ANGUIANO MORENO: COLIMA, ¿PARAÍSO PERDIDO?

27/12/2011 - 12:00 am

Colima, estado natal del ex presidente Miguel de la Madrid Hurtado, tierra de palmeras y volcanes, es gobernada por un hombre de fe. Cada año, Mario Anguiano Moreno viaja a Talpa de Allende, Jalisco, para visitar a la Virgen de Talpa. Lo hizo en 2009 para agradecer su nombramiento como candidato del PRI a la gubernatura y repitió como peregrino, en marzo de 2010, para dar gracias por su triunfo en las elecciones.

Anguiano estudió la licenciatura en Economía en la Universidad de Colima, y antes de ser electo como gobernador fue tesorero de la capital del estado, contador mayor de Hacienda del Congreso local, tesorero de Manzanillo, diputado local y alcalde de la capital de 2006 a 2009.

Sus aspiraciones para convertirse en el candidato del PRI a gobernador fueron apoyadas por su padrino político, el ex gobernador Jesús Silverio Cavazos Ceballos. En una férrea elección interna, Anguiano se enfrentó a otros tres que soñaban con convertirse en el candidato a gobernador del tricolor: Arnoldo Ochoa González, favorito de Paredes y gobernador interino de Colima entre 2004 y 2005 tras la muerte de Gustavo Vázquez Montes, Rogelio Rueda Sánchez y Héctor Michel Camarena.

En aquellas elección de gobernador, la cuarta para Colima en un mismo sexenio, el PRI no fue solo. El tricolor formó una alianza con el Partido Nueva Alianza, cuyo dirigente en aquel momento, Jorge Kahwagi, salió en defensa del ex presidente municipal de Colima: “Para los que han preguntado si metemos las manos al fuego por Mario Anguiano Moreno, les decimos que sí, sí las metemos”.

Beatriz Paredes Rangel, dirigente nacional del PRI, también demostró el respaldo de su partido hacia Anguiano: “Sé que todos los cuestionamientos que se pretenden hacer o se hacen desde la falacia serán superados por la prudencia, por la entereza y por el valor civil del candidato que los priístas de Colima decidieron”.

 

Anguiano y el narco

Tanto apoyo tenía una simple explicación. Unos cuantos días antes de que Anguiano fuera electo candidato, diarios locales recordaron los oscuros vínculos de su familia con el narcotráfico. Desde 2004, su hermano Humberto “La Rana” Anguiano, cumplía en prisión una condena de 10 años por vender metanfetaminas. Además, su primo Rafael Anguiano Chávez, detenido en 1997, cumple una pena de 27 años en Nueva Jersey, acusado de liderar la organización Anguiano, dedicada a la venta de metanfetaminas y vinculada con el cártel de los hermanos Amezcua.

También, por aquellas fechas, el periodista Jorge Carrasco Araizaga publicó en la revista Proceso un texto que señala más vínculos del príista con el narco. Entre los hombres más cercanos a Anguiano, destacan nombres que han sido investigados por la PGR por mantener alguna relación con el crimen organizado: Rafael Gutiérrez Villalobos, titular de la Secretaría de Fomento Económico y quien fuera señalado como lavador de dinero de los hermanos Amezcua por la PGR en 1998; Jesús Orozco Alfaro, actual secretario de Finanzas y Administración y ex administrador de la Aduana de Manzanillo, cargo que dejó luego del escándalo que provocó el aseguramiento de droga en los barcos Córdoba y El Chimborazo, poco después del asesinato en Guadalajara de Manuel Salcido Uzeta, “El Cochiloco”.

El 20 de junio de 2009, a dos semanas de la elección estatal, la agencia AP reportó la aparición de una manta que declaraba abiertamente el apoyo de una organización criminal al candidato priísta. El letrero decía: “¡Bienvenidos a Colima! Territorio próximamente gobernado por nuestro jefe de jefes Mario Anguiano Moreno. ¡Estamos contigo hasta la muerte!”. Anguiano se deslindó y acusó al PAN de encabezar una campaña de descalificación en su contra.

Sin embargo, los colimenses decidieron dar su voto a Anguiano, quien venció en las boletas electorales por poco más de 6% de los votos a la candidata del PAN, Martha Sosa Govea. Mientras que el candidato de la alianza entre el Partido de la Revolución Democrática y el Partido Socialdemócrata, Alberto Ochoa Manzur, obtuvo 2.1% y Gabriel Salgado Aguilar, representante de Convergencia, sólo registró 0.6% de los votos.

 

Días violentos

Colima dejó de ser aquel lugar pacífico que en 1979, por decisión del presidente José López Portillo, fue el primer estado de la República en ser gobernado por una mujer: la poeta Griselda Álvarez. Bajo el mandato de Anguiano, el estado ha visto pasar uno de los años más sangrientos de su historia. Tan sólo durante el primer año de su administración se registraron 145 asesinatos producto de la lucha entre el gobierno y el crimen organizado. Para entender la magnitud de la escalada, sólo hace falta revisar la Base de Datos de Fallecimientos de la Presidencia de la República. Según la tabla, durante todo 2007 sólo se registró un fallecimiento vinculado con la guerra con el narco. En 2008, la cifra subió a 12 y en 2009 fueron 30.

Además, según datos de la Procuraduría General de Justicia del Estado, entre enero y noviembre de 2011, el robo de automóviles se triplicó. Estadísticas dadas a conocer por la dependencia en su página de Internet indican que el año pasado sólo fueron presentadas 535 denuncias por robo de auto, mientras que este año la cifra subió a mil 643. Y mientras el gobernador Anguiano insiste en que bajo su administración ha aumentado la seguridad, el Índice de Víctimas Visibles e Invisibles, elaborado por “México Evalúa”, lo desmiente. Entre 2010 y 2011, Colima pasó de la posición 26 a la 16. El secuestro aumentó de 0.37 en 2010 a 1.68 en 2011; el homicidio, de 0.74 en 2010 a 1.13 en 2011, y el robo con violencia creció de 0.20 a 0.25.

Y aunque las cifras no se comparan con las registradas en otros estados de la República, cuatro casos atrajeron la atención de la prensa nacional. El 10 de agosto de 2010, tres policías municipales fueron ejecutados y uno más quedó lesionado. “Lo que nosotros suponemos es que es un pleito por la plaza y que seguramente ven en las corporaciones policiacas acciones que no les permiten llevar a cabo el trabajo que ellos quisieran y una de las reacciones naturales es esto que estamos viendo, pero sí les decimos: va con todo el Gobierno del Estado”, dijo Anguiano a la prensa.

Tres meses después, la mañana del 21 de noviembre, el ex gobernador Silverio Cavazos Ceballos, de 41 años, fue asesinado afuera de su casa mientras, según la versión oficial, platicaba con Rafael Gutiérrez Villalobos, empresario y miembro del gabinete de Anguiano ya mencionado, quien salió ileso del ataque. Cavazos gobernó Colima entre 2005 y 2009, periodo durante el cual fue acusado por el Estado de mantener vínculos con el crimen organizado.

Inmediatamente, el gobernador responsabilizó al narcotráfico del atentado. Un civil, el oftalmólogo Mario Eduardo Robles Gil, murió durante el operativo que aplicó la Policía Estatal Preventiva para detener a los responsables del asesinato. Primero se dijo que Robles no se detuvo en un retén y fue por eso que los oficiales abrieron fuego, pero después, la verdad salió a la luz. El oftalmólogo fue ejecutado dentro de su propiedad sin que hubiera una explicación por parte de las autoridades. El presidente Felipe Calderón responsabilizó del asesinato a la policía de Colima y la PGR ofreció una recompensa de 3 millones de pesos por cualquier información que llevara a la captura de Óscar Ulises Mariscal Ríos, elemento de la Policía Estatal Preventiva. Pero hasta la fecha, Mariscal sigue libre.

La tarde del 23 de febrero, Saúl Adame Barreto, coordinador de asesores de Mario Anguiano y ex secretario de Salud de Colima, fue secuestrado. En marzo, 22 días después de su rapto, el cuerpo de Adame fue hallado en una fosa clandestina, junto con tres cuerpos más, en Pihuamo, Jalisco, 35 kilómetros al noreste de la ciudad de Colima. Y la violencia sigue. Apenas el 16 de diciembre, la casa de Guillermo Navarrete Zamora, presidente de Instituto Electoral de Colima y ex director del Centro de Readaptación Social de Colima, fue baleada con armas de grueso calibre.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas