Este proyecto tiene dos objetivos, uno es la medicina reproductiva, el procedimiento de crear un embrión en el laboratorio y luego producir un embarazo mediante la transferencia de embriones. El otro objetivo implica la colaboración con expertos de células madre para cultivar células germinales, como espermatozoides u óvulos, derivados de células de la piel u otras muestras de tejido.
Berlín, 28 jun (EFE).- La salvación de la extinción del rinoceronte blanco del norte, especie de la que quedan solo dos hembras en Kenia, pasa por una doble vía según el proyecto del alemán Instituto Leibniz, que combina tecnología reproductiva y uso de células madre.
Se trata de un proyecto pionero, patrocinado por el Ministerio Federal de Educación e Investigación alemán, que por un lado aplica métodos y técnicas conocidas y tiene el objetivo de "garantizar la supervivencia de esta especie clave", cuyo último macho murió en marzo de 2018.
Por el otro lado se trata de explorar la posibilidad de hacer que en el futuro se pueda recuperar toda la variedad genética del rinoceronte blanco del norte a partir de células de la piel de la especie.
Sin embargo, para preservar la especie en toda su diversidad genética, la inseminación artificial no será suficiente por sí sola.
Sobre todo porque las dos rinocerontes supervivientes también son familia entre sí por lo cual tienen genes parcialmente idénticos, explicó el centro Max Delbrück de Medicina Molecular y colaborador en el proyecto en su sitio web.
"Tenemos dos objetivos. Uno es la medicina reproductiva, el procedimiento de crear un embrión en el laboratorio y luego producir un embarazo mediante la transferencia de embriones", dice hoy a Efe Steven Seet, responsable de la dirección de proyectos del Instituto Leibniz de Zoología.
Para ello se utilizaría "material genético", conservado en 196 grados centígrados en nitrógeno líquido, y óvulos procedentes de las hembras que aún viven en Kenia en la reserva natural de Ol Pejeta.
El embrión obtenido en un laboratorio en Italia se transferirá al útero de una rinoceronte blanco del sur, ya que un embarazo de las otras dos hembras de la especie del norte está excluido.
El otro objetivo implica la colaboración con expertos de células madre para cultivar células germinales, como espermatozoides u óvulos, derivados de células de la piel u otras muestras de tejido.
Este procedimiento es una intervención que de momento no es más que una posibilidad futura y todavía necesita de más investigación, aunque "no debería convertirse en un estándar", explicó Seet.
"Los enfoques convencionales para establecer una población del rinoceronte blanco del norte autosuficiente no han tenido éxito en las últimas dos décadas y, desde 2000, no ha nacido ninguno nuevo", dice por correo a Efe Jan Kirsten, responsable global de fertilidad de la farmacéutica alemana Merck y colaborador en el proyecto en las Tecnologías de Reproducción Asistida (ART).
Con la transferencia exitosa de un embrión al útero entre rinocerontes blancos del sur, el equipo de expertos de Alemania, Italia, República Checa, Japón y los Estados Unidos, alcanzó "un hito importante" a fines de mayo y según Kirsten, una prueba "crucial para confirmar la viabilidad de la futura transferencia planificada".
Se trata de probar el método entre ejemplares del sur para comprobar que podría funcionar en el futuro con los del norte.
Seet aludió también a un estudio hecho con ratones en Japón en el que se logró transformar células de la piel en óvulos y posteriormente realizar una fertilización artificial; la intención sería la de intentar más adelante replicarlo para evitar la extinción de los rinocerontes blancos del norte, un propósito que aún se plantea como un auténtico reto científico.