Aves, flores y relieves como las hay en las pirámides de la zona arqueológica de Mitla (lugar de muertos en náhuatl) de las culturas prehispánicas zapoteca-mixteca, adornan el pan de muerto horneado en las panaderías de Mitla, a unos 60 kilómetros de Oaxaca.
Por Juan Jesús Cortés
Oaxaca, 27 octubre (EFE).- La festividad de los Fieles Difuntos es una ley intangible en el sureño estado mexicano de Oaxaca, y sus panaderos la aplican a la perfección en el pan de muerto, que decoran con filigranas para la ofrenda que este 1 y 2 de noviembre colocarán para sus seres queridos fallecidos.
Aves, flores y relieves como las hay en las pirámides de la zona arqueológica de Mitla (lugar de muertos en náhuatl) de las culturas prehispánicas zapoteca-mixteca, adornan el pan de muerto horneado en las panaderías de Mitla, a unos 60 kilómetros de Oaxaca.
Ya cercano el día de muertos, comienza el ajetreo y los artesanos trazan estos y otros detalles en sus panes de muerto para esta celebración que se considera la más importante del año para la región de Oaxaca.
Millares de piezas de pan se preparan en los días previos a la festividad, muchos de ellos solicitados con detalles personalizados que distinguieron al difunto en su vida terrenal y que son dibujados con el betún.
"El día de muertos en Oaxaca es la fiesta más grande de Oaxaca; es la fiesta para recordar también a nuestros seres queridos pues se les tiene que poner la ofrenda se tiene que hacer el altar y con ello pues el pan", comentó a Efe Wendy Quero Vásquez, gerente de una de la panadería más concurridas de Mitla.
Quero asegura que sus "muchachos", como llama a los panaderos, "pueden hacerle cualquier figura o logotipo referente a las personas que ya no están, lo que hacían, sus oficios, lo que les gustaba, también se les puede plasmar y es ahora sí que una de las mejores ofrendas".
EL PAN DURANTE LA PANDEMIA
La pandemia obligó a estos artesanos del pan y el dulce a tomar todas las precauciones sanitarias para trabajar, no dejan el cubrebocas y se dividen en turnos para guardar la sana distancia ante los hornos.
Todo sea por cumplir con la pieza más importante del altar de muertos, porque se entiende que por cada difunto se pondrá una pieza de pan en el altar, como lo detalla en entrevista con Efe, Miguel Ángel Ruiz, que lleva 25 años decorando el pan pintado de Mitla y es el más veterano del grupo de más de 40 decoradores.
"Los panes representan a un ser que ya ha fallecido, por ejemplo, hay personas que en una familia han fallecido dos o tres personas, pues son los panes que ellos ponen en su altar para recibirlos, es por eso que las personas compran su pan para ofrecer como una ofrenda a los fieles difuntos", cuenta.
Los artesanos, que llegan a pintar hasta una veintena de panes por día en las jornadas previas al día de los Fieles Difuntos, pueden detallar con precisión casi geométrica los dibujos únicos e irrepetibles con el betún.
En el fondo, quizá saben qué a ellos también les gustaría que cuando mueran, un de estos panes decore la ofrenda familia cuando vuelvan de visita al mundo de los vivos, el 1 y 2 de noviembre.
"Cuando Dios decida llevarnos con él, si nos gustaría que nuestros familiares compraran y nos pusieran un pan para recibirnos, porque en nuestras tradiciones, pues si está eso que cada 1 de noviembre, con la llegada de nuestros fieles difuntos, pues sí festejamos esto y es algo bonito para mí", expresa.
CEMENTERIOS CERRADOS
Por la contingencia de la pandemia de la COVID-19, los panteones de la zona de Mitla, 40 kilómetros al suroeste de Oaxaca, permanecerán cerrados para evitar la propagación de contagios.
No obstante estas restricciones, la costumbre se mantiene intacta", afirma Juan Carlos Martínez, al sostener que aunque el panteón esté cerrado, "tenemos la creencia de que es el espíritu de nuestros antepasados que nos visitan".
"Tenemos la firme creencia de que nuestros familiares que han fallecido nos visitan, entonces deben encontrar algo en el altar como son las ofrendas, los panes principalmente, entre otros, las frutas, las flores", anticipa.
En Mitla, el ancestral culto a los Señores y a la Región de los Muertos o Mictlán se ha mantenido inalterable desde que floreció la cultura zapoteca y se fusionó con la mixteca para enriquecer la diversidad cultural que se expresa en Oaxaca.