El documento de la entidad científica señala que los murciélagos suelen dar a luz solo un bebé, y que las madres tienen que soportar todo el peso de este mientras vuelan tanto antes como después de que nazcan.
Panamá, 25 de octubre (EFE).– Un informe de expertos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), con sede en Panamá, que tomaron como objeto estudio a murciélagos “Uroderma bilobatum”, reveló que las madres empujaban a sus crías con sus antebrazos, para animarlas a volar y a la vez a destetar.
“Nuestro estudio destaca lo poco que aún sabemos sobre las vidas secretas de estas criaturas, incluso algo tan significativo como la relación entre una madre y su cría”, dijo la proponente del estudio, Jenna Kohles, quien realizó su trabajo de campo como pasante en STRI cuando aún era estudiante en la Universidad de Clemson.
“Es en el mejor interés de las crías continuar amamantando y ser atendidos por sus madres el mayor tiempo posible. Pero esta es una gran carga para las madres, por lo que las presionan para que se vuelvan independientes”, mencionó Kholes.
Sostuvo que para muchos mamíferos, esto resulta en un período de conflicto entre madres e hijos, que a menudo incluye agresión, pero los murciélagos parecen lograr esta transición sin agresión, y estos empujones con sus antebrazos pueden jugar un papel importante.
El documento de la entidad científica señala que los murciélagos suelen dar a luz solo un bebé, y que las madres tienen que soportar todo el peso de este mientras vuelan tanto antes como después de que nazcan.
Los brazos de las crías de murciélagos crecen más rápido que el resto de sus cuerpos y con estos antebrazos grandes, los cachorros podrían aprender a volar en pocas noches con la ayuda de sus madres. Aunque el equipo de investigación solo pudo observar la conducta en en su guarida, encontraron pruebas de que las madres recuperaron y llevaron a las crías a su guarida mientras aprendían a volar.
La científica del STRI y asesora de Kohles, Rachel Page, explicó que durante la investigación, un equipo observó de cerca las colonias de “Uroderma bilobatum” en la naturaleza y monitorearon los refugios bajo los aleros de más de 30 casas en la comunidad panameña de Gamboa, durante casi un año.
“Kohles captó en cámara los nacimientos de murciélagos y también supervisó y cuantificó los cambios en las interacciones entre madres y crías”, declaró Page.
Además, determinó si los mamíferos voladores estaban solos o con su madre, amamantando o no amamantando, cambiando de una posición a otra, aleteando o descansando; incluso, registró interacciones agresivas y otras sociales.
Esta especie de mamíferos voladores colonizan chozas tropicales que los humanos construyen para guarecerse de la lluvia. Sus refugios no solo protegen a los murciélagos reproductores de los elementos, sino que también sirven como centros de información donde estos aprenden de otros la ubicación de su comida favorita.
“Se sabe muy poco sobre el desarrollo del comportamiento de los murciélagos. El estudio de Kholes es un paso para llenar un vacío crítico en nuestra comprensión del desarrollo de los murciélagos”, comentó Page.
De acuerdo con datos del STRI, en Panamá habitan unas 120 especies de murciélagos, 70 de ellas en la isla de Barro Colorado, ubicada en el Lago Gatún (Artificial) del Canal de Panamá.r