Moscú, 27 sep (EFE).- La integrante del grupo punk ruso Pussy Riot Nadezhda Tolokónnikova, que comenzó el pasado lunes una huelga de hambre en la prisión donde se encuentra, fue trasladada hoy a la enfermería, informaron fuentes penitenciarias.
“Es cierto. Tolokónnikova ha sido trasladada a la enfermería de la prisión por recomendación de los médicos”, dijo a la agencia RIA-Nóvosti una fuente del Servicio Penitenciario.
El responsable confirmaba así la noticia dada por el esposo de la cantante, Piotr Verzilov, quien señaló que la joven estaba en la enfermería.
Tolokónnikova, encarcelada en la prisión IK-47 de la república rusa de Mordovia (a 600 kilómetros al este de Moscú), denunció esta semana graves casos de violencia y se declaró en huelga de hambre.
También fue trasladada a una celda de aislamiento por cuestiones de seguridad, tras denunciar amenazas de muerte de compañeras de celda.
En una carta, la joven denunció malos tratos y las torturas que reciben sus compañeras de prisión y, a modo de ejemplo, puntualizó que las reclusas son obligadas a trabajar en un taller de costura 16-17 horas con 4 horas diarias para dormir y sólo un día libre en mes y medio.
Condenada a dos años de cárcel, a finales del pasado agosto el tribunal superior de Mordovia rechazó su recurso de libertad condicional.
La otra integrante de Pussy Riot en prisión, María Aliójina, también estuvo en huelga de hambre en mayo en la cárcel de Perm (Urales), en protesta por no poder asistir a la vista judicial sobre la concesión de la libertad condicional.
Ambas chicas cumplen dos años de cárcel por “gamberrismo motivado por odio religioso”, tras escenificar en febrero de 2012 una plegaria punk en el principal templo ortodoxo ruso.
Las dos mantienen su inocencia e insisten en que su acción en la catedral de Cristo Salvador de Moscú tenía fines políticos y no estaba dirigida contra los creyentes ortodoxos.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha respaldado en varias ocasiones la pena de cárcel, mientras que el primer ministro, Dmitri Medvédev, considera que las jóvenes ya han pagado con creces su culpa. EFE