Economía

México paga una miseria, y es peor con las mujeres: 55% de las que ganan el mínimo, ni prestaciones

27/09/2016 - 2:38 pm

Hoy se inauguró la Conferencia Internacional del Salario Mínimo donde economistas buscan traer evidencia para demostrar que en México es posible aumentar el salario mínimos por lo menos 17 pesos. De acuerdo con los expertos, la cifra de pobreza que en la última década ha tenido un aumento sostenido, está ligada al poder adquisitivo de las familias, ya que este se encuentra alrededor de 20 y 25 por ciento por debajo del umbral de la pobreza, que delimita la capacidad para adquirir la canasta básica alimentaria.

Ciudad de México, 27 de septiembre (SinEmbargo).- Diversas organizaciones sociales y académicas, inauguraron la Conferencia Internacional del Salario Mínimo, con el cual buscan traer evidencia internacional para demostrar que en México es posible aumentar el salario mínimos por lo menos 17 pesos, cantidad con la que un trabajador podría aspirar a comprar la canasta básica alimentaria.

La importancia de la evidencia internacional para México es porque a pesar de ser la doceava economía más importante del mundo, los salarios que aquí se pagan son los más bajos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y de los países de América Latina.

Dentro del debate del aumento al salario mínimo, el actor ausente son las mujeres. El 38 por ciento de la fuerza laboral en México son mujeres y el 55 por ciento de las que reciben salario mínimo son de más de 58 años de edad, con baja escolaridad y con empleos sin prestaciones, dijo durante la inauguración del evento Hugo Beteta, director General de la sede sub regional de la Comisión Económica para América Latina (Cepal).

Cerca de 3.5 millones de personas ganan un salario mínimo y 7 millones, entre uno a dos, sin embargo, la cifra que actualmente se ubica en 73.04 pesos no sólo les afecta a estos, sino al resto de los trabajadores formales e informales, ya que se utiliza como una unidad de referencia.

La cifra de pobreza, que en la última década ha tenido un aumento sostenido, está ligada al poder adquisitivo de las familias, ya que este se encuentra alrededor de 20 y 25 por ciento por debajo del umbral de la pobreza, que delimita la capacidad para adquirir la canasta básica alimentaria.

Beteta ahondó en la manera en que los derechos económicos en México, se piensan muy aparte de los derechos políticos, la consecuencia de ello, es que de 1976 a 1996, él salario mínimo perdió el 75 por ciento de su valor, para luego sólo mantenerse en ese nivel, sin mejorar, lo que resulta paradójico, ya que México fue el primer país de la región en nombrar al salario mínimo en la Constitución, en el Artículo 123.

“Hoy un trabajador con salario mínimo se mantiene por debajo de la línea de la pobreza y confirma que los trabajadores aquí pasan hambre […] No hay política social que pueda compensar la caída del salario”, comentó.

Foto: Daniela Barragán, SinEmbargo
La cifra de pobreza, que en la última década ha tenido un aumento sostenido está ligada al poder adquisitivo de las familias. Foto: Daniela Barragán, SinEmbargo

Para José Woldenberg, la democracia de México no ha sido acompañada de una mejora en las condiciones de vida de los ciudadanos. Dijo que el Artículo 123 de la Constitución, que establece que el monto que se fije al salario mínimo debe ser suficiente para cubrir las necesidades del trabajador y su familia, “suena bien, pero está lejos de la realidad, esta lejos de la canasta básica”.

Se calcula que 7 millones de personas reciben un salario mínimo, actualmente fijado en 73.04 pesos; o 38 por ciento de los trabajadores, si se toman en cuenta también a los que gana a de 1 a 2 salarios.

Por su parte, Helena Hofbauer, Directora Regional de la Fundación Ford, dijo que hay pruebas de que un aumento al salario se refleja en el espectro de los salarios más bajos y es ahí donde tiene un impacto significativo.

“Un cambio en el salario en el sector más precario, es la diferencia entre ir a la cama con hambre o ir a la cama alimentado; es la diferencia entre llevar a los niños a la escuela o sacarlos de ahí para que trabajen en situaciones mínimas, las mismas en las que se enfrentan sus padres y madres”.

Criticó la posición de México al ser la doceava economía mundial y tener al 53 por ciento de su población sin ingresos para cubrir sus necesidades básicas. En América Latina, el país es el número 15 en materia de salarios con cuatro dólares al día.

“Son 7 millones de personas que están trabajando con este salario, no son personas que medio trabajan o no trabajan, son personas que trabajan y son pobres y no pueden satisfacer sus necesidades y ya ni hablar de las necesidades de la familia […] La suficiencia del salario mínimo es una cuestión de derechos humanos”, agregó.

Para los investigadores Dale Belman y Paul Wolfson, explicaron que en teoría, el salario es la herramienta que ayuda a los que menos tienen, más ingresos. Dentro de sus estudios han encontrado que si bien no es adecuado duplicar el salario en un corto plazo, un aumento gradual trae a las empresas una mayor capacidad productiva y disminuyen los gastos de capacitación ya que los trabajadores buscan mantenerse en el trabajo, con niveles competitivos.

“México es un economía emergente, y para el salario se toman en cuenta los ingresos, los gastos de educación y más. El sector informal aquí es enorme cuando en las economías de primer mundo es muy pequeño, aunado a eso la aplicación de la ley ha sido débil y así estos sectores no cubiertos crean otro margen”, comentó Belman.

“El salario de México es la base de otros salarios y cobros. Ese no es el caso de Estados Unidos, lo que sugiero es que se desvincule el salario mínimo para que se considere con independencia, no entiendo como un aumento con esas condiciones puede ayudar”, agregó Wolfson.

Finalmente, el doctor Enrique Cárdenas, director del Centro de Estudios Espinoza Yglesias (CEEY), habló ya que “por justicia y humanidad” urge colocar un ingreso mínimo asegurado para las familias.

“En México tiene que haber un aumento que acerque al 50 por ciento de la mediana de la OCDE en el mediano plazo, esa debe ser la meta […] se debe conectar la productividad con el salario, con menos trabas, menos monopolios y sobre todo la inclusión de los trabajadores en los mercados productivos. Está demostrado que quien inicia en el mercado informal, tiene muchas probabilidades de que ahí se quede. Debe haber una mayor inclusión para que el salario impacto en la productividad”.

Daniela Barragán
Es periodista por la UNAM, con especialidad en política por la Carlos Septién. Los últimos años los ha dedicado al periodismo de datos, con énfasis en temas de pobreza, desigualdad, transparencia y género.
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