“Se nos derrumbó la vida, a los cinco, se nos apagó la ilusión que teníamos”, expresó Rogelio Amaya Martínez, sobreviviente de tortura durante la llamada “guerra” contra el narcotráfico, emprendida en la administración del Presidente Felipe Calderón Hinojosa.
Ciudad de México, 28 de febrero (SinEmbargo).- Rogelio Amaya Martínez, sobreviviente de tortura durante la administración del entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa, de 2006 a 2012, en el que Genaro García Luna, declarado culpable de narcotráfico en Estados Unidos, se desempeñó como Secretario de Seguridad, consideró que la ofensiva contra el narcotráfico “no fue guerra contra el narco fue guerra contra los civiles mexicanos”.
Rogelio fue detenido junto a otras cuatro personas por la detonación del coche-bomba en el año 2010 en Ciudad Juárez. Todos los acusados lograron recuperar su libertad luego de poco más de tres años y medio de permanecer encarcelados de manera injusta.
En entrevista durante el programa Café y Noticias que se transmite por el canal de Youtube SinEmbargo Al Aire, Amaya Martínez expresó que la situación que vivió “fue una experiencia muy traumática tanto corporalmente como mentalmente”, además de humillante, lo que les derrumbó la vida a todas las personas que fueron vinculadas pese a las pruebas que demostraban su inocencia.
“Sinceramente fue una experiencia muy traumática tanto corporalmente como mentalmente, no se acabó, no se acabó después de que nos presentan, fue una humillación cuando nos presentan en la misma SIEDO y el mismo Ministerio Público empieza a cuestionarnos, a culparnos y diciéndonos que básicamente sabía que éramos inocentes pero que era su trabajo, que en ese tiempo era su trabajo, se nos derrumbó la vida, a los cinco, se nos apagó la ilusión que teníamos, en ese tiempo estábamos más jóvenes y fue muy duro, fue muy duro”, recordó.
Amaya Martínez detalló que tras la presentación que la entonces Policía Federal hizo a medios de comunicación de los cinco presuntos implicados, estos fueron trasladados a una clínica para que fueran atendidos por los golpes que presentaban, mismos que les propinaron elementos de dicha corporación de seguridad, por lo que fue el momento en que, aseguró, pudieron “descansar” un poco de las agresiones de las que estaban siendo objeto.
“Cuando llegamos, después de la presentación, nos llevaron a la SIEDO, posteriormente nos trasladan a un hospital que se llama Torre Médica, allá en México [Ciudad de México], duramos alrededor de 24-48 horas internados, por los golpes que llevaba, que llevábamos todos, fue, a lo mejor suena contradictorio pero fue cuando empezamos a descansar, una vez que nos trasladan al arraigo, porque ya no nos tocaron, ya no nos golpearon, ya no nos torturaron psicológicamente”.
Asimismo, señaló que no eran muy conscientes de la violencia que se había desencadenado en el país, y que afectó principalmente a la sociedad civil, en la que, aseguró, no sólo participaron integrantes de la entonces Policía Federal, también integrantes del Ejército y de la Marina. Incluso, agregó, sobre el hecho de que fue culpado, la explosión de un coche bomba, hubo más persona, posiblemente inocentes, a las que también se les involucró. “Fue una especie de tortura psicológica estar pensando en por qué estábamos ahí, el por qué nos tocó a nosotros”, comentó.
“No nos caía el veinte de lo que estaba pasando en México en ese tiempo, fue en el 2010, la mentada Guerra contra el Narco, que ahora que ha pasado los años, no fue guerra contra el narco fue guerra contra los civiles mexicanos, contra personas mexicanas, porque no nada más hubo tortura, hubo desaparición, no por parte nada más de la policía federal, fue también el Ejército, fue también la Marina. A raíz de que empecé a conocer gente, tanto en el penal como en el arraigo, me di cuenta de que no era el único con ese tipo de situación, eran muchos más, éramos muchos, muchos, en el arraigo estábamos alrededor de 100 a 120 personas por el mismo delito, que fue del coche bomba, para que se den una idea del teatro que hacían esas personas”, sostuvo Amaya Martínez.
El 11 de marzo de 2014, la entonces Procuraduría General de la República (PGR) retiró los cargos contra los cinco hombres que fueron detenidos e involucrados en la detonación del coche-bomba en el año 2010 en Ciudad Juárez. Noé Fuentes Chavira, Rogelio Amaya Martínez, Víctor Manuel Martínez Rentería, Gustavo Martínez Rentería y Ricardo Fernández Lomelí lograron recuperar su libertad luego de poco más de tres años y medio de permanecer encarcelados de manera injusta.
A los cinco se les acusó de delincuencia organizada, delitos contra la salud en la modalidad de posesión de mariguana, portación de arma de fuego de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas y lo que resultara.
Tras su detención, el 11 de agosto de 2010, su defensa solicitó que se les aplicara el protocolo de Estambul para comprobar la tortura y posteriormente la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) lo corroboró, razón por lo cual emitió a la PGR la recomendación 75/2011, por lo que el Juzgado Primero de Procedimientos Penales de Distrito con sede en Guadalajara ordenó la libertad de los cinco hombres al recibir las conclusiones no acusatorias y por ende el no ejercicio de la acción penal.