La iglesia acusó que cada vez son más las personas que no tratan a los templos como una casa de Dios en la que todos son bienvenidos y que, por el contrario, estos centros religiosos se han vuelto museos, campos de batalla y, en el peor de los casos, escenas de crimen.
Ciudad de México, 27 de noviembre (SinEmbargo).- La iglesia católica aseguró este domingo que el respeto de lo sagrado debe ser restaurado con el fin de contribuir a reconstruir el tejido social, una tarea que consideró necesaria para construir un México mejor.
En su editorial semanal publicado en Desde la Fe, la iglesia mencionó que este año se han dado a conocer numerosos casos de personas que han sido asesinadas frente o cerca a templos católicos.
En ese sentido, recordó a los dos sacerdotes jesuitas que fueron asesinados en junio pasado al interior de su templo en la comunidad de Cerocahui, en Chihuahua. Mientras que en octubre, un novio fue asesinado a balazos al salir de una iglesia de la ciudad de Caborca, en Sonora.
“Parece lejana aquella época en la que el templo se respetaba por ser pilar de la fe y la comunidad. Y este desprecio a lo sagrado es un reflejo del rechazo de nuestra sociedad a la tradición y los valores que forjaron nuestra cultura”, añadió.
Destacó que para la comunidad católica el templo es la casa de Dios, donde todos son bienvenidos; sin embargo, acusó que cada vez son más las personas que no tratan a la iglesia como una casa y que, por el contrario, estos centros religiosos se han vuelto museos, campos de batalla y, en el peor de los casos, escenas de crimen.
Por ello, hizo un llamado a los fieles católicos a redescubrir el don de la piedad, dado en el Bautismo y cultivado a lo largo de la vida cristiana. “Este es el don que nos hace mostrar especial reverencia hacia Dios y las cosas sagradas. Porque sólo así podremos entender que no sólo es sagrado el templo, sino que es sagrada la dignidad humana y la vida de nuestro prójimo”, agregó.
“Restaurar este respeto contribuye a reconstruir el tejido social”, concluyó.
El asesinato de los miembros de la congregación Javier Campos y Joaquín Mora, junto a un guía turístico, causó conmoción en México, un país mayoritariamente católico, y llamó la atención de la comunidad internacional ante la creciente violencia que golpea a la nación latinoamericana.
Además, desde su asesinato, la Compañía de Jesús demandó a las autoridades mexicanas que adopten medidas inmediatas para asegurar la vida de los religiosos de la comunidad de Cerocahui que, afirmó, enfrenta “condiciones de violencia y olvido” de parte del Estado.
En septiembre pasado, el jesuita Jorge González Candia, asesor de la congregación, admitió a The Associated Press que la comunidad siente aún mucho temor debido a que José Portillo Gil, alias “El Chueco”, presunto responsable de los asesinatos, sigue libre.
Al ser cuestionado sobre si los problemas de criminalidad que hay en la sierra de Tarahumara culminarán con la detención de “El Chueco”, González Candia indicó que “se ha comprobado que cuando sólo se aprehende a un cabecilla se multiplican los grupos delictivos, crece el número de delitos y se saturan las prisiones”.
Señaló que se necesita investigación, transformación de estructuras locales y voluntad política para generar los cambios necesarios para recuperar la paz.
-Con información de AP