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La noche en que la India se quedó sin oxígeno y cientos murieron

28/06/2021 - 6:22 pm

En medio de una segunda ola devastadora de COVID-19, los hospitales se quedaron sin camas y suministros críticos, lo que contribuyó a la muerte de miles de personas.

Jaipur Golden/Ciudad de México/Washington, 28 de junio (AP/SinEmbargo/EFE).– Fueron los días más tristes de India. Los medios no parecían dar crédito en un país que se sentía a salvo del nuevo coronavirus. Pero no, no estaba a salvo. Y ese breve sentimiento de “haberse salvado” permitió el descuido.

“A las 9:45 de la noche, las alarmas resonaron en la unidad de cuidados intensivos del Jaipur Golden Hospital. Más de dos docenas de pacientes con ventiladores no podían respirar. Algunos agitaron brazos y piernas. Otros gritaron pidiendo ayuda, sonidos de asfixia provenientes de sus gargantas como si los estuvieran estrangulando”, cuenta The New York Times.

Los mecánicos corrieron a la sala de mantenimiento para ver qué pasaba. “Las enfermeras agarraron pequeñas bombas de plástico para llenar con la mano los pulmones de pacientes críticamente enfermos. No fue suficiente. Jaipur Golden, un hospital respetado en Delhi, se había quedado sin oxígeno médico. Durante las siguientes siete horas, murieron 21 pacientes con coronavirus”.

En toda la India, dicen los periodistas del Times, en medio de una segunda ola devastadora de COVID-19, los hospitales se quedaron sin camas y suministros críticos, lo que contribuyó a la muerte de miles de personas y agravó un brote ya trágico. Según un recuento, la escasez de oxígeno por sí sola ha matado al menos a 600 personas en los últimos dos meses.

Los pacientes con COVID-19 reciben oxígeno fuera de un Gurdwara, una casa de culto sij, en Nueva Delhi, India. Foto: Amit Sharma, AP.

“Los líderes de la India sabían que el país era vulnerable. Sin embargo, el Gobierno del Primer Ministro Narendra Modi y los funcionarios locales no se prepararon para la segunda ola”, según entrevistas y una revisión de documentos gubernamentales por The New York Times.

India es un importante productor de oxígeno comprimido. Pero el gobierno indio se movió demasiado tarde para distribuir suministros, agrega el reportaje. Los gobiernos estatales se pelearon por el oxígeno y se apoderaron de los camiones cisterna, creando cuellos de botella y retrasos. “Los funcionarios de la ciudad de Delhi no construyeron sistemas para producir o almacenar oxígeno y lucharon para asignar suministros cada vez más escasos. Cuando los suministros escasos y los pasos en falso del gobierno hicieron que se agotara el oxígeno en Jaipur Golden, algunas familias dijeron que el hospital no ofreció ninguna advertencia”.

LA TRAGEDIA CONTINÚA

Pero la pandemia está lejos de haber terminado. El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo el viernes pasado que la variante Delta del COVID-19, detectada inicialmente en la India, es “la más contagiosa de las variantes identificadas hasta ahora” y advirtió que ya se encuentra en al menos 85 países.

Ghebreyesus dijo que la falta de vacunas en países pobres esta exacerbando la transmisión de la variante. Tedros describió una reunión reciente que tuvo con un grupo de asesores creado para distribuir las inoculaciones. “Ellos estaban decepcionados porque no tienen vacunas para distribuir”, dijo, y criticó a los países ricos por rehusarse a compartir inmediatamente dosis con el mundo en desarrollo.

“Si no hay vacunas, ¿qué compartes?” Tedros señaló que la comunidad mundial está fallando y se arriesga a repetir los errores cometidos durante la crisis del sida hace décadas y en la pandemia de fiebre porcina del 2009, cuando las vacunas llegaron a los países pobres después de que la pandemia ya se había acabado. “Tomó 10 años (para que los medicamentos antirretrovirales) llegasen a los países de bajos ingresos después (de que el VIH) ya era rampante en los países de altos ingresos”, dijo. “¿Queremos repetir la misma cosa?”

Hoy, España y Portugal impusieron nuevas restricciones sobre los viajeros llegados de Gran Bretaña. Portugal impuso dos semanas de cuarentena a menos que presentaran pruebas de que habían completado su vacunación contra el COVID-19 un mínimo de 14 días antes. La norma entró en vigencia este lunes. El Gobierno luso señaló que los recién llegados podrían hacer cuarentena en casa o en un lugar designado por las autoridades sanitarias portuguesas. Los viajeros llegados desde Brasil, India y Sudáfrica estaban sujetos a la misma norma.

Otros viajeros que entren en Portugal deben mostrar una prueba negativa PCR o el certificado digital COVID-19 de la Unión Europea. En España, a partir del jueves, las personas llegadas de Gran Bretaña a Islas Baleares tendrán que mostrar que han completado su vacunación contra el COVID-19 o una prueba negativa de PCR.

La misma preocupación tiene Estados Unidos. Atrasado en su objetivo de vacunación contra el COVID-19, el Gobierno de Joe Biden está enviando funcionarios de primera línea a todo el país, diseñando anuncios para nichos y reclutando organizadores comunitarios para convencer de que se vacunen aquellos que no lo han hecho. La estrategia parece una campaña política. Pero el mensaje tiene que ver con la salud pública, no con la ideología.

El objetivo es un grupo que las autoridades de salud denominan el “medio móvil”: unos 55 millones de adultos, muchos de ellos menores de 30 años, que podrían ser convencidos de vacunarse contra el coronavirus. “No solo habrá sitios de vacunación masiva”, dijo el Secretario de Salud y Servicios Humanos, Xavier Becerra. “Será de puerta en puerta. Con clínicas móviles, en la iglesia, la peluquería, la tienda de comestibles”.

Las autoridades están aprovechado un nuevo tema de conversación: la variante delta que es más contagiosa y azota a la India se está extendiendo en Estados Unidos. Esta variante ahora representa casi 1 de cada 5 muestras de casos confirmados en el país y muchos de los infectados son jóvenes y no están vacunados.

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