Rubén Martín
28/07/2024 - 12:03 am
El Mayo y el narco en el corazón del sistema
Lo más importante, es que casi con seguridad “El Mayo” estuvo en contacto con los personajes que a lo largo de la historia han servido de bisagras entre el Gobierno y los cárteles de la droga pues a veces desde el servicio público tienen relación con los capos criminales.
Traición o entrega. A eso se reducen las hipótesis de los cursos de acción que llevaron a la captura de Ismael “El Mayo” Zambada y a Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo” Guzmán, en hechos ocurridos el jueves en El Paso, Texas. Lo cierto es que desde ese día el Gobierno de Estados Unidos, a través del Departamento de Justicia, ya tiene en sus manos al cofundador del cártel de Sinaloa y al hijo de El “Chapo” Guzmán. El “Mayo” Zambada se declaró inocente de los cargos que se le imputan en la primera comparecencia ante autoridades el viernes pasado, en tanto que Joaquín el Güero Guzmán, ya fue internado en una prisión federal de alta seguridad en Chicago, Illinois.
Hasta ahora hay dos versiones sobre esta detención. Alan Feuer, el reconocido periodista que cubrió el juicio contra “El Chapo” Guzmán en Nueva York y especialista en cuestiones de seguridad publicó la versión de que El Mayo Zambada en realidad fue entregado a funcionarios del Departamento de Justicia y del FBI estadounidenses, por una traición del hijo de “El Chapo”, Joaquín el Güero Guzmán. “Según los funcionarios estadounidenses, el hijo de “El Chapo”, Joaquín Guzmán López, engañó a Zambada García para que subiera al avión, diciéndole que iban a buscar propiedades en el norte de México. El hombre mayor no tenía idea de que en realidad se dirigía a Texas, donde sería entregado a agentes estadounidenses que lo habían estado siguiendo durante mucho tiempo”, escribió Feuer el viernes, junto a la corresponsal del New York Times en Ciudad de México, Natalie Kitroeff (https://cutt.ly/xelbcXrA).
La otra versión que circula, es que El Mayo Zambada tenía tres años negociando su entrega a las autoridades de Estados Unidos. Se le atribuye esta decisión a su enfermedad grave de diabetes y la supuesta liberación de uno de sus hijos. Hasta ahora ninguna versión puede ser confirmada o descartada, aunque podrían tener implicaciones distintas en el futuro del Cártel de Sinaloa y la violencia en una parte del territorio nacional.
Pero da igual, pues su detención ya tiene consecuencias. Una de ellas es electoral, pues la detención de El Mayo Zambada se convierte en un éxito para el gobierno de Joe Biden y para la candidata demócrata Kamala Harris, quienes demuestran a republicanos que sí hacen algo en contra del narcotráfico y la llegada de fentanilo a Estados Unidos, atenuando así una de las dos críticas más severas que les plantea Donald Trump: su inacción por la llegada de inmigrantes y la falta de combate a quienes introducen droga a ese país. La segunda consecuencia es la consolidación de la facción de Los Chapitos al frente del Cártel de Sinaloa y el posible fortalecimiento del Cartel Jalisco Nueva Generación.
Como cabría esperar, la detención de uno de los fundadores de el Cartel de Sinaloa, junto a “El Chapo” Guzmán, han desatado especulaciones entre periodistas y estudiosos de los fenómenos criminales. Sostienen que si El Mayo habla en la corte de Estados Unidos donde será juzgado, provocaría un terremoto político en México por todas evidencias, acusaciones y sobre todo revelaciones de políticos implicados en la protección del negocio del narcotráfico. Otros, como Falko Ernst, analista sénior en México del International Crisis Group, sostienen que eventuales revelaciones de “El Mayo” Zambada podrían afectar las relaciones bilaterales México-Estados Unidos. Pero lo mismo se especuló durante el juicio contra “El Chapo” Guzmán, en el juicio de García Luna o en el de Edgar El Diablo Veytia. Y no pasó nada. Y seguramente será lo mismo en el juicio contra “El Mayo”.
“El Mayo” Zambada tiene más de 50 años dedicado a actividades criminales. Primero bajo la tutela de Miguel Ángel Félix Gallardo, jefe del conglomerado de narcotraficantes asentados en Guadalajara. Luego siguió en el Cártel de Juárez con Amado Carrillo, el Señor de los Cielos, y a finales del siglo pasado se asoció con “El Chapo” en el Cártel de Sinaloa. Según la DEA este cártel es una multinacional del crimen organizado con presencia en más de 45 países.
Desde que “El Mayo” comenzó a ganar dinero y enfrentar enemigos vendiendo ilegalmente droga, han pasado como presidentes José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox, Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador… ocho presidentes y decenas de secretarios de Gobernación, Seguridad o Defensa Nacional.
Y junto con ellos cientos de ministerios públicos, policías, procuradores, fiscales, y generales, capitanes del Ejército y directores de policías federales y estatales que estuvieron al tanto de las actividades de “El Mayo” y de sus grupos criminales. Y ninguno de estos presidentes o funcionarios lograron o quisieron detenerlo.
Lo más importante, es que casi con seguridad “El Mayo” estuvo en contacto con los personajes que a lo largo de la historia han servido de bisagras entre el Gobierno y los cárteles de la droga pues a veces desde el servicio público tienen relación con los capos criminales. Personajes como Fernando Gutiérrez Barrios, Javier García Paniagua, Miguel Nassar Haro, Juan José Esparragoza “El Azul” o el mismo Genaro García Luna. No fue detenido porque, en contra de lo que se ha dicho desde hace décadas, el narcotráfico realmente no se combate en México, se convive con él porque es vital para la reproducción tanto del sistema económico como de el sistema político.
Estimaciones conservadoras en 2018 estimaban que el negocio de la venta ilegal de drogas podría ascender hasta los 600 mil millones de pesos, unos 34 mil millones de dólares al año, lo que lo convierte en uno de los cinco grandes actividades económicas y generadoras de divisas para el país. Si la detención de los capos de la droga tuviera como consecuencia el fin de estas actividades, la economía y el sistema financiero de México y de Estados Unidos tendrían afectaciones severas.
De otro lado, el dinero del narcotráfico es vital para la reproducción del sistema político. En 2015 Edgardo Buscaglia estimó, a partir de la revisión de expedientes judiciales contra narcotraficantes, que aproximadamente 25 por ciento de los ingresos del narco se distribuían en corrupción para asegurar la protección de las autoridades, desde las electas hasta las policiales, militares, ministeriales y judiciales. Este dinero es vital para el funcionamiento de los partidos políticos. Eso implica que en un año el narco podría distribuir hasta 150 mil millones entre actores políticos, incluyendo partidos y candidatos. Solo para comparar, el INE distribuyó 10,300 millones de pesos para el financiamiento de los partidos en las elecciones de este año.
La detención de los capos no hará que se detenga un gran negocio como es el narcotráfico y que sirve al sistema, tanto económico como político. El mismo “Mayo” Zambada se lo dijo al director de la revista Proceso, Julio Scherer en abril de 2010: “En cuanto a los capos encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí”. En esa entrevista, Julio Scherer interpretó así las palabras de “El Mayo”. “A juicio de Zambada, el gobierno llegó tarde a esta lucha y no hay quien pueda resolver en días problemas generados por años. Infiltrado el gobierno desde abajo, el tiempo hizo su ‘trabajo’ en el corazón del sistema y la corrupción se arraigó en el país”. En efecto, el negocio del narcotráfico en México es tan importante para la reproducción del sistema que, con o sin “El Mayo”, seguirá funcionando.
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