Las novelas de Almudena Grandes la convirtieron en uno de los nombres más consolidados y de mayor proyección internacional de la literatura española contemporánea, por lo que dejo un gran legado con su partida.
Madrid, 27 de noviembre (EFE).- La escritora española Almudena Grandes, fallecida este sábado en Madrid a los 61 años a consecuencia de un cáncer, fue una de las escritoras más relevantes de las últimas generaciones, con obras como Las edades de Lulú, Malena es un nombre de tanto o la serie Episodios de una guerra interminable, que deja inacabada.
Nacida en Madrid el 7 de mayo de 1960, Grandes estudió Geografía e Historia en la Universidad Complutense de Madrid y pronto empezó a trabajar en el mundo editorial como correctora y autora de textos para enciclopedias y libros de divulgación.
Autora de cuentos en sus comienzos, en 1989 publicó su primera novela, Las edades de Lulú, reconocida con el Premio Sonrisa Vertical de literatura erótica, que fue traducida a más de veinte idiomas y llevada al cine un año después por el director español Bigas Luna.
En 1991 publicó su segunda novela, Te llamaré viernes, a la que siguió en 1994 Malena es un nombre de tango, otro éxito literario, que la consagró como escritora y también llegó a la gran pantalla, en esta ocasión, de la mano del también español Gerardo Herrero.
Atlas de geografía humana (1998), Los aires difíciles (2002) -ambas, llevadas también al cine-, Castillos de Cartón (2004) o El corazón helado (2007), premio de Novela de la Fundación Juan Lara y del Gremio de Libreros de Madrid, fueron sus siguientes trabajos.
En 2010, e inspirada en su admirado Benito Pérez Galdós -del que dijo que había sido el escritor más importante de su vida-, publicó Inés y la alegría, primer título de la serie Episodios de una guerra interminable, que le valió el Premio de la Crítica de Madrid, el Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska en Ciudad de México y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz.
Convencida de que la “batalla por la memoria” terminaría ganando en España, emprendió en 2010 un proyecto, su proyecto literario más querido: los Episodios de una guerra interminable, consistentes en seis grandes novelas contando lo cotidiano de esos perdedores de la guerra, de su lucha y su dura vida. Y a ellos dedicó más de diez años.
Historia y ficción para contar terribles episodios silenciados de la posguerra española y de sus protagonistas, gente cotidiana, pero también historias de héroes y villanos. Eran seis esas novelas y publicó cinco, la última de ellas La madre de Frankestein en el 2020. Pero antes ya había hablado de esta parte de los españoles en otras de sus muchas novelas.
«Un gran homenaje a las mujeres represaliadas y sometidas por el franquismo», Óscar López, @PaginaDosRTVE. #LamadredeFrankenstein pic.twitter.com/bcKMd1zX9i
— Almudena Grandes (@AlmudenaGrandes) November 25, 2021
Era un proyecto que tenía que pensado desde el principio y ya antes de publicar el primero tenía pensados los cinco siguientes y los títulos de todas las novelas que componían este proyecto. Y a Inés y la alegría, le siguieron Los pacientes del doctor García, Las tres bodas de Manolita y La madre de Frankestein.
“España tiene una relación indigna con su pasado”, sostenía Grandes, y por eso intentó con su literatura dar voz a los que no la habían tenido durante los años de la dictadura.
La escritora ha abordado otros géneros como la literatura infantil, con el libro ¡Adiós Martínez! y la participación en el texto colectivo Érase una vez la paz (1996), cuyos fondos fueron destinados a los niños víctimas de las guerras de Ruanda y Mozambique.
Modelos de mujer, Libro negro de Madrid o Madres e hijas son otros títulos de Almudena Grandes, considerada una de las narradoras españolas más consolidadas y con mayor proyección internacional.
Casada con el poeta Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, con quien tiene una hija, Elisa, la escritora madrileña es también conocida por su compromiso con el feminismo y su posicionamiento político de izquierdas.
En 2012 formó parte de Izquierda Abierta, partido integrado en Izquierda Unida, y ha mostrado su apoyo público a cuestiones políticas o sociales, como la autoinculpación colectiva en el caso de eutanasia para el tetrapléjico español Ramón Sampedro en 1998.
En 2020 fue nombrada doctora “honoris causa” por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en España y ha sido galardonada con otros reconocimientos como los premios Rosone d’Or de Italia al conjunto de su obra (1997), el del sindicato español UGT, Julián Besteiro de las Artes y las Letras (2002), el Internacional de Abogados de Atocha (2017) o el Premio Jean Monnet de Literatura Europea (2020) por Los pacientes del doctor García.
Colaboradora habitual en periódicos y medios de comunicación, Grandes anunció el pasado 10 de octubre en su columna del diario español El País que padecía cáncer, una enfermedad que le fue diagnosticada desde hacia poco más de un año, cuando fue hospitalizada por un problema intestinal.
Sus amigos destacan de ella también su generosidad y humanidad, de la que hacia gala sobre todo con los jóvenes escritores, a los que enseñaba y de su función como miembro de numerosos jurados literarios de los que ha formado parte a lo largo de su carrera.
Con la muerte de Almudena Grandes, los libreros están de luto. Y citas como la Feria del Libro de Madrid. No estuvo en la última, según explicó, por las complicaciones que había tenido por el cáncer que padecía. Y prometió que se sentaría de nuevo en una caseta para firmar ejemplares y mirar a los ojos a sus lectores.
A partir de ahora, la Feria del Libro del Retiro no volverá a ser la misma sin la melena morena de Almudena.