Ciudad de México, 28 de julio (SinEmbargo).- De frente amplia, cejas pobladas, ojos color café, nariz cóncava mediana y un mentón ovalado. Estatura de 1.60 metros y el cabello oscuro, largo y ondulado. Así describió el encargado del Servicio Médico Legal de la Coordinación Territorial Tláhuac al cadáver de una joven mujer que fue encontrado el pasado lunes 21 de julio en Canal de Chalco, atrás del Bosque de Tláhuac.
El certificado, cuya copia tiene SinEmbargo, refiere, en ese lenguaje plagado de tecnicismos propio de los médicos forenses, que el cuerpo tenía desprendimientos de piel en los senos, el abdomen, la espalda, el cuello, la clavícula, la nariz, la oreja izquierda, así como excoriaciones en el tórax, un glúteo, las piernas…
Se trataba del cuerpo de Niza Fernanda Aldana Garrido, de 25 años y madre de dos niñas, quien había sido secuestrada cuatro días antes, el jueves 17 por la noche, en algún momento entre las 20:30 horas en que salió de su casa rumbo a un gimnasio cercano, y las 22:30, cuando los secuestradores llamaron al departamento que compartía con otro joven para pedir un rescate de 700 mil pesos.
El compañero de casa de Niza Fernanda avisó a los tíos de la chica, con quienes ella había vivido desde pequeña y eran como sus padres. Los tíos corroboraron que el padre biológico de Niza Fernanda había recibido una llamada similar de los delincuentes.
Esa misma noche, Pilar Garrido Villanueva y su esposo, tíos de Niza Fernanda, denunciaron el secuestro ante la Fiscalía Especial de Investigación para la Atención del Delito de Secuestro, denominada Fuerza Antisecuestro (FAS), donde les asignaron tres agentes para llevar el caso: un negociador, un investigador de campo y uno de inteligencia, cuenta a SinEmbargo Garrido Villanueva.
El primero se identificó como “Toño”, el segundo como “Armando” y del tercero desconocen el nombre. Los agentes especiales les explicaron que por seguridad no podían dar sus datos completos.
El padre biológico de Niza Fernanda había accedido a negociar con los secuestradores, dice la mujer de rostro redondo pero enjuto, aún enlutada. Rememora que la noche en que presentaron la denuncia tuvieron una larga conversación con el negociador, “Toño”, quien cerró la plática con una frase que ella recuerda así:
“Bueno, pues váyanse a su casa, porque no podemos hacer nada hasta que venga la segunda llamada”.
“No volvimos a saber nada”, dice Garrido Villanueva, refiriéndose al trabajo de los agentes.
La segunda llamada de los secuestradores tampoco llegó.
El lunes a las 18:08 horas, el agente “Armando” llamó a Garrido Villanueva para decirle que habían encontrado un cuerpo con características similares a las de su sobrina. Al acudir a identificar el cadáver, la mujer constató que era Niza Fernanda.
En los cuatro días que transcurrieron desde el rapto de la joven hasta el hallazgo de su cuerpo, los investigadores se negaron a compartir información con los familiares de Niza Fernanda o a aceptar la que ellos, por su cuenta, habían conseguido para intentar rastrear a la joven, acusa Garrido Villanueva. “Toño” insistía en que había que esperar la siguiente llamada de los secuestradores.
A través de un conocido que trabaja en Telcel, compañía donde está registrado el número del teléfono celular de Niza Fernanda, sus familiares pudieron obtener los datos del móvil y de la última vez que había sido usado. Garrido Villanueva muestra el mensaje que envió a “Toño” con esa información, la madrugada del sábado, preguntándole si con esos datos podían localizar el teléfono. El agente contestó, también en un mensaje, lo siguiente:
“No se puede, acu?rdate que la manera de hacer que regrese ella es llegar a un arreglo con quienes la tienen” (sic).
Garrido Villanueva explica que también llamaron a la organización Alto al Secuestro, fundada por Isabel Miranda de Wallace, en donde les aconsejaron preguntar por las cámaras de seguridad en la zona del rapto. La tía de Niza Fernanda detalla que el gimnasio al que su sobrina acudía está a menos de 100 pasos del sitio donde vivía, y que al revisar el área detectaron cuatro cámaras de seguridad. Al preguntarle a “Toño” por las cámaras, él le dijo que ya las habían revisado y no habían encontrado nada.
La mujer de 36 años cuenta que el lunes, antes de la llamada para informarle sobre el hallazgo de un cuerpo, el agente “Armando” se comunicó con ella para preguntarle por una agenda de la joven; también le dijo que aún no obtenían el registro de llamadas de su teléfono, pero que podía agilizar el trámite a cambio de mil 500 pesos. Ella accedió a pagarlos. “Le dije que sí y efectivamente al otro día yo tenía la información”, dice.
“Armando” le entregó la sábana de llamadas en el funeral de Niza Fernanda.
La familia de nuevo recurrió a su contacto en Telcel, quien les proporcionó las coordenadas de los movimientos del aparato. Garrido Villanueva mueve sus manos sobre un mapa imaginario para explicar, a partir del rastreo del teléfono, cuál suponen que fue la ruta de los secuestradores y de Niza Fernanda:
“A ella la secuestran en un punto [cerca de su casa]. Se la llevan a Zapotitlán, ahí realizan una llamada. La vuelven a bajar al punto de las coordenadas [originales]. Ahí permanecen hasta que la avientan en Canal de Chalco y el teléfono regresa a la misma ubicación”, es decir cerca de la casa de Niza Fernanda.
La información no ha sido tomada en cuenta por los agentes que llevan la investigación, se queja Carmen Díaz Garrido, hija de Garrido Villanueva.
“Se le han solicitado documentos y se le ha puesto a la policía cosas que nosotros creemos que podrían ayudar, como es la localización del celular, y se niegan rotundamente a aceptar, o a darnos algo, porque nosotros decimos ‘Si no lo quieres, pues dánoslo, porque nosotros tenemos que saber qué pasó’”, dice.
Al parecer, los agentes tenían la hipótesis de que Niza Fernanda había sido raptada por una supuesta banda de secuestradores dedicada a retener a mujeres jóvenes y que opera en el Oriente de la ciudad.
“Tanto ‘Toño’ como ‘Armando’ me comentan que todo indicaba que era la banda que les ha traído muchos problemas en el Oriente de la ciudad. Es una banda que se dedica a secuestrar mujeres solas, a las cuales no las estudian, porque no les realizan el previo trabajo del secuestrador de darse a la tarea de saber quién es”, afirma Garrido Villanueva.
La mujer cuestiona la poca diligencia de los agentes antisecuestros a pesar de que tienen indicios de quiénes podrían ser los responsables y de que conocen su modo de operar.
“Si ellos saben que hay gente que se está dedicando a esto, [que] no es el primer caso, no es la primera vez, deberían de tener algo más consistente”, critica.
SinEmbargo buscó conocer la versión de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), instancia de la que depende la FAS, pero no obtuvo respuesta de su oficina de Comunicación Social.
La tía de Niza Fernanda recuerda que el día que encontraron el cadáver de su sobrina, increpó a “Armando” por la falta de diligencia en el caso. Con una autoridad ganada a pulso de indagar por sus propios medios el paradero de la joven, le espetó: “‘Si todo se resumía a ubicarla por la sábana de llamadas, me lo hubieras dicho desde el jueves y mi hija no estaría muerta’. [Pero] no trabajaron, no investigaron, no hicieron absolutamente nada”.
INDICIOS DE UN FEMINICIDIO
“Yo vi el cadáver”, dice Garrido Villanueva para explicar por qué sostiene que el certificado del médico legista no registra todas las lesiones que tenía su sobrina, además de que fue violada. Se detiene en su narración, toma aire y prosigue.
“Casi arrancados los pezones, y la vagina, el pubis, completamente desprendida la piel como si lo hubieran arañado, porque se veían los zurcos. Yo la vi, yo la toqué, yo quería saber qué le pasó. Era monstruoso”, dice. “Estaba muy golpeada, lo más impactante fue el impermeabilizante, que la hayan bañado de impermeabilizante”.
Aunque el certificado forense sólo consigna que al cadáver de Niza Fernanda le removieron pintura que tenía cuando lo encontraron, su tía refiere que, de acuerdo con las fotografías que tomó el agente del Ministerio Público que hizo el levantamiento del cuerpo, éste había sido cubierto con impermeabilizante, desde el cuello hasta los pies.
El médico forense explicó a Garrido Villanueva que ese recubrimiento al secarse se contrae y arranca la piel. Sin piel no hay manera de tener las huellas de los agresores. Cuando el cadáver de Niza Fernanda fue hallado, el impermeabilizante no se había secado del todo y pudieron remover una parte sin desprenderle la dermis; pero su tía señala que tenía otras lesiones no necesariamente provocadas por el sellador.
“El impermeabilizante no alcanzó a secar, pero le faltaban trozos [de piel]. Una cosa es cuando se te cae un pedazo de piel y otra cosa cuando es un rasguño. Le arrancaron por debajo de los pechos, como si le hubieran querido arrancar los senos; se ven los zurcos de las uñas”, asegura.
Tanto ella como su hija Carmen creen que las heridas en sus senos y genitales son indicios de que pudo no ser un homicidio ordinario, sino un feminicidio.
Desde julio de 2011, en el Distrito Federal el feminicidio está tipificado como delito. Se considera como tal el asesinato de una mujer por razones de género, que existe cuando la víctima tiene signos de violencia sexual, tiene lesiones infamantes, degradantes o mutilaciones, previas o posteriores a su asesinato, fue incomunicada previo a su muerte, o su cuerpo fue expuesto o arrojado en un lugar público, como señala el artículo 148 Bis del Código Penal del Distrito Federal.
El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio documentó que tan sólo entre 2010 y junio de 2011, en la capital del país se registraron 125 feminicidios, con lo que ocupaba el sexto lugar en incidencia a nivel nacional. En septiembre de 2013, durante una comparecencia ante los legisladores locales, el Procurador capitalino, Rodolfo Ríos Garza, refirió que hasta ese momento el número de averiguaciones previas por feminicidio era de 79. El Diputado Alberto Cinta Martínez apuntó que sólo en 20 de esos casos hubo consignaciones.
A decir de Garrido Villanueva, los agentes también compartían la apreciación de que podía tratarse de un feminicidio. Sin embargo, lo que sabe es que el caso de Niza Fernanda lo seguirá llevando la Fiscalía Antisecuestros, dada la suposición de que los responsables son una banda de secuestradores que opera en la zona Oriente.
La tía de Niza Fernanda dice que sólo busca que se haga justicia y que las autoridades investiguen y castiguen a quien mató a su sobrina.
“Yo no soy una persona de dinero, no soy una persona de influencias, no soy una persona como [Isabel] Miranda [de] Wallace, que puede mover para encontrar a su hijo, yo no lo soy. Pero creo que para eso soy un ciudadano más que paga sus impuestos y que mantiene a una bola de corruptos que no hacen su trabajo y que no les importa el dolor de una familia, de una muchacha que dejó huérfanas a dos niñas, eso no es importante para las autoridades”.
Carmen, una chica más joven que Niza Fernanda, agrega a las palabras de su madre: “A fin de cuentas, a Fernanda nada nos la va a regresar, pero sí podemos evitar más casos”.