marinas disminuyeran.
O aquella vez que se transportaron 24 conejitos peludos y bonitos a otro país y se convirtieron en una plaga.
La avaricia, las ganas de obtener más y más poder (económico, político, social) ha sido el principal motor de todas las torpezas históricas cometidas.
Este libro es un recordatorio de que las cosas siempre pueden salir peor y que si creíamos tener todo calculado, deberíamos tomar en cuenta que las verdades absolutas no existen. Ni siquiera en la ciencia.
Si bien tenemos todos estos relatos como cartas en abanico para elegir cualquiera que deseemos, resulta que no son suficientes para aprender la lección.
Hoy en día, el actual Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dice con total seguridad que el cambio climático es una farza, que simplemente no existe. Y ahí tenemos una vez más una evidencia de que la democracia no siempre tiene la respuesta correcta, que hay personas que no están hechas para gobernar.
Y por si eso resulta poco, Trump está nuestro presente y sus decisiones tendrán repercusión en el futuro al tener a cargo una de las potencias económicas más importantes de todo el mundo.
Y es que no hay que menospreciarnos, siempre podemos ir más allá y volver a cometer los mismos errores… o peores.
Incluso, si eres fanático de Game Of Thrones, esta obra nos dice en que hechos del pasado están basados. Pero claro, si creías que GOT es de lo más fuerte y sin censura, te equivocas. La realidad siempre supera a la ficción.
A lo largo de 10 capítulos que desmenuzan desde porqué el cerebro, siendo un órgano que se ha denominado a sí mismo como “el mejor de todos los órganos”, nos hace cometer tantas tonterías; hasta cómo es que la ciencia no se salva y también se han cometido un montón de errores en nombre de ella.
Si cuando vez un video de personas que se caen, en el que puedes ver claramente que terminará fatal, y piensas “que sujeto tan tonto, se notaba que pasaría”, deberías tener más empatía, porque resulta que así somos todos.
Incluso, si un día tu mamá vuelve a decirte “¿Si tus amigos se tiran de un acantilado lo haces tu también?”, debes saber que aunque tu respuesta sea que no, lo más probable es que sí suceda.
En una sociedad donde la información abunda hasta saturarte con un millón de ellas todos los días, es probable que no tengas tiempo (ni cabeza suficiente) para aprender de todas ellas, así que sólo se quedarán en tu memoria aquellas que van más contigo, es decir, las que respaldan tus creencias.
Phillips bien lo refiere, “vivimos en una sucesión infinita de primeras veces, la mayor parte de las cuales no las vimos venir o ignoramos a quienes sí las vieron. Y, por desgracia, no todas esas primeras veces son buenas”.
Al leer el libro de un antropólogo e historiador londinense no esperaríamos soltar carcajadas precisamente, pero sucede cuando le damos una oportunidad a Humanos, de Tom Phillips, quien nos cuenta con mucha sensatez y algunas referencias a shows de televisión y series -para que a todo el público le quede claro- la historia de cómo la humanidad no todo el tiempo es la especie más hábil en el mundo.
La historia tiene más chascarrillos e ironías de los que podríamos imaginar.