De acuerdo a los testimonios de las comunidades que recogieron Carlos y Ramiro, a estas mujeres las citó la Fuerza Pública y les explicó que tendrían que infiltrarse en los grupos criminales para sacar información.
Por Laura Ávila y Alicia Flórez
Colombia, 27 de diciembre (InSight Crime).- Durante una de las visitas que InSight Crime realizó a la zona, dos funcionarios de cooperación internacional, Carlos* y Ramiro* afirmaron que un grupo de mujeres habían sido reclutado por la Fuerza Pública como informantes y que eso pudo haber detonado la ola de violencia en Tibú.
Ellos han trabajado por décadas en el análisis de situaciones de seguridad y protección de derechos humanos. Antes de trabajar en Norte de Santander, estuvieron en otras regiones de Colombia y conocen a profundidad las complejidades del conflicto armado en el país.
Además, parte importante de su trabajo en el departamento es conversar con las comunidades y acompañarlas en los procesos de construcción de paz y defender sus derechos. Por esta razón, están en constante comunicación con la población, los liderazgos comunitarios, actores internacionales e instituciones del gobierno. Las comunidades confían en ellos.
Según información que ellos recolectaron de sus visitas a campo para agosto de 2020, la Fuerza Pública y las fuerzas de inteligencia identificaron y reclutaron a unas mujeres en Tibú con características muy específicas: mujeres migrantes, jóvenes y con ciertos rasgos de belleza.
De acuerdo a los testimonios de las comunidades que recogieron Carlos y Ramiro, a estas mujeres las citó la Fuerza Pública y les explicó que tendrían que infiltrarse en los grupos criminales para sacar información.
“Les dijeron que iban a ser ‘detectives’”, señaló Ramiro con un gesto de comillas con sus manos.
Según Ramiro, para diciembre del 2020, el grupo de mujeres se había instalado en unos bares de la zona rural y había logrado establecer comunicación con miembros de grupos armados.
Pero, en algún momento, una de las mujeres que ya estaba vinculada sentimentalmente con uno de los criminales fue descubierta. Y esto desencadenó una serie de hechos que han sido muy difíciles de esclarecer.
Según las fuentes de Carlos y Ramiro, la mujer logró avisarles a las otras compañeras que su infiltración en los grupos había sido descubierta.
“La mujer desapareció”, sentenció Ramiro, y las otras mujeres buscaron la ayuda de la iglesia católica para salir del territorio, pero se desconoce su paradero, de acuerdo con la información que lograron recoger Carlos y Ramiro después de hablar con las instituciones religiosas.
Después de que los grupos armados se enteraran de esta supuesta infiltración, comenzó la ola de asesinatos de mujeres en Tibú, según ambos funcionarios. Pareciera que los grupos armados entraron en una especie de paranoia y ante sus ojos, cualquier mujer con un vínculo con la Fuerza Pública era un blanco para ellos.
Durante la visita al terreno, escuchamos versiones muy similares de esta historia de al menos otras dos fuentes de cooperación internacional y también de una organización defensora de derechos humanos. Sin embargo, en un territorio convulsionado y en guerra como Tibú es difícil corroborar este tipo de información.
Cabe mencionar que en Colombia el uso de mujeres informantes es una táctica de guerra utilizada por todos los actores armados, tanto legales como ilegales, pero en InSight Crime no logramos conseguir testimonios de mujeres que hayan sido parte del supuesto plan e infiltración.
Además, para conocer la versión de la Policía y el Ejército sobre estos hechos enviamos dos cuestionarios indagando sobre el uso de mujeres civiles como informantes. El Departamento de Policía de Norte de Santander respondió que entre 2020 y 2021 insertaron “un total de 13 mujeres como fuentes humanas las cuales aportaron información que permitió dar resultados relevantes en diversas zonas del [departamento]”. Por su parte, el Ejército no ha respondido a dicha solicitud hasta el momento de esta publicación.
Para algunos activistas de derechos humanos de la zona, no hay duda de que las supuestas infiltraciones detonaron la ola de violencia.
“Los asesinatos fueron por culpa de la Fuerza Pública”, expresó una habitante de Tibú, quien trabaja en la protección de derechos humanos, pero cuyo nombre omitimos por seguridad. “¿Cómo se les ocurre ir a meter a las mujeres al territorio? Sabían que las iban a poner en peligro”, nos dijo.
*Los nombres de las protagonistas fueron cambiados para proteger su identidad.