Las flores y plantas de las que se alimentan las mariposas son consideradas “mala hierba” por los agricultores, quienes las eliminan. En 2020, se redujo 26 por ciento la presencia de la mariposa Monarca en bosques mexicanos.
Ciudad de México, 28 de marzo (SinEmbargo).– El uso de herbicidas y agroquímicos reduce la cantidad de plantas de las cuales se alimentan las mariposas Monarca que viajan entre los santuarios de México, Estados Unidos y Canadá, explicó Gabriela Jiménez Casas, del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) reportó que en 2020 se redujo 26 por ciento la presencia de la mariposa Monarca en bosques mexicanos, las cuales ocuparon 2.10 hectáreas de terreno, respecto a las 2.83 hectáreas registradas en 2019. El mínimo histórico data de 2013 cuando se registró una ocupación de sólo 0.67 hectáreas.
La experta en divulgación destacó que la falta de alimento o néctar es un problema en el proceso de migración de los lepidópteros porque diversas plantas que tienen la mayor cantidad de néctar son eliminadas cuando los productores usan herbicidas.
Las larvas de las mariposas Monarca se alimentan de asclepias, mejor conocidas como algodoncillo, una hierba que los agricultores desechan y “al faltar la planta de polinización de las mariposas esto afecta la densidad de la población, es lo que tenemos que entender, que no por ser hierbas las podemos eliminar indiscriminadamente”,dijo Jiménez Casas en un comunicado de la UNAM.
“Los agroquímicos son terriblemente dañinos no sólo para la fauna sino para las mismas plantas porque aunque se puede hacer una selección y eliminar las hierbas, las planta que se está sembraron no, entonces de todas maneras sí hay cierto efecto… sí tiene que considerarse este aspecto antes de eliminar una ‘malahierba’”, agregó la experta.
Respecto a los sitios de alimentación afectados, la experta precisó que no se cuenta con información precisa, porque el estudio de las mariposas durante su migración implica el trabajo de numerosas personas, no sólo de los científicos, sino de quienes las observan en su viaje y participan en proyectos como el “Programa Correo Real”.
UNAS GUERRERAS
Una mariposa adulta pesa medio gramo y puede llegar a tener una extensión de hasta ocho centímetros, lo cual las hace “frágiles” a fuertes vientos o problemas meteorológicos que afectan al territorio nacional, pero han demostrado que son más fuertes de lo que aparentan.
Ejemplo de su fortaleza, recordó la investigadora, es su comportamiento cuando el huracán Patricia azotó las costas de Jalisco e hizo una gran destrucción en 2015, justo en el tiempo en que viajaban a Michoacán.
“En vez de enfrentar el meteoro y viajar por su camino de siempre, que es la costa del Pacífico y la ladera occidental de la Sierra Madre, ese grupo de Monarca viajó entre las dos Sierras Madre, la Oriental y la Occidental, protegiéndose en las grutas y hendiduras de las barrancas y no sufrieron ningún daño”, explicó la bióloga.
La experta añadió que existen dos tipos de mariposa Monarca: una local (que llega a vivir solo 30 días) y la llamada matusalén, que migra de Canadá a México, vive hasta ocho meses y que se orienta gracias a la detección del campo magnético, los cambios barométricos y, sobre todo, su genética.
Las poblaciones de Monarca que llegan a los santuarios en Michoacán, puntualizó, no son las mismas que se van, pues al llegar cumplen su misión: aparearse, dejar hijos y morir; son sus nietos los que regresan, en este caso a California; a la parte central de Estados Unidos; debajo de la zona de los Grandes Lagos, también en esa nación y otras a Canadá.
Aunque esta mariposa no está en peligro de extinción, sí está en riesgo su proceso migratorio que emplea para hibernar en conjunto y amortiguar el clima, dijo Jorge Rickards, director General de WWF México.