Trump tenía en su poder información sobre los espías de EU en el extranjero, una lista considerada ultra secreta porque perder a uno solo implica años de retroceso en trabajos de inteligencia.
Por los periodistas de The Associated Press Eric Tucker, Jill Colvin en Nueva York y Nomaan Merchant, Michael Balsamo y Lisa Mascaro en Washington
Washingto, 26 de agosto (AP/EuropaPress).– Catorce de las 15 cajas recuperadas a principios de año de la finca del expresidente Donald Trump en Florida contenían documentos confidenciales, muchos de ellos ultrasecretos, mezclados con periódicos, revistas y correspondencia personal, según una declaración jurada del FBI dada a conocer el viernes.
Ningún espacio en la mansión Mar-a-Lago de Trump contaba con autorización para el almacenamiento de material secreto, señalan los papeles de la Corte, que expusieron los argumentos del FBI para allanar la propiedad este mes, incluyendo “causa probable para creer que se hallará evidencia de obstrucción”.
El afidávit de 32 páginas —sumamente censurado para proteger la seguridad de testigos y agentes policiales, y “la integridad de la investigación en curso”— ofrece la descripción más detallada hasta la fecha de los documentos oficiales que estaban almacenados en Mar-a-Lago mucho después de que Trump salió de la Casa Blanca. También revela lo grandes que eran las preocupaciones del Gobierno de que los documentos se encontraban allí ilegalmente.
El afidávit especifica claramente cómo la retención desordenada de documentos gubernamentales ultrasecretos, y el aparente fracaso en protegerlos a pesar de que funcionarios federales llevaban meses suplicando su devolución, ha expuesto a Trump a nuevos riesgos jurídicos en un momento en que prepara el terreno para otra posible postulación a la presidencia en las elecciones de 2024.
El expresidente Donald Trump puso en peligro algunos de los materiales de inteligencia y defensa más clasificados de la nación, desde comunicaciones extranjeras interceptadas hasta inteligencia recopilada por espías.
Según la declaración jurada, 14 de las 15 cajas recuperadas el 18 de enero incluían documentos clasificados, lo que llevó a los funcionarios a concluir que el expresidente podría poseer dichos materiales adicionales. Algunos de los registros contenían marcas que indicaban que contenían intercepciones de comunicaciones extranjeras, inteligencia obtenida de fuentes humanas y datos recopilados bajo la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera, una ley de 1978 que estableció un tribunal secreto para aprobar principalmente el espionaje de ciudadanos extranjeros dentro de los Estados Unidos.
Esas cajas recuperadas inicialmente de Trump también incluían información que no se podía divulgar a ciudadanos extranjeros e información que solo se puede divulgar con la aprobación de su autor, según la declaración jurada.
“El gobierno está llevando a cabo una investigación penal sobre la eliminación y el almacenamiento inadecuados de información clasificada en espacios no autorizados, así como la ocultación o eliminación ilegal de expedientes gubernamentales”, escribió un agente del FBI en la primera página del afidávit al solicitar a un juez la orden judicial para registrar la propiedad.
Documentos divulgados previamente muestran que los agentes federales están investigando posibles infracciones de tres leyes federales, incluyendo una que regula la recopilación, transmisión o pérdida de información de defensa. Las otras leyes se refieren al ocultamiento, mutilación o retiro de documentos, y la destrucción, alteración o falsificación de documentos en pesquisas federales.
Desde hace tiempo Trump ha insistido, a pesar de evidencia clara de lo contrario, en que él cooperó plenamente con los funcionarios gubernamentales. Y ha obtenido el apoyo de los republicanos al presentar el allanamiento como una cacería de brujas motivada políticamente con la que se pretende dañar sus posibilidades de ser reelegido. El viernes repitió ese argumento en su red social, diciendo que él y sus representantes habían tenido una relación de trabajo cercana con el FBI y “les dimos mucho”.
El afidávit no proporciona detalles nuevos sobre 11 conjuntos de documentos secretos recuperados durante el allanamiento del 8 de agosto en Mar-a-Lago, sino que se refiere a un lote diferente de 15 cajas que la agencia Archivos Nacionales y Administración de Documentos recuperó de la mansión en enero. En ese entonces, los Archivos Nacionales reportaron el asunto al Departamento de Justicia, indicando en su aviso que en una revisión se detectaron “muchos” materiales confidenciales, según el afidávit.
En el afidávit se alega que era necesario efectuar una búsqueda en Mar-a-Lago debido al material altamente delicado hallado en las cajas recuperadas por los Archivos Nacionales. De 184 documentos con la etiqueta de “clasificado”, 25 eran ultrasecretos, señala el afidávit.
Algunos tenían marcas especiales que dejan entrever que incluían información de fuentes humanas muy delicadas o la recolección de “señales” electrónicas autorizada por una corte especial de inteligencia.
Algunos de esos archivos secretos estaban mezclados con otros documentos, incluyendo periódicos, revistas y diversas hojas impresas, señala el afidávit.
Douglas London, ex alto funcionario de la CIA y autor del libro “The Recruiter”, dijo que esto muestra la falta de respeto de Trump hacia los controles. “Una de las normas del material clasificado es que no se mezcla lo secreto con lo que no lo es, de forma que no haya errores ni accidentes”, manifestó.