Este lunes 27 de diciembre se reanuda el juicio contra Ghislaine Maxwell, acusada de ser ser cómplice del magnate Jeffrey Epstein por el caso de abuso de menores. Los abogados de la socialité afirman que los recuerdos de sus cuatro acusadoras habían sido alterados con el paso del tiempo y la influencia de sus propios abogados.
Nueva York, 27 de diciembre (EFE/ AP).- La británica Ghislaine Maxwell, brazo derecho del magnate Jeffrey Epstein y juzgada en Estados Unidos por supuestamente servirle de intermediaria en varios casos de abusos sexuales, acaba de cumplir 60 años en la prisión de Manhattan, mientras espera el inminente veredicto que debe pronunciar el jurado en las próximas horas.
Maxwell, hija del multimillonario Robert Maxwell y poseedora además de la nacionalidad francesa y estadounidense, cumplió el pasado sábado sus 60 años, y por segundo año consecutivo los “celebró” en prisión tras su arresto en julio de 2020 en una mansión rural donde se encontraba escondida.
Muy lejos de la vida de lujo que siempre disfrutó hasta su detención -Epstein le “regaló” 30.7 millones de dólares, que le sirvieron entre otras cosas para comprarse un helicóptero-, Maxwell ha estado detenida preventivamente en una celda de aislamiento con condiciones tan estrictas que una de sus abogadas las comparó con las que el psicópata Hannibal Lecter tenía en la película El silencio de los inocentes.
El jurado se tomó tres días de descanso en medio de sus deliberaciones, que retomó esta mañana, y los observadores apuntan que sus diferentes peticiones para revisar algunos de los testimonios en el juicio u otras declaraciones anteriores parecen abonar la idea de que las “dudas razonables” introducidas por la defensa han influido en la opinión de ese jurado.
Al aparecer este lunes en la sala, Maxwell, que parecía contenta de ver a sus defensores, fue felicitada ruidosamente por ellos, según testimonios de periodistas presentes en el recinto.
El jurado continuó sus peticiones al juez antes de formular su veredicto, como la definición exacta de algunos cargos como el de “incitación” a viajar con el fin de participar en casos de tráfico sexual (la acusación más grave, por implicar a una víctima de 14 años), o escuchar el testimonio de un antiguo oficial de policía que participó en un registro en el domicilio de Epstein.
Cuatro mujeres que testificaron haber sido sexualmente abusadas siendo adolescentes por Epstein con ayuda de Maxwell durante y después de su noviazgo con Epstein, describieron a Maxwell como un componente central de los planes de Epstein. La acusada, quien permanece tras las rejas, el sábado cuando cumplió 60 años.
Los abogados de Maxwell afirman que los recuerdos de sus acusadoras habían sido alterados con el paso del tiempo y la influencia de los abogados que las dirigen hacia compensaciones de millones de dólares de un fondo establecido para compensar a las víctimas de Epstein.
La comisión de abusos sexuales por parte de Epstein no ha sido puesta en duda en ningún momento durante el juicio, y la defensa ha tratado más bien de desvincular a Maxwell de esos sucesos, argumentando las más de las veces que ella no estuvo presente y desconocía lo que Epstein hacía con esas mujeres, algunas de ellas menores de edad en el momento de los hechos.
Ghislaine Maxwell puede ser condenada por seis cargos distintos, pero los tres más graves se basan únicamente en los testimonios separados de dos supuestas víctimas, mientras que los tres restantes, bajo el título de “conspiración”, se apoyan en cuatro testimonios, pero son castigados con penas más leves.