Decenas de miles de personas que viven en Ucrania hacen largas colas para salir del país en guerra. Entre ellos se encuentra Iván Juárez Velásquez, un mexicano que lleva viviendo con su mujer y sus seis hijos en la ciudad de Rivne, noroeste de Ucrania, desde hace cuatro años. Otros, como Francisco Calderón, están refugiados en un búnker en Járkiv, en el este.
Por Paula Estañol
Francia, 28 de febrero (RadioFranciaInternacional).– “Cuando salimos, empezaron los ataques a nuestra ciudad, bombardearon nuestro aeropuerto”, explica por teléfono a RFI, Iván Juárez Velásquez, un mexicano misionero afincado en Ucrania que, después de tres días de trayecto, consiguió llegar con su familia a Polonia por el paso fronterizo del noroeste de Yagodin.
“Ha sido un viaje muy pesado de tres días. Había unas filas interminables de gente en la frontera. La gente está un poco nerviosa porque quiere salir rápidamente”, explica el mexicano quien confiesa que, a pesar de estar aliviado, están muy pendientes de las personas que dejaron en Ucrania.
“Conocemos a mucha gente en Ucrania, muchos jóvenes, nuestro corazón está ahí. Sentimos alivio por nuestros hijos, pero la verdad es que tenemos sentimientos encontrados, tristeza por los que se quedan, por los que están sufriendo esta situación”, lamenta.
SITUACIÓN MUY TENSA EN JÁRKIV
“Hoy hemos tenido explosiones un poco más cerca del refugio en el que estamos, pero la situación es esperanzadora, diría yo, porque ayer hubo una victoria muy importante en la ciudad”, explica por teléfono a RFI desde Járkiv Francisco Calderón, otro mexicano afincado en Ucrania y que tiene que interrumpir la conversación por varias explosiones.
“Como es la segunda ciudad del país, muy cerca de Rusia, las fuerzas rusas que se destinaron aquí fueron considerables. Se desplegaron muchas tropas y tanques. Pero en estos últimos días las fuerzas ucranianas han conseguido empujarlas fuera”, concluye Calderón.