Los expertos no se ponen de acuerdo sobre la conveniencia o no de usar secadores de aire, pero sí destacan que siempre es mejor que dejarse las manos mojadas.
Por Marta Chavarrías
Madrid, 28 de julio (ElDiario.es).- Con la pandemia de COVID-19 lavarse las manos se ha convertido en uno de los gestos rutinarios esenciales para prevenir la infección. Usar agua y jabón y frotar durante al menos 20 segundos, seguido de un enjuague, es fundamental, y sobre todo lo es el uso de jabón porque es el que facilita que se reduzca de manera significativa la presencia de virus y bacterias en las manos. Pero hay una parte del lavado que a menudo se pasa por alto: el secado de manos.
Varias investigaciones dicen que el uso de secadores de aire para secarse unas manos que se han lavado mal puede propagar el virus por toda la ropa y las superficies. Los secadores de mano “barren” rápidamente el agua de las manos, pero al hacerlo, también pueden expulsar cualquier microbio persistente que podría haber esquivado el proceso de lavado de manos en el aire. Al menos esto es lo que han demostrado algunas investigaciones hasta ahora.
SECADORES DE MANOS, BACTERIAS Y VIRUS
La última de ellas es la presentada en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID), que compara el secado de manos con toallas de papel versus secadores de aire y que dice que hay “claras diferencias en la contaminación microbiana residual de las manos según el método de secado”, siendo los niveles “mayores tras el secado con chorro de aire”.
Concretamente, los resultados mostraron que las once superficies tocadas después del secado con aire estaban contaminadas, en comparación con seis tras el secado con toallas de papel. Para los expertos, las toallas de papel deberían ser la forma más eficaz de secarse las manos tras el lavado porque es la que permite reducir más el riesgo de contaminación y la propagación del virus.
En un estudio realizado en 2014 por expertos de la Universidad de Leeds, en el Reino Unido, se descubrió que los secadores de manos arrojaron 27 veces más bacterias al aire que las toallas de papel. Entonces, los investigadores concluyeron que este tipo de secado de manos no sería muy adecuado para su uso en entornos de atención médica como hospitales por la capacidad de facilitar la contaminación cruzada microbiana a través de la difusión en el aire.
Unos años más tarde, los mismos investigadores descubrieron que los baños públicos con secadores de aire tienen una concentración mucho más alta de bacterias que las que ofrecen las toallas de papel. Y semejantes fueron los resultados de un estudio publicado en 2018 y realizado por expertos de la Universidad de Connecticut, que demostraron que los secadores de manos de los baños pueden convertirse en una especie de ventilador de bacterias.
En concreto, admitían entonces los expertos, “el secador de aire crea un aerosol que contamina el baño, el suelo y otras superficies”. En una publicación del Journal of Hospital Infection se detalla que cuando se usan secadores de manos los niveles bacterianos son hasta treinta veces más altos comparados con los de las bacterias de los dispensadores de toallas de papel.
¿QUÉ DICEN LAS AUTORIDADES SANITARIAS?
¿Nos dicen todos estos datos que los secadores de manos pueden propagar el virus que causa la COVID-19? La mayoría de las autoridades sanitarias coinciden en que un lavado de manos, siguiendo el protocolo apropiado, es eficaz, sea cual sea el método de secado usado. Porque los patógenos están presentes sólo si el lavado de manos previo no se ha hecho bien; si se ha hecho correctamente, no tiene porqué haber ningún riesgo porque el virus se ha eliminado.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que “los secadores de manos no son efectivos para matar el coronavirus”, uno de los numerosos mitos que circulan sobre este virus. Lo mejor es, insisten los expertos de la organización, lavarse las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón y secarlas bien con toallas de papel o un secador de aire caliente.
Por tanto, no descartan el uso de este tipo de secado porque admiten que es mejor usar un secador de aire que dejarse las manos húmedas o no secárselas porque si están mojadas pueden transferir gérmenes más fácilmente que unas secas. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) dicen que la mejor manera de secarse las manos durante la pandemia “sigue sin estar clara porque hay pocos estudios y, los que hay, entran en conflicto”.
Además, insisten, “la mayoría de estos estudios comparan las concentraciones generales de microbios, no sólo los gérmenes que causan enfermedades, en las manos después de distintos métodos de secado de manos”. Sin embargo, tal como se demuestra en un video, los CDC admiten que “no hay evidencia de que los secadores de manos estén propagando el coronavirus”.
Lo que sí parece claro, sea cual sea el método de secado es que, a la hora de lavarnos las manos, considerado el paso más importante de todo el proceso de prevención (junto con la distancia física), deberemos secarlas bien porque unas manos mojadas transfieren gérmenes con mayor facilidad. El secado constituye, por tanto, otro paso para aumentar la probabilidad de que estos permanecen fuera de las manos un poco más de tiempo.