Cada día, miles de animales criados para consumo humano, circulan en camiones por las carreteras del mundo hacia su muerte. Tras una vida miserable en una granja, todo animal destinado a la alimentación, acaba en el matadero, pero antes, se ve obligado a soportar algo intolerable: la fase de transporte.
Ese camino recorrido en camiones y trailers, no solo es la antesala del fin de sus vidas, es un cruel trayecto lleno de maltratos que no es visibilizado y mucho menos regulado.
Como demuestran las trágicas noticias de los últimos días en México y diversas investigaciones que hemos realizado en el mundo, el transporte de animales vivos es una de las prácticas más crueles de la industria alimentaria.
Seguro recordarás el accidente que ocurrió hace tan solo un par de semanas en el Estado de México, donde un tráiler que transportaba a cientos cerdos, se volcó, provocando que cientos de animales murieran y varios más quedaran aprisionados en el contenedor, emitiendo sonidos de dolor, desesperación y estrés.
Este suceso no fue un evento aislado, es la cotidianidad en el transporte de animales, donde los cerdos, las vacas, las gallinas, etc., están expuestos a terribles accidentes, para los cuales no existe un plan de contingencia ni de rescate para ayudarles, además de ser trasladados durante largos trayectos con una regulación nula que garantice su bienestar, es así, que encontramos transporte con animales sin cama, expuestos a la intemperie y sin acceso a comida ni agua, animales muertos o moribundos debido a las condiciones del viaje, animales amontonados unos encima de otros, con las extremidades atascadas y las cabezas aplastadas contra el techo de los camiones, que se lastiman o fracturan.
Estos viajes de larga distancia ya suponen por si mismos una tortura para los animales, muchos de ellos por las condiciones, mueren en el transporte antes de llegar al rastro.
La NOM 051 –que tiene por objetivo disminuir el sufrimiento de los animales durante su movilización– es obsoleta. No solo no contempla las medidas mínimas para asegurar el bienestar animal durante el transporte, sino que no establece procedimientos de respuesta a situaciones de emergencia, como accidentes donde los principales afectados son los animales.
Las investigaciones sobre el transporte de animales vivos que hemos realizado en los 8 países donde Igualdad Animal tiene oficinas, han revelado siempre los mismos problemas y sufrimientos, y hemos recogido una gran cantidad de testimonios y documentos que no dejan dudas sobre la crueldad que representa el transporte de animales vivos.
Sin importar el tipo de transporte lo que hemos registrado, siempre son violaciones a las normas que se supone que protegen a los animales en sus viajes a los mataderos y que, en cambio, son totalmente ignoradas.
Todos estos accidentes y estos viajes de varias horas llenas de incomodidad y sufrimiento para los animales, tiene una raíz: el consumo de carne.
Por suerte, evitar estos accidentes y el cruel sufrimiento de los millones de animales que aún no han sido matados, está en nuestras manos, en tus manos, dejándolos fuera de tu plato.
Es sencillo, sino hubiera demanda para consumir su carne y otros derivados, no habría tampoco la necesidad de criarlos, transportarlos, ni matarlos.