Los líderes de la oposición en México, como Ricardo Anaya o Xóchitl Gálvez, calificaron de anacrónico que el Gobierno insistiera en los hidrocarburos, que iban, dijeron, “de salida”. Los reportes más recientes indican que la única industria energética que crece a nuevos récords es justamente la más contaminante, en la que México todavía tiene ciertas ventajas. La llamada “energía limpia” tendrá que esperar.
Ciudad de México, 27 de julio (SinEmbargo).– “Todo mundo sabe que el petróleo va de salida, no lo digo yo, las marcas de coches que tú conoces anunciaron la fecha en la que no volverán a hacer un vehículo de gasolina”, declaró el panista Ricardo Anaya en junio de 2022; mientras que Xóchitl Gálvez en su campaña presidencial planteó cerrar la refinería de Cadereyta y modernizar a Pemex. “O innovamos o morimos, no tenemos de otra”, advirtió.
A las críticas de Gálvez y Anaya se sumaron las de otros líderes de la oposición, quienes han calificado de anacrónica la política de seguridad energética que el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha implementado y que consiste, principalmente, en el rescate de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para que México sea autosuficiente en combustibles y energía.
En el rescate de Pemex se incluyó la modernización de las seis refinerías existentes hasta 2018, la construcción de una más (Dos Bocas) y la compra de otra (Deer Park). Todo en un momento en que el mundo viraba hacia las energías renovables y que parecía el fin del llamado “oro negro”.
Sin embargo, nuevos datos de agencias internacionales sugieren que la transición energética marcha a un paso más lento del esperado y a la par de una mayor demanda de petróleo.
De acuerdo con el reporte de junio de la Agencia Internacional de Energía (AIE), el consumo mundial de crudo y combustibles líquidos aumentará 1.1 millones de barriles de petróleo diarios (bpd) a 103 millones de bpd este año. El pronóstico es mayor a su previsión anterior, la cual era de 102.8 millones de barriles diarios.
En otro reporte sobre el mismo escenario, la agencia que asesora a los gobiernos en política energética destacó que en las políticas actuales de los países se vislumbran picos en la demanda de petróleo, gas natural y carbón en esta década, la primera vez que esto ocurre.
“Mientras que el uso del carbón entrará en un pronunciado declive después de 2030, la demanda del gas y el petróleo se mantendrá cerca de su nivel máximo durante las próximas dos décadas”, se lee en su informe anual “Perspectivas de la Energía en el Mundo”.
La demanda del petróleo a nivel mundial continuará, según pronósticos de la AIE, hasta 2030, pero otras proyecciones estiman que será en 2050.
“Todavía hay una fuerte demanda de los hidrocarburos, se estima que en 2030 sería el pico que se podría alcanzar, pero otras estimaciones creen que hasta 2050 y a partir de ahí se podría ir bajando con la ayuda de un mayor aumento en vehículos eléctricos u otras fuentes de energía que no sea gasolina”, destacó en entrevista César Rivera, investigador en transición energética y medio ambiente del CIEP.
En este contexto de una mayor demanda de petróleo a nivel mundial, la política implementada por el Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador hace casi seis años parece “coherente” y ha cumplido su objetivo: no depender de las importaciones de hidrocarburos.
“La política energética actual tenía como objetivo importar menos combustibles, en este caso menos gasolinas, y por eso fue la construcción de la refinería Dos Bocas. Digamos que se cumplió esa meta, pero se dejó de avanzar en los compromisos internacionales de reducir las emisiones y eso tiene implicaciones ambientales y de salud”, explicó Rivera.
Lo mismo consideró Arturo Carranza, director de proyectos de energía de AKZA Consultores: “En un contexto donde la seguridad energética ha tomado tanta relevancia, es coherente la política de México al garantizar esa seguridad a través del fortalecimiento de las empresas públicas de energía, pero esto no significa que no se deba transitar hacia una transición energética y depender cada vez menos de los combustibles fósiles”.
EL RESCATE DE PEMEX
El Presidente Andrés Manuel López Obrador destacó el pasado 19 de julio que las acciones orientadas a la autosuficiencia energética habían disminuido cada vez más las importaciones de combustibles desde el extranjero.
“Está muy bien Pemex, vamos muy bien. Nada más imaginen que antes, cuando llegamos, el 75 por ciento de la gasolina que consumíamos la teníamos que comprar en el extranjero y ahora estamos produciendo ya el 75 por ciento de lo que consumimos. Pemex ha sido rescatada como empresa pública, como empresa de todos los mexicanos; fue una hazaña lo que se logró”, dijo en su conferencia matutina desde Palacio Nacional.
En lo que va del sexenio, el precio de la gasolina Magna ha disminuido en un promedio anual de 5.4 por ciento; la Premium, 6 por ciento y el diésel 6.7 por ciento, mientras que el costo del gas LP en cilindro descendió 24.6 por ciento. Además se revirtieron los intentos de privatización y desaparición de Pemex, así como la tendencia al alza de los costos de los energéticos que propiciaron los sexenios de Felipe Calderón (2006-2012) y de Enrique Peña Nieto (2012-2018).
De acuerdo con datos estadísticos de Pemex, la producción nacional de petróleo crudo de la petrolera, en conjunto con sus socios, se incrementó 10 por ciento en cuatro años, al pasar de 1,701 millones de barriles por día (bpd) en 2019 a 1,875 en 2023. La producción también creció sin sus socios: Pasó de 1,684 millones de bpd en 2019 a 1,855 millones de bpd en 2023.
En junio de este 2024, la producción nacional de petróleo crudo reportó una ligera alza por segundo mes consecutivo al ubicarse en 1,570 millones de barriles por día, mientras que la extracción de todos los hidrocarburos líquidos fue de 1,840 millones de barriles por día, de acuerdo con el dato más reciente de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH).
Este crecimiento en la producción se potenciará en lo que resta del año tras la operación plena de la nueva refinería Olmeca, en Paraíso, Tabasco, que tendrá capacidad de procesar 340 mil barriles diarios, según estimaciones de Pemex.
La refinería Dos Bocas “Olmeca”, cuya primera etapa se inauguró el 1 de julio de 2022, tiene una inversión de 16 mil 800 millones de dólares, aunque el presupuesto inicial contemplaba sólo de 8 mil millones de dólares. Esta obra comenzó a dar sus primeros frutos de refinación en mayo pasado al comercializar diésel en gasolineras cercanas a su ubicación.
En cuanto a la refinería Deer Park, adquirida por Pemex en enero de 2022 por 596 millones de dólares, procesó 264 mil barriles diarios de crudo de enero a junio de este año, según una presentación de Pemex vista por el medio Bloomberg Línea.
La adquisición de esta refinería ubicada en Texas, Estados Unidos, tenía como objetivo fortalecer la capacidad de refinación de Pemex y, de acuerdo con datos de la petrolera, tan solo durante el año de su compra obtuvo utilidades por 954 millones de dólares; es decir, se cubrió su pago y quedaron 350 millones de utilidad.
La refinería que antes era propiedad de Shell obtuvo utilidades de 581 millones de dólares en 2023 y en el primer trimestre de este año las ganancias ascienden a 180 millones de dólares.
En este plan de rescate de Pemex se incluye la construcción de dos plantas coquizadoras en las refinerías de Tula, Hidalgo, y Salina Cruz, Oaxaca, que convertirán el combustóleo en gasolinas y diésel, lo que se traducirá en mayor rentabilidad y menor contaminación, de acuerdo con proyecciones del Gobierno federal.
Si bien la demanda del petróleo continuará por lo menos 30 años más, especialistas consideran que México debe avanzar en la generación de energías limpias y desprenderse cada vez más de los combustibles fósiles.
“Hay una necesidad urgente en México de desprenderse cada vez más de los combustibles fósiles. Las empresas públicas de energía deben avanzar en esta transición”, recomendó Arturo Carranza, experto en temas de energía.