La mayoría coincidió en que se prevén mayores condiciones de holgura en el horizonte en que opera la política monetaria.
En junio las exportaciones mostraron cierta recuperación, ante la reapertura de la economía estadounidense, pero la demanda externa y la producción manufacturera han sido más afectadas.
Ciudad de México, 27 de agosto (SinEmbargo).- La recuperación económica es incierta debido a que depende de los avances en la contención de la pandemia de la COVID-19, así como del desarrollo de una vacuna y de un tratamiento eficaz. Con la caída del -18.7 por ciento anual del Producto Interno Bruto (PIB) de México, durante el segundo trimestre de 2020, el país tuvo su peor caída en 88 años y podría tardar hasta seis años en salir del bache.
La Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) dio a conocer, en la minuta de su última reunión con motivo de la decisión de política monetaria anunciada el 13 de agosto, que uno de sus miembros señaló que la actividad económica se mantendrá deprimida por un largo periodo y se observará una fuerte afectación en el mercado laboral.
"Resaltó que, ante una recesión de una magnitud no vista en 88 años, todavía no se vislumbra un patrón de recuperación. Agregó que diversos escenarios sugieren un periodo de entre dos y hasta seis años para que el PIB regrese al nivel observado en 2018", dio a conocer el banco central.
Aunque la mayoría coincidió en que se prevén mayores condiciones de holgura en el horizonte en que opera la política monetaria, esta incrementó debido a las afectaciones derivadas de la pandemia.
Todos los miembros de la Junta del Banxico destacó la fuerte contracción del PIB, de más del 17 por ciento trimestral. Sin embargo, uno de los miembros aseguró que la contracción económica ya acumula cinco trimestres consecutivos, pero la contracción más aguda se dio en abril y tocó fondo en mayo.
La contracción que han tenido los sectores primario, industrial y de servicios fueron destacados dentro de el apartado de oferta, pues uno de ellos precisó que en abril y mayo más de la mitad de los subsectores tuvieron caídas anuales de más de dos dígitos, peor que en las crisis de 2009 y de 1995.
Por el lado de la demanda, la mayoría destacó la debilidad del consumo e inversión y previeron que el consumo y la inversión sigan con esta tendencia por la evolución de la pandemia; además de la caída de los ingresos y los bajos niveles de confianza. Sin embargo uno mencionó que las remesas han aumentado y con ello se apoya al gasto interno.
En junio las exportaciones mostraron cierta recuperación, ante la reapertura de la economía estadounidense, pero la demanda externa y la producción manufacturera han sido más afectadas que la demanda interna y de servicios.
"La mayoría señaló que diversos indicadores apuntan a una recuperación económica en junio, si bien a partir de niveles bajos", destacó la minuta.
En el sector del empleo, la Junta resaltó el impacto significativo, que aunque mostró una ligera recuperación, uno precisó que esta se ha concentrado en el sector informal. Otro puntualizó que el total de trabajadores desocupados, subempleados o no económicamente activos pero disponibles para trabajar, se ubicó en casi 26 millones en junio, frente a los 12 millones registrados en el mismo mes de 2019.
La inflación general aumentó como resultado de la subida en los componentes subyacente y no subyacente. Pero un integrante consideró que el incremento de la inflación general de julio no pone en riesgo la estabilidad de precios. "Aseveró que el incremento reciente no nos debe distraer de la evolución favorable en varios de sus componentes.
Los precios de los alimentos pueden deberse a un cambio en los patrones de consumo como resultado de la pandemia, pero también podrían estar bajo las disrupciones de las cadenas de suministro que son transitorias y la depreciación cambiaria solo podría explicar una
parte del incremento en precios.
Alejandro Díaz de León Carrillo, Gerardo Esquivel Hernández, Javier Eduardo Guzmán Calafell y Jonathan Ernest Heath Constable eligieron reducir el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día en 50 puntos base, pero la Subgobernadora Irene Espinosa Cantellano votó a favor de reducirlo a 4.75, sin embargo quedó en 4.50 por ciento.