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Gustavo De la Rosa

28/07/2024 - 12:03 am

Lo único seguro es que nada es cierto

Las organizaciones criminales son estructuras complejas y jerarquizadas, con múltiples niveles de operación y células autónomas. Esto dificulta enormemente la tarea de desmantelarlas por completo y de conocer a fondo sus operaciones.

“Las versiones oficiales ofrecidas por las autoridades suelen ser contradictorias y cambian con frecuencia, lo que genera desconfianza en la población y fomenta la proliferación de rumores”. Foto: Juan Ortega, Cuartoscuro

La reciente captura de Ismael “El Mayo” Zambada en Estados Unidos ha vuelto a colocar a la región fronteriza en el centro de la atención mediática. Este hecho, sin duda, tendrá un impacto significativo en la dinámica del narcotráfico en México y en la vida cotidiana de millones de personas.

Su detención podría debilitar la estructura de la organización criminal y generar una reconfiguración del poder en el mundo del narcotráfico. Sin embargo, es importante señalar que la captura de un solo individuo, por poderoso que sea, no es suficiente para erradicar un problema tan complejo y arraigado.

La violencia relacionada con el narcotráfico ha dejado una profunda huella en la región fronteriza. Secuestros, extorsiones y homicidios se han convertido en parte de la vida cotidiana para muchos habitantes. La detención de “El Mayo” podría generar un repunte de la violencia mientras los distintos grupos criminales luchan por ocupar el vacío de poder.

Además, es fundamental reconocer que la información que tenemos sobre estos eventos suele ser fragmentaria y sesgada. Los medios de comunicación, las autoridades y los propios actores involucrados en el crimen organizado construyen narrativas que, muchas veces, ocultan más de lo que revelan.

La complejidad de las redes criminales y la dificultad de acceder a fuentes confiables hacen que sea casi imposible conocer la verdad completa detrás de estos hechos.

Es importante situar la detención de “El Mayo” en un contexto histórico más amplio, mencionando que ha habido otros eventos relevantes en la lucha contra el narcotráfico que han quedado en simples teorías conspirativas que vivimos en esta frontera como constante desde hace muchos años. Son casos muy relevantes en la historia de México y de la frontera.

En 1960 dos expresidentes municipales tomaban la copa en uno de los bares de lujo de aquella ciudad espectacular después de la Segunda Guerra Mundial. Uno de los comensales se levantó, fue a su automóvil, sacó una pistola, entró y asesinó a los dos expresidentes municipales que según algunas de muchas teorías populares estaban consolidando un grupo que administrara el cruce ilegal de mercancías por la frontera. Suposiciones de lo que sucedió hay muchas, pero el responsable nunca dio una razón creíble y aceptable por la cual los asesinó.

El tráfico de la heroína, morfina y marihuana era controlado por la familia González bajo el matriarcado de Ignacia Jasso “La Nacha” desde finales de los años 20, cuando su esposo “El Pablote”, en una noche sangrienta, ejecutó apoyado por su banda de Bella Vista a un grupo numeroso de chinos, que controlaban el mercado desde finales de 1800, cuando llegó el ferrocarril y el opio a esta ciudad. A “El Pablote” lo asesinaron posteriormente en los primeros años de los 30 en una cantina. Todavía se especula cuál fue la razón por la cual le quitaron la vida.

A partir de 1993 se desató una serie de homicidios de mujeres en donde era evidente que habían sido asesinadas con brutal ferocidad. Se acusó e incluso se sentenció con un muy discutible fallo a un egipcio, Omar Sharif Sharif, pero 25 años después todavía hay una gran cantidad de teorías que buscan la verdad de aquellos feminicidios cometidos en el primer lustro de los años 90.

Los femicidios siguieron y se detuvo a una banda de padrotes que administraban la prostitución en una zona del primer cuadro y a otro grupo de choferes de transportes de personal a las maquiladoras, conocidos Como “Los Toltecas”.

Cuando se estaba tratando de armar una estructura para prevenir los feminicidios, y perseguir más eficazmente a los criminales, se encontraron ocho cuerpos en un campo algodonero en el centro de la zona de crecimiento de la ciudad. Todavía hay dudas y certezas de que a los verdaderos asesinos del campo algodonero no se les ha detenido pues primero acusaron a “La Foca” y a “El Cerillo”, a los que obligaron a confesar con torturas. Fue tan grande la protesta de la ciudadanía que finalmente los absolvieron, aunque uno murió en la cárcel y no disfrutó de la libertad.

Luego, se detuvo y encarceló de manera injusta a un joven que vivía en Colorado y fue implicado por dudosas declaraciones de un adicto con daño neuronal que contó una historia de terror.

La construcción mediática de la realidad suele presentar estos eventos de manera sensacionalista, enfatizando los aspectos más dramáticos y violentos, y generando una imagen distorsionada de la realidad.

Las versiones oficiales ofrecidas por las autoridades suelen ser contradictorias y cambian con frecuencia, lo que genera desconfianza en la población y fomenta la proliferación de rumores.

Los intereses políticos de los distintos actores involucrados pueden influir en la forma en que se presenta la información, ya sea para justificar acciones gubernamentales, desviar la atención de otros problemas o desacreditar a opositores.

Las organizaciones criminales son estructuras complejas y jerarquizadas, con múltiples niveles de operación y células autónomas. Esto dificulta enormemente la tarea de desmantelarlas por completo y de conocer a fondo sus operaciones.

Los testigos de estos hechos suelen temer por su vida y la de sus familias, lo que dificulta la obtención de testimonios fiables y detallados. La corrupción en las instituciones encargadas de combatir el crimen organizado puede obstaculizar las investigaciones y favorecer la impunidad. La desinformación y los rumores pueden generar polarización social y enfrentamientos entre distintos grupos.

La falta de transparencia y la proliferación de noticias falsas erosionan la confianza de la ciudadanía en las instituciones gubernamental, La desinformación puede contribuir a perpetuar el ciclo de violencia, al alimentar estereotipos y prejuicios.

Simplemente de 2008 a la fecha han sucedido más de 15 mil homicidios y no se ha aclarado ni siquiera el 5 por ciento, los demás están envueltos en una nube de rumores, prejuicios, teorías conspirativas y dolor –mucho dolor– en esta ciudad, donde hemos aprendido que lo único seguro de tantas versiones sobre las tragedias es que nada es cierto.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.

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