Las ambulancias de toda la ciudad fueron necesarias para trasladar lesionados, también casi todas las agencias funerarias mandaron carrozas para llenarlas de cadáveres, no se había visto un despliegue similar desde abril del 2016, cuando estalló Clorados III con saldo de 33 muertos. El forense de Coatzacoalcos lucía a reventar, las autoridades locales estaban analizando enviar cadáveres a otros forenses para dar abasto a los peritajes.
Por Ignacio Carvajal
Coatzacoalcos, 28 de agosto (Blog Expediente).– Habla uno de los sobrevivientes al ataque anoche en Caballo Blanco: “Los sujetos llegaron en varios vehículos, con armas largas y cortas. Amagaron a los vigilantes de la entrada y tomaron el control del acceso principal”.
Dentro, la música no permitía oír que la muerte tocaba a las puertas del Caballo Blanco.
Las bailarinas danzaban al ritmo de reguetón.
Los clientes disfrutaban de lo que se esperaba sería una gran noche de diversión y desenfreno en uno de los pocos centros nocturnos que siguen operando en la ciudad.
A la chica que le tocaba quitarse la ropa, como parte de la variedad, le llegó su turno y entregó su último baile sensual. Su cadáver completamente desnudo quedó a un costado de la pista de dos tubos. No ha sido identificada. Es parte de las 26 víctimas mortales.
Los hombres desconocidos ingresaron de manera violenta lanzando disparos, relata la víctima.
También mostraron sus armas mientras otro pasaba con una garrafa de gasolina y comenzó a rociar la barra, la pista, los muebles y todo lo que fuera útil para incendiar.
Después vino el flamazo y más disparos y los sujetos se marcharon rápidamente sin dejar mensaje, sólo el del terror que anoche contagió a los pobladores del puerto.
Antes de las 10 de la noche, cuando el centro nocturno estaba a reventar el ritmo de la noche resultó silenciado de golpe. Del gozo y del placer carnal, los presentes pasaron al pasó al horror y el idioma de las pistolas.
El sobreviviente declara que no supo más, pudo ponerse en resguardo por un milagro, fue atendido en un hospital de Coatzacoalcos, donde descartaron lesiones que comprometieran su salud.
Los datos que se tenían anoche sobre la tragedia, señalaban que muchos habían muerto por exceso de humo en los pulmones, algunos por disparos.
La Fiscalía General del Estado solicitó la colaboración de la Fiscalía General de la República para esclarecer los hechos, y dar con los responsables si se comprueba el atentado directo.
Se informó sobre más de once lesionados, la mitad de ellos con quemaduras en el 90 por ciento del cuerpo, las probabilidades de que el saldo se incrementara, eran altas.
EL CAOS
“¿Ha visto a mi hija? Era bailarina”, “¿Ha visto a mi hijo? Limpiaba los baños”, “¿Sabes algo de Karina? Está desaparecida, era mesera”, eran las preguntas que lanzaban constantemente quienes arribaron al Caballo Blanco después de conocer la noticia sobre el atentado.
Madres, padres, hermanos y esposo no dejan de arribar a la avenida Román Marín, donde ubicaron el cordón de seguridad.
Mujeres humildes, que ya estaban listas para ir a la cama y esperar a sus hijas que regresaran de trabajar en la bailada, se apersonaron solicitando informes.
Todas se llevan las manos al rostro, tratan de evitar las lágrimas y parece que piden a Dios que sus seres amados no aparezcan en el saldo mortal.
En cada rincón de la escena del delito se repite la imagen, abrazos que entrelazan y buscan curar la incertidumbre al saber que su familiar no aparece.
Las voces de exigencia de información cada vez son más presentes para los oficiales de la Policía Naval, cuya base de operación en la colonia Palmasola está ubicada a metros de donde se dio el atentado.
En todo el tiempo que se le dio cobertura a este hecho, no hubo autoridades con sensibilidad para hablar con estas personas.
Los policías los remitían a hospitales, a la Fiscalía o a otras dependencias a esperar informes. A unos metros del bar, contenidos por los cordones amarillos, la espera de los familiares resultó eterna y tortuosa.
Casi todos quienes arriban preguntaban por mujeres o por trabajadores del centro nocturno.
Del otro lado de la cinta amarilla hay bomberos, peritos y policías quienes tratan de contener la crisis.
Dos bomberos, en su intento por sofocar las flamas, resultaron con lesiones y los mandaron a urgencias médicas.
Las ambulancias de toda la ciudad fueron necesarias para trasladar lesionados, también casi todas las agencias funerarias mandaron carrozas para llenarlas de cadáveres, no se había visto un despliegue similar desde abril del 2016, cuando estalló Clorados III con saldo de 33 muertos.
El forense de Coatzacoalcos lucía a reventar, las autoridades locales estaban analizando enviar cadáveres a otros forenses para dar abasto a los peritajes.
Al cierre de este reporte, sumaban 26 víctimas mortales, de esas 10 eran mujeres. Con esto, Coatzacoalcos se ubica como el municipio más feminicida del estado, al igual una de las peores ciudades para la mujer en el país.
Datos del Secretariado Ejecutivo para el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) y conteos periodísticos, indican que al mes actual, son más de 100 los homicidios dolosos cometidos durante el 2019.
Hace tres años, por ejemplo, si había 50 homicidios dolosos al concluir el año, eran muchos.
Coatzacoalcos, meses atrás, aparecía en la estadística más alta en secuestro, hasta a nivel nacional.
Un especialista en el tema lo explica en anonimato:
“Con toda la violencia, los posibles blancos de las bandas de secuestradores, han ido escaseando. Además, con el endurecimiento de las penas, los maleantes le piensan más para cometer una privación de la libertad. Son de 45 a 80 años a la sombra”.
Otro factor son las penas, mientras el secuestro -del que Coatzacoalcos fue líder durante varios meses- amerita prisión preventiva, un proceso por extorsión, el delincuente lo puede llevar en libertad y seguir dedicándose a lo mismo.
Ahí está el pasado inmediato en Coatzacoalcos. En mayo del 2019 quemaron el bar la Katrina, ahí lesionaron a dos personas, el encargado y a una bailarina, quien igual prendieron fuego.
Antes hubo una tienda de conveniencia incendiada, los ladrones incluso llenaron con mercancía la camioneta en la cual se transportaban, y un empleado resultó quemado. Ni el delegado de Tránsito del estado en Coatzacoalcos, Ricardo Williams Rojas, dueño de una mueblería, pudo evitarlo, y a mediados de julio resultó incendiada.
El último fue el caso de la palapa Mangos, en el malecón, uno de los lugares altamente concurridos por la juventud resultó reducido a cenizas por dos bombas molotov.
LA CIUDAD QUE FUE
Coatzacoalcos (235.983) vive de los recuerdos de la época dorada de la industria petroquímica. Durante los ochentas y hasta mediados del inicio del nuevo siglo, la ciudad era reconocida por ser la capital de la industria petroquímica. Más del 90 por ciento de la infraestructura de este sector, sobre todo por Pemex, se concentraba acá. En el sexenio de Fidel Herrera Beltrán, inició la construcción del proyecto Fénix, ahora complejo Braskem Idesa con una inversión de 4 mil 200 millones de dólares.
Durante su edificación, que duró cerca de seis años, esa fábrica generó entre 15 y 18 mil fuentes de empleo de forma sostenida. Era necesaria mano de obra de otros estados para mantener el ritmo de construcción, y así, pobladores de Tabasco, Oaxaca y Chiapas arribaron al sur de Veracruz para ante la oferta laboral.
A finales del 2015, la fábrica estaba casi lista y comenzó a desmovilizar la mano de obra, de 18 mil plazas laborales, se quedó en lo mínimo para su operación. Se acabó el trabajo y comenzó el repunte de la inseguridad, robos y sicariato.
Otro factor que disparó la violencia y la guerra intestina entre cárteles, tuvo que ver con la caída de Hernán Martínez, alias "El Comandante H", capo criminal a quien se señaló desde el Gobierno de Veracruz de ser generador de ejecuciones, pero además, de control en el mundo sórdido. Desde su detención, a mediados del 2017, el sicariato ha ido a la alza por peleas por llenar el vacío de poder dejado por "El H". Tan sólo el 2018 concluyó con 125 homicidios dolosos, actualmente, a mediados de año, suman más de 100.
En medio del contexto, igual se menciona la poca efectividad de los imperativos lanzados desde la Secretaría de Seguridad Pública desde los tiempos de Arturo Bermúdez, Jaime Téllez y ahora la era de Hugo Gutiérrez Maldonado.
Su último anuncio para reforzar la seguridad por parte del nuevo Gobierno de Morena, se dio el pasado 3 de agosto, “llega a Coatzacoalcos la Fuerza Civil para reforzar la seguridad”, se leía en el encabezado del comunicado enviado por la SSP, desde entonces no la sangre no deja de correr.