México

Paty empezó buscando a un hijo, como muchas otras madres; hoy da su vida por los desaparecidos

28/04/2019 - 7:00 pm

Pablo Sánchez López, un joven herrero de 24 años, fue privado de la libertad por hombres armados en Morelia Michoacán el 16 de marzo de 2013. Desde entonces su madre, Patricia López, se ha volcado y profesionalizado para la búsqueda de su hijo y de muchas personas más desaparecidas en México.

Ciudad de México, 28 de abril (SinEmbargo).- Patricia López Rodríguez se inquieta en casa. La desesperación invade su cuerpo si ella no sale a campo a rastrear personas desaparecidas. “¡Yo necesito salir a buscar!”, dice la rastreadora que desde el marzo de 2013 busca a su hijo Pablo Sánchez López, de 24 años, desaparecido por presuntos ministeriales en Michoacán.

Paty, como le dicen activistas y madres de desaparecidos, hace años no planeaba ni se imaginaba si quiera cursando una carrera profesional, ahora estudia la Licenciatura en Derecho. En seis años ha cursado múltiples diplomados: desde periciales, leyes, derechos humanos, tortura y antropología forense. La mujer, que ha buscado a su hijo por toda la República, ahora es una activista y acompaña a otras madres en su meta de hallar a sus seres queridos ausentes.

“La verdad yo ya no estoy a gusto ni en mi casa, yo cuando estoy en mi casa me deprimo mucho, yo necesito salir a buscar, aunque no encuentra a mi hijo, a mí me llena mucho encontrar a otros de compañeras, es lo que ha llenado el vacío que yo tengo de mi hijo”, platica en entrevista con SinEmbargo.

Pablo Sánchez López desapareció en Michoacán  el 16 de marzo de 2013. Desde entonces Patricia, su madre, no sabe nada de su paradero y lo busca a él y a muchos más por toda la Repúclica. Foto: Especial

Pablo López Sánchez tenía 24 años cuando fue desaparecido. El mayor de cuatro hermanos tenía la ilusión de construir una casa para su mamá y hermanas.

“Él se sentía responsable de sus hermanos, consentía mucho a sus hermanas, y hasta la fecha mis hijos no han podido superarlo, porque a mis hijas las consentía mucho y él desde niño siempre se hizo responsable y al pendiente de sus hermanos. Si les faltaba ropa, zapatos o algo, él se los compraba. Ha significado mucho su pérdida, no en lo monetario sino en el afecto que le tenía a sus hermanas”, comenta Paty.

El trabajo duro era parte de la vida de Pablo desde pequeño, cuenta su mamá.

“Era luchador, muy empático, desde niño fue así. Le truncaron sus sueños. Ya vamos para seis años que lo desaparecieron ministeriales en Michoacán y hasta ahorita no sé nada de él”, añade.

PRIVADO DE LA LIBERTAD

El 16 de marzo de 2013 fue la última vez en que Pablo fue visto, luego de que acudió a un bar en Morelia, Michoacán. Paty cuenta que el joven acudía casi todos los sábados a distraerse a un bar que se llama La Taberna, en el centro de Morelia, Michoacán.

Pablo se dirigió al centro nocturno con unos amigos, pero esa noche ya no regresó. Patricia acudió al día siguiente al bar tras notar que su hijo no había retornado a casa. La mujer con mesero que trabaja en el lugar y era amigo de Pablo.

El amigo narró a Paty que Pablo estuvo en el lugar, pero que se había salido con otro amigo.
Los primeros días, la madre recabó diferentes versiones, pero ninguna coincidía, hasta que pasaron tres meses y al platicar con una mujer, que fue testigo, le indicó lo que sucedió.

De acuerdo con las investigaciones que realizó la mamá, esa noche Pablo estaba tomando una cerveza sentado en la plaza San Agustín, cuando llegaron unas camionetas blancas con hombres armados y se lo llevaron. “Dicen que estaba sentado junto a unas muchachas, que cuando llegaron los sujetos armados, lo encañonaron, las muchachas se espantaron; también a ellas las amenazaron”, relata Patricia.

–Es que se lo llevaron unos hombres armados en una camioneta blanca –comentó la testigo en ese entonces, recuerda Paty. “Después, varias personas me empezaron a dar la misma versión, pero nunca han querido declarar ante las autoridades por miedo, nunca quisieron ir a declarar lo que habían visto, fue hasta meses que yo me di cuenta de que se lo habían llevado”, agrega la mujer.

Patricia López Rodríguez no ha parado de buscar a su hijo Pablo desde el 2013. Para ella, plática, es una necesidad diaria de salir a rastrear y buscar desaparecidos. Foto: Especial

Patricia acudió a las autoridades a interponer la denuncia por la desaparición de su hijo, pero la respuesta que tuvo de las autoridades fue “’a lo mejor él se había ido con unos amigos’. Yo les expliqué [a las autoridades] que eso no podía ser porque en cuanto él se iba con amigos, luego me hablaba porque sabe que yo soy bien preocupona. Pasaba nada más un día y él siempre me marcaba por eso yo les dije que no, y me dijeron ‘no, pues espérese’”.

Las autoridades después comenzaron a citar a Patricia, pero ella comenta que no quiso ir por desconfianza. La madre siguió preguntando, en búsqueda y acudía a preguntar por los avances, pero comenta que las diligencias eran casi nulas:

“La verdad los ministeriales no han hecho nada. Las investigaciones y datos que hay en la carpeta de investigación las he llevado yo, todo, todo”.

BÚSQUEDA INCANSABLE

Patricia desde entonces se ha convertido en una buscadora y hasta la fecha, dice, no percibe su existencia sin salir a buscar no solo a su hijo, sino a otras personas desaparecidas.

Patricia López era una empleada de una tienda electrodomésticos donde laboró por seis años, hasta que Pablo desapareció.

“Desde entonces dio un giro toda mi vida, ya empecé a buscarlo, ya no duermo bien, me dediqué a buscarlo, empecé a conocer amistades que, igual que yo también tenían a familiares desaparecidos”, cuenta la madre.

Paty, como le dicen sus amigos, había cursado hasta el nivel de preparatoria, “y no era mi meta seguir estudiando”. Sin embargo, en su interés de buscar empezó a estudiar, cursos, diplomados que le dieran herramientas para mejorar sus indagatorias.

“Ahorita estoy en la escuela de Leyes, en la Universidad de Michoacán. Empecé a ir a Ciudad de México a capacitarme, a muchas cosas, a investigar. He ido a diplomados en Monterrey, he estado en diplomados aquí en Michoacán, entre otros”.

Patricia se involucró de lleno con la búsqueda al año de la desaparición de su hijo, fue cuando comenzó a acudir a marchas de desaparecidos, frecuentar foros y seminarios, a brigadas de búsqueda, y a crear redes de mamás. Patricia hoy en día es una activista y rastreadora que además da acompañamiento a otros familiares, como buscadora.

Ha participado en al menos tres brigadas de búsqueda en caravana en fosas clandestinas, y además da acompañamiento a madres que buscan por su cuenta en sus estados, como en Sinaloa, Oaxaca, Sonora, Jalisco, Coahuila y Veracruz.

“Yo trabajo con mamás, recientemente acompañé a una mamá en un predio en Veracruz. Cuando las mamás me dicen que las acompañe a buscar a sus hijos, en calidad de calle”, platica. También ha trabajado en coordinación o colaborado con Servicios Médico Forense de Jalisco, Colima y Tamaulipas.

Patricia López era una empleada de una tienda electrodomésticos donde laboró por seis años, hasta que Pablo desapareció. Desde entonces se ha dedicado a la búsqueda y se ha profesionalizado en el tema. Foto: Especial

En un día normal de búsqueda, platica, primero acuden a los Semefos, le dedican dos o tres días, pero cuando acuden a un predio se citan desde las 6 de la mañana, para dirigirse a un punto de partida y de ahí acuden con las autoridades que las acompañan, para ir todo el día a buscar.

La mujer explica que encontrar un cuerpo o restos provoca sentimientos encontrados: “se siente mucha felicidad y tristeza a la vez, son sentimiento encontrados: da alegría porque una compañera encontró al niño, nosotros le decimos nuestros niños, pero también da tristeza, porque vamos a seguir buscando. A mí me parte el alma ver cuando lloran mis colegas cuando encontramos”

“Cuando alguien me habla para acompañar porque no saben, yo inmediatamente, no importo la hora que sea yo voy y así es mi vida ahora”, expresa.

México cuenta con un registro de 40 mil 180 personas desaparecidas y en la mayoría de los casos se cuenta con la identidad digital, la cual incluye nombre completo de la víctima, fecha de nacimiento, fotografía y huella dactilar, de acuerdo al último informe público realizado por la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) en enero pasado.

El Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, que aún se encuentra en construcción, arroja que las personas de las que se tiene registro como desaparecidas hasta la fecha, asciende a 40 mil 180. Dicha cifra es el resultado de una base general de 99 mil 129 desaparecidos del 2006 a la fecha, de los que fueron localizados con vida 62 mil 436.

Sugeyry Romina Gándara
Ha trabajado como reportera y fotoperiodista de nota roja en Chihuahua. Los últimos años, ya radicada en CdMx, los ha dedicado a cobertura sobre temas de desaparición, seguridad y víctimas de la violencia.
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